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GERARDO ELORRIAGA
Domingo, 18 de septiembre 2016, 01:00
Las migraciones, los refugiados y el conflicto sirio, serán objeto mañana de una cumbre especial en la Asamblea General de Naciones Unidas. El martes, Barack Obama será anfitrión de otra reunión de líderes de todo el planeta que abordarán políticas de ayuda humanitaria a las víctimas de Oriente Medio. El primer encuentro concluirá con una descafeinada declaración política con las leyes y principios aprobados en la gestión del problema. La cita propiciada por Obama parece destinada a un nuevo reparto de cupos entre los países que han manifestado su intención de acoger a víctimas del conflicto.
Pero el drama sirio y las marchas por los Balcanes son solo parte de un drama que no cesa, con 65 millones de actores, incluidos 21 millones de refugiados que se desarrolla en los cinco continentes.
Colombia
«Ahora los movimientos de población no se ven»
En Colombia no hay multitudes atravesando páramos como en los Balcanes. Las grandes marchas tuvieron lugar hace medio siglo, cuando estalló un conflicto en el que han participado guerrillas de extrema derecha y revolucionarias de izquierda. Se calcula que 7 millones de ciudadanos han sido desplazados por los grupos armados y el número se incrementa sin cesar. El acuerdo de paz con las FARC y el próximo plebiscito difícilmente acabarán con una tragedia que ha cambiado de tipología. «Ahora los movimientos son invisibles», aduce Juan Gil, coordinador de Médicos sin Fronteras en el país. «Hay huida del campo a la ciudad y también organizaciones criminales que controlan grandes urbes e impiden la movilidad», indica. «En este entorno local de opresión, la gente se desplaza dentro de la misma población, principalmente a la periferia».
República Centroafricana
«Muchos no vuelven por falta de seguridad»
Una quinta parte de la población centroafricana no ha regresado a casa desde diciembre de 2013, cuando su país se desgarró en un conflicto entre milicias provisto de vagos argumentos políticos y religiosos. Alrededor de 450.000 huyeron a Chad y Camerún, mientras que un número similar no ha cruzado las fronteras, pero sigue habitando en campos o viviendas de allegados. «Muchos, aunque quieran volver, no pueden porque sus casas quedaron destruidas, no puede pagar el alquiler o no hay seguridad en sus barrios de origen», señala Ferrán Puig, director de Oxfam Intermon en el país africano.
El abuso de poder, las desigualdades sociales y regionales, una Administración débil, la pobreza extrema y, sin embargo, la existencia de grandes reservas de oro y diamantes, alientan una combinación letal para la viabilidad del Estado y el regreso al hogar de sus ciudadanos. La proliferación de armas también impide el retorno sin violencia.
Congo
«Fue un circo humanitario y quedan cuatro gatos»
La crisis de Grandes Lagos acaparó titulares y estadísticas a mediados de los noventa, con el genocidio de Ruanda y su proyección en las posteriores guerras que asolaron el este de Congo. Pero el mundo se ha olvidado del conflicto más sangriento desde la Segunda Guerra Mundial, con 4 o 5 millones de víctimas. «Esto fue un circo humanitario, pero ahora solo quedan cuatro gatos. Muchas ONG se han marchado porque carecen de ayuda exterior», lamenta Elisa Orbañanos desde Goma, en la provincia de Kivu Norte, donde 54 campos albergan a casi 200.000 desplazados. «Este abandono es muy cruel», explica esta cooperante del Servicio Jesuita a Refugiados, entidad que recibe el apoyo de la organización vasca Alboan. El desinterés mediático y la existencia de, al menos, 70 grupos armados, favorecen una operación de limpieza social sorda, pero efectiva.
Sudán del Sur
«Hay ataques directos a voluntarios y hospitales»
Nadie se acuerda de Darfur, a pesar de los esfuerzos de George Clooney para dar cuenta de una masacre sin testigos, la cometida en esta región sudanesa ahora sin relevancia en los medios de comunicación. «La última intervención militar del Gobierno contra los rebeldes ha desplazado a 150.000 nativos», lamenta Mónica Camacho, coordinadora de Médicos Sin Fronteras en Sudán del Sur. Pero la antigua Sudán guarda otros numerosos crímenes en su interior que no concitan el interés del planeta. No se sabe nada de las violaciones de los derechos humanos en Kordofan del Sur y Nilo Azul, dos territorios que aspiran a la segregación y las últimas informaciones revelan que Sudán del Sur, el territorio independizado hace cinco años, se ha convertido en el último infierno. Un millón de sus habitantes ha huido al extranjero y 1,6 millones han abandonado su hogar y vagan por el interior del territorio.
Líbano
«Es increíble lo que ha aportado este pueblo»
Ningún país tiene tantos refugiados per cápita como Líbano. Al menos un millón de sirios, huidos de la guerra civil, convive con los cuatro millones de autóctonos. «Es increíble la generosidad de este pueblo, lo que han dado, lo que han aportados sus voluntarios, yo no he visto nada así», asegura Berta Travieso, jefe de la oficina de Unicef en Zahlé. «Si cada Estado europeo se comportara como el 10% de esta república, no sería tan difícil permanecer aquí y las personas no arriesgarían su vida para cruzar el Mediterráneo».
Irak
«La toma de Mosul puede causar una gran crisis»
La irrupción del Estado Islámico en Irak ha sido la última gota de un largo calvario. «Hay 3,4 millones de desplazados y víctimas de todo tipo de violencia», advierte Andrés González, director de Intermón Oxfam en este país de Oriente Medio. El drama se agrava por las restricciones de movimientos generadas por las diferencias religiosas y los atentados islamistas que torturan Bagdad y otras grandes ciudades. Pero, quizás, lo peor está por venir. «La ofensiva para recuperar Mosul puede provocar la mayor crisis humanitaria del mundo», advierte.
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