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José María Puyana ensaya con su banda en el colegio Gibraljaire.
José María Puyana: «La banda Miraflores ha encarrilado el camino de muchos jóvenes»

José María Puyana: «La banda Miraflores ha encarrilado el camino de muchos jóvenes»

Tras más de 40 años al frente de la agrupación musical, el director de la banda Miraflores-Gibraljaire busca quien le releve y mantenga viva su filosofía de trabajo: la disciplina

Regina Sotorrío

Domingo, 14 de mayo 2017, 00:53

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Sentado en una cafetería de la plaza de la Merced, José María Puyana repasa su vida con una mezcla de orgullo, emoción y nostalgia. Se enorgullece de haber logrado lo que se ha propuesto: pasar de tercer clarinete de la Banda Municipal a catedrático de música y director de una agrupación. Se emociona cuando recuerda el momento en que su maestro Perfecto Artola vaticinó que él, que entonces tenía 11 años, sería su sustituto. Y no puede evitar cierta melancolía al hablar de cuánto ha cambiado la enseñanza musical: «No hay disciplina». Y eso, la disciplina, es precisamente la base de su legado en la banda Miraflores-Gibraljaire, una formación que él dirige con entrega desde hace 42 años con Manuel Aragú como su «mano derecha». Cuatro generaciones han pasado por ella, muchos son hoy profesionales de la música y otros tantos encarrilaron su camino gracias a ella en un barrio problemático. A sus 73 años, el maestro Puyana busca ahora quien recoja el testigo, pero no lo encuentra. No muchos quieren dedicar tiempo y esfuerzo a un proyecto no remunerado: «Una banda de música de 42 años se va a perder porque no la apoyan». Mientras llega quien siga sus pasos, él llevará la batuta, un año más.

Son más de 50 años en la música y siempre con jóvenes. ¿Por qué?

Es vocación. El arte de la música hay que despertarlo en los jóvenes antes que en los mayores, que ya están endurecidos y no lo entienden tan bien.

Y cuanto más se acerquen a la música, menos estarán frente a las pantallas.

Bueno, yo ya tengo ese problema con los móviles. Cuando veo a uno con el móvil se lo quito y lo echo a la papelera para que cuando termine el ensayo lo recoja. Algunos padres me protestan, pero yo les digo: Mire usted, aquí hay una disciplina de 44 años. Si quiere que su hijo estudie aquí, tiene que adaptarse.

De cristalero a catedrático de música

  • Cuenta que a sus primeras clases como profesor llegaba en burro. Era en Totalán y solo tenía 17 años. Desde entonces, este gaditano adoptado por Málaga no ha dejado la enseñanza. Compaginaba la música -como docente y como solista- con la profesión familiar cristalero. Y colocando unos cristales estaba en el hotel Don Pepe de Marbella cuando recibió la llamada del director del Conservatorio Superior pidiéndole que fuera a firmar su contrato como profesor en sustitución de Perfecto Artola, recién jubilado. Ha sido catedrático del centro casi 50 años.

Ya han pasado cuatro generaciones por su banda. Habrá visto la evolución de los jóvenes...

Cambian, pero el sistema es el mismo: disciplina, respeto y amor por lo que se hace.

¿Es más difícil trabajar con los jóvenes de hoy que con los de hace 30 años?

Mucho más, porque el maestro ha perdido toda la autoridad. Pero en la banda hay unas normas implantadas en 1974 que hay que seguir. Y eso trae consigo que los músicos que han salido de allí vivan de la música como profesores de conservatorio, de bandas musicales, en enseñanzas medias...

Antiguos alumnos, como Ernesto Aurignac y Tete Leal, le pusieron su nombre a una escuela de jazz y músicas modernas. ¿Cómo le sienta?

Es una gran satisfacción que se acuerden de esto gente que ya no está en la banda. Aunque aún siguen ensayando con nosotros a veces.

Tratando con adolescentes, ¿la música amansa a las fieras?

Hasta cierto punto (ríe). Las generaciones han cambiado mucho y no es como antes. Al principio yo les citaba de 4 a 7, y estaban allí a las 3 de la tarde un mes de agosto esperándome. Ahora nada. El que aparece por allí en verano es porque le estoy preparando para el examen de paso de grado en el conservatorio.

¿Siente que la banda ha apartado a algunos jóvenes del mal camino?

Sí, sí, a muchos. Miraflores es un barrio un poquito raro, y ahora más con la crisis. Allí he visto a jóvenes que jugaban con las drogas y sigue habiendo droga en el barrio, hasta más que antes. Hace cuatro o cinco años robaron en la banda y se llevaron nueve instrumentos que no se han podido recuperar, y era gente de la barriada. Pero sí, la banda ha encarrilado el camino de muchos jóvenes.

¿Hasta cuándo seguirá?

Esto ya es un vicio. Seguiré hasta que tenga salud y fuerza para poder desarrollar mi trabajo.

Habrá quien piense que se conformó con una banda, en vez de intentarlo en una orquesta. ¿Qué le diría?

Le diría que lo que he pretendido siempre lo he conseguido. Entré de becario en la Banda Municipal de Málaga como clarinete tercero y mi meta era ser clarinete solista. Lo conseguí. Mi siguiente meta era ocupar el puesto que tenía mi maestro en el conservatorio, Don Perfecto Artola. Siendo estudiante, con 11 años, me dijo: Tú vas a ser quien va a ocupar la plaza de catedrático cuando yo me jubile. No me lo creía, pero así fue. Y al año siguiente me avisó mi maestro de que se iba a hacer una banda de música en la barriada Miraflores de los Ángeles y me preguntó si me interesaba. ¡Claro que sí!.

Y cuando ya tuvo la banda, ¿no quiso optar a una orquesta?

No, porque yo siempre he adorado a la banda. Puedes interpretar música en cualquier sitio, una orquesta no, necesita un salón adecuado. Y toca lo mismo que toca una orquesta pero transcrito. Incluso cuando una banda toca una zarzuela la hace más atractiva al oyente. Una banda es una copia de la orquesta, pero una copia buena. Y toca mucho más, porque toca en público, en calles, en plazas...

¿La gente infravalora a las bandas?

Puede ser y en este tiempo más. Dicen que donde hay mucho abunda lo malo. Aquí en Málaga, de una banda que había ahora hay diez. Bien sea dicho que las diez que hay son imitación a Miraflores, pero no consiguen llegar por falta de conocimientos de la persona que ponen al frente.

Entonces, cree que en Málaga hay muchas bandas, pero poca calidad.

Totalmente, al cien por cien.

¿Sigue habiendo afición de los jóvenes por la música?

Menos. Todos los años entran del orden de 30 a 40 niños nuevos. Se necesita constancia, pero creen que un saxofón, que un clarinete o que una trompeta es lo mismo que manejar un móvil, y como un móvil lo manejan divinamente... Cuando ven que cada día reciben más dificultad, de 30 que entran se quedan dos o tres. Hay menos gente y se irá perdiendo la cosa por las nuevas tecnologías.

¿Realmente lo piensa?

El sistema verdadero de la enseñanza de la música se está perdiendo, no hay disciplina. Y verás, estoy buscando a una persona que haya salido de la banda para dejarla a cargo de esto. Pero le dices a alguien que me quiero jubilar y lo primero que me pregunta es: ¿Cuánto me vas a pagar? Y aquí no se cobra nada, no tenemos ninguna subvención. No encuentro sustituto. Y una banda de música de 44 años se va a perder porque no la apoyan, ni moralmente.

¿Cree que cuando usted la deje, la banda se perderá?

Casi seguro, en el 99,99%. Si esto continúa, no continuará con la seriedad y la calidad musical de ahora.

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