De templo druida a Patrimonio de la Humanidad
Hoy se cumplen 130 años de la declaración del Dolmen de Menga como Monumento Nacional
Antonio Javier López
Miércoles, 1 de junio 2016, 00:49
En 1850, Lady Louisa Tenison recibió el encargo de escribir un libro de viajes sobre Castilla y Andalucía, quizá destinado a los británicos de espíritu romántico que, como ella, se dejaban seducir por aquellas tierras atávicas. En su periplo por España recaló en Antequera. Había tenido acceso al libro escrito por Rafael Mitjana unos años antes y quería ver aquel «templo druida» del que hablaban esas páginas. A su llegaba la recibió el alcalde y cacique Francisco Romero Robledo, que no salía de su asombro cuando aquella inglesa le preguntó por un montón de piedras, entonces conocido como la cueva de Menga, que años después, en 1886, se convertiría en el primer bien de la provincia declarado Monumento Nacional. La orden entraba en vigor tal día como hoy de hace 130 años.
Fue otro visitante ilustre quien promovió la protección del enclave arqueológico: el rey Alfonso XII, que visitó en 1885 la provincia para conocer los daños provocados por el terremoto de Periana de 1884. El alcalde de Antequera, el mismo Romero Robledo, llevó al monarca a conocer Menga Viera y El Romeral aún no habían sido descubiertos y el propio rey animó tanto la declaración monumental como la compra por parte del Estado de la cueva de Menga. El propietario, Manuel Ramón Zarco del Valle, «llevado de su amor patrio se limitaba a ceder el monumento por la cantidad relativamente exigua de veinte y cinco mil pesetas», tal y como reza en el documento de compra-venta.
Son algunas de las numerosas anécdotas sobre Menga que recuerda y comparte el director del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, Bartolomé Ruiz, que vive con intensidad el tramo final que debe desembocar en el ingreso del sitio en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Hace apenas diez días, los expertos del Consejo Internacional de los Monumentos y los Sitios (Icomos, en sus siglas en inglés) daba su aprobación a la candidatura malagueña para acceder al selecto grupo de 981 bienes de 160 países que han acreditado el valor excepcional que debe documentarse para ingresar en ese club. La decisión formal se tomará entre el 10 y el 20 de julio en el Comité del Patrimonio Mundial que la Unesco celebrará el Estambul (Turquía).
Un valor excepcional
En el caso de los enclaves antequeranos, su excepcionalidad viene dada por su orientación. La inmensa mayoría de estas construcciones milenarias miran hacia la salida del sol. Pero el tholos de El Romeral y el Dolmen de Menga lo hacen hacia dos elementos del paisaje: la Peña de los Enamorados en el caso de El Romeral y El Torcal, en Menga. Las investigaciones del profesor británico Michael Hoskin fueron determinantes en la confirmación de esta singularidad que, años más tarde, abre las puertas de la Unesco a los Dólmenes.
Y otra británica, Lady Louisa Tenison hizo referencia en su libro a otra singularidad de Menga que no terminó de aflorar hasta más de un siglo después. Tal y como recuerda el director del conjunto dolménico, Tenison alude al ventanal que abrió Rafael Mitjana en las piedras de Menga para que los operarios que excavaban un pozo tuvieran luz natural para poder trabajar. Sin embargo, Mitjana no menciona en su libro ese pozo y no sería hasta 2005 cuando el hallazgo sale a la luz.
Explica Bartolomé Ruiz que el volumen de Tenison estaba considerado un libro de viajes, no un estudio académico y que no se incorporó a la documentación sobre Menga hasta que se iniciaron los trabajos para la incorporación a la lista de la Unesco. Un estudio puso sobre la pista del libro de Tenison, que fue adquirido por el conjunto arqueológico en la Librería Porrúa de México. El volumen incluye tres grabados inéditos de los dólmenes. Costó 1.600 euros.
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