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Francisco, durante la una de las partidas del Mundial de Las Vegas./ SUR
Un parado que da en la diana
MÁLAGA

Un parado que da en la diana

Francisco Ruiz, un vecino de Coín se convierte en el mejor tirador de dardos del mundo tras hacerse con el primer puesto en la máxima categoría del campeonato internacional celebrado la semana pasada en Las Vegas

J. J. BUIZA

Miércoles, 29 de abril 2009, 04:03

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Pulso, precisión y concentración. Las cualidades que exhibe Francisco Ruiz Cerrillo seguramente de poco le servían en su trabajo en la construcción, pero le han llevado a lo más alto en la que es su gran afición desde que tenía 17 años. Ahora, con 43, este vecino de Coín se ha coronado como uno de los mejores jugadores del mundo de dardos. Con una diana por delante, Francisco se transforma de afable ciudadano, marido y padre de tres hijos en adversario temible, respetado y, ahora más que nunca, campeón.

Fue el pasado sábado cuando se alzó con el primer puesto de la modalidad individual del 501 (una de las más complicadas que existe) y en la categoría master (la más alta) en el Mundial que se celebró en Las Vegas. Fue un premio merecido para un jugador que ya acumula numerosos trofeos en el ámbito nacional, incluido algún que otro Campeonato de España.

Fue precisamente su primer puesto en la última edición del torneo nacional lo que le dio el pasaporte para viajar hasta la ciudad de los casinos, patio de recreo de Estados Unidos y auténtico paraíso para los amantes del juego. Aunque ya había estado allí en 1997, era la primera vez que competía individualmente y no por equipos.

Sin miedo a los rivales

Jugadores profesionales de todos los países del planeta iban a ser sus rivales, pero él no hablaba de miedo. «Iba bien preparado. La verdad es que he tenido bastante tiempo para practicar, porque estaba parado», confiesa. Desde el pasado mes de agosto, cuando tuvo que decir adiós a su trabajo como encargado en la construcción, Francisco Ruiz ha dedicado la mayor parte de su tiempo a entrenarse a conciencia. En una reciente entrevista confesaba que echaba unas dos horas diarias delante de la diana. Todo ello para progresar poco a poco en un deporte donde tuvo un maestro: su paisano Juan Sánchez, apodado 'El Coíno'.

«Cuando juego competiciones importantes siempre pienso en la forma de jugar las partidas que tenía 'El Coíno'. No se puede explicar», apunta. Ahora, con el trofeo de campeón del mundo bajo el brazo y los 1.800 dólares que ha ganado en el torneo, Francisco sigue con los pies en la tierra y no aspira a convertirse en jugador profesional como los que hay en otros países, donde cuentan con patrocinadores que les pagan casi todo. Él seguirá a lo suyo: buscando trabajo y jugando en torneos por ciudades españolas. Hasta la fecha ya ha pasado por competiciones en Punta Umbría, Granada, Cádiz, Torremolinos y un largo etcétera, y mañana jueves se marcha a La Coruña a disputar un open internacional.

Eso sí, pase lo que pase tendrá el recuerdo imborrable de su paso por el hotel Riviera de Las Vegas y las 18 horas que pasó jugando el sábado (desde las ocho de la mañana a las dos de la madrugada) hasta convertirse en todo un campeón del mundo. Su hazaña ha levantado la admiración del pueblo, y el Ayuntamiento está preparando un homenaje. Mientras, sus compañeros difunden por donde pueden su palmarés, en el que se recuerdan sus títulos y logros. «En fin, es todo un 'crack'», dice José A. Jiménez.

Más de 25 años jugando también le han permitido alcanzar la categoría de maestro (master) y ejercer como tal. Por eso, Francisco aconseja a los que se inician en los dardos: «Mi consejo es que juguéis siempre con jugadores de más nivel que el vuestro; así iréis a más».

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