El negocio más verde

Los Alcornocales, con una facturación próxima a los 10 millones de euros, y Grazalema, con 6,1 millones, encabezan la lista. Aunque para sus directores se trata de cifras difíciles de calcular. Así lo manifiesta el director de Los Alcornocales, Marco Antonio Tena, que considera que «se debe tener en cuenta que dentro del parque natural se encuentran ciudades como Jerez o Algeciras y es muy complicado diferenciar las personas que llegan interesadas por el enclave natural de aquellas que hacen simplemente una visita englobada dentro de otras actividades turísticas». De hecho, Tena no considera que Los Alcornocales «tenga esa capacidad a pesar del volumen de sus hectáreas».

El resto de los enclaves de la provincia generan en torno al millón y los dos millones, aunque sus directores coinciden con Tena, en cuanto a la dificultad de calcular el nivel de negocio, sobre todo al no contar con las herramientas suficientes. Es el caso del Parque Natural del Estrecho, que fue calificado como tal en el año 2003: «Nos encontramos en la necesidad de desarrollar mecanismos propios de los parques para evaluar su capacidad económica», explica su directora, Esther Gordo.

Juan Manuel Fornell, encargado de los parques de la Bahía de Cádiz y del de La Breña y Marismas de Barbate, también hace hincapié en la «falta de control sobre el volumen de negocio de los parques, algo que se hace necesario por el aumento de visitas».

Apertura al turismo

El turismo de naturaleza está protagonizando un crecimiento importante durante los últimos años, algo que constatan los directores de los parques naturales de la provincia y que no ha pasado desapercibido ni para los gobiernos locales ni para la industria turística, que están realizando una apuesta importante por rentabilizar estos cambios en la demanda.

De esta manera, se han dado cuenta de la necesidad de dar a conocer estos tesoros verdes y la posibilidad de generar riqueza para los municipios que lo integran. En este sentido, Grazalema es una de las zonas pioneros en actividades turísticas y así lo confirma el director del mismo, Miguel Ángel Maneiro: «Tenemos una oferta que integra a toda la familia, con recorridos de riesgo mínimo combinadas con prácticas más extremas. De lo que se trata es de acercar el parque a las personas, reduciendo al máximo el impacto ambiental negativo que se pueda producir».

Tena da un paso más al admitir fallos en la promoción: «Hemos sido malos vendedores de un producto tan interesante, centrándonos en la creación de infraestructuras que luego no hemos sabido cómo ofertar. Ahora nos hemos dado cuenta de ello por el incremento de demanda y es preciso que se hagan campañas y que se fomente este turismo de alguna manera».

En los últimos años desde Medio Ambiente se está intentado cambiar la imagen de que la denominación de parque natural sea sinónimo de proteccionismo sin posibilidad de aprovechar el espacio natural. «Hace treinta años se dudaba de que la declaración de Reserva de la Biósfera o de Parque Natural aportara algún beneficio, pero esto hoy en día no es así y se debe a la integración de los municipios en los parques y la multitud de actividades que se realizan en los mismos, para bien de los residentes o como fomento del turismo. Es algo que se consigue gracias a un trabajo duro y a la apuesta de modelos de desarrollo sostenible», asegura la consejera del ramo, Cinta Castillo.

Del senderismo al riesgo

La apertura de los parques al turismo se observa en el cambio de las actividades que a lo largo de los años ha ido desarrollando cada espacio natural. Lejos queda el senderismo como uno de los principales atractivos y ahora se han adecuado las posibilidades a las demandas de los visitantes con la integración de la práctica de deportes de riesgo.

Es el caso de Grazalema que cuenta con dos zonas de despegue para actividades aeronáuticas como, por ejemplo, el parapente. En el parque del Estrecho las actividades se orientan más al mar con la práctica del windsurf, el flysurf o el submarinismo, así como el avistamiento de cetáceos.

En Los Alcornocales se ha constatado un aumento de peticiones de visitas para ver los descorches y para la práctica de la espeleología. En cuanto al parque de la Bahía de Cádiz, ya están trabajando en tres líneas de promoción de sus espacios basado en lo náutico -con visitas en embarcaciones por los caños- el ornitológico, por la gran diversidad de aves, y el patrimonio arquitectónico. De hecho, se pretende aprovechar el interés que han despertado las fortificaciones que hay en su interior con motivo del Bicentenario.

Otro dato que llama la atención sobre la reconversión de los parques hacia un desarrollo sostenible en busca de lo económico es que Cádiz lidera en Andalucía la marca Parque Natural con 281 productos que disponen de este sello de calidad.

Existen 39 empresas gaditanas adheridas a esta marca que comercializan en su mayoría productos y servicios del sector turístico y agroalimentario. La provincia es líder también en número de servicios de turismo de naturaleza y en productos artesanales, desarrollando una actividad coherente con la sostenibilidad.

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