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TEXTO: SANDRA BALVÍN
Jueves, 3 de abril 2008, 03:55
AL pintor Paco Galeote le han preguntado muchas veces por qué inunda de peces sus cuadros y casi nunca sabe qué responder. Habla de sus anteriores colecciones como 'El pescado está vendido' o 'Pezcados y pecados', pero cuando llega el momento de dar una razón titubea. De pronto recuerda que en una ocasión pintó una figura cuyos rasgos le hicieron pensar en San Pedro y le pintó un pez. La combinación entre el ser humano y el pez le gustó, simplemente. La idea se ha desarrollado en cuadros posteriores, algunos de los cuales se muestran al público hasta hoy en 'Retrospeztiva' en la tetería 4 Gatos.
La fórmula «hombre más pez» dibuja inmediatamente la silueta mítica de una sirena. Sin embargo, tan sólo hay una sirena en 'Retrozpectiva'. La imaginación del autor es pródiga y los estereotipos no tienen cabida en sus propuestas. Una sirena pende colgada de un tendedero convertida en mojama y las otras dos dejan claro que las sirenas no usan zapatillas en de baño. En el resto de los cuadros los peces se multiplican bajo la forma de una anatomía imposible, saltan a través de un aro o sirven de asiento a una madonna de formas generosas.
Con una sonrisa
Las obras que integran 'Retrospeztiva' tienen la cualidad, poco usual en la pintura, de provocar una sonrisa en el espectador. Es una sonrisa cómplice, generada por las miradas socarronas de los ex-Cupidos o por el erotismo desenfadado de la pareja protagonista de 'Mojando la sardina'. Galeote trata de poner remedio así a unos tiempos aquejados de una falta de sentido del humor preocupante. El artista, sin querer, invita a reflexionar sobre un arte tan ensimismado en su seriedad que se olvida de que los pinceles también están hechos para los gestos alegres.
Galeote se aleja también de la perfección impuesta por los cánones de belleza actuales. El pintor ha ideado un mundo construido a base de geometrías propias y en el que los protagonistas son seres hermosos que nada tienen que ver con lo que los que habitan el mundo exterior suelen entender por hermosura. Son la prueba de que la belleza surgida del impulso vital de un artista es mucho más rotunda y convincente que la belleza resultante del consenso y de las modas.
Las pinturas que integran la serie 'Retrospeztiva' muestran la evolución constante de Galeote, que ha hecho de la metáfora su mejor aliada para contar lo que quiere contar. El pintor ha enriquecido sus imágenes sin recargarlas, dotándolas de nuevos colores y texturas que invitan a dedicarles una segunda mirada.
El autor asegura que se siente cómodo en el óleo y con el tema elegido, aunque se debate entre la sensación de comodidad y el deseo de no aburrir al espectador con el mismo tema. La preocupación, de momento, es infundada porque 'Retrospeztiva' no supone una reiteración, sino una muestra de que los peces de Galeote tienen aún mucho que decir.
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