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Vargas Llosa saluda a algunas de las asistentes a la fiesta.
MÁLAGA

Adiós con siete kilos menos

Vargas Llosa concluye su estancia en Marbella tras su ayuno anual y sus amigos lo despiden por todo lo alto

HÉCTOR BARBOTTA

Jueves, 16 de agosto 2012, 03:18

Para los entendidos -y para quienes no se dejan deslumbrar por una buena ternera argentina o unas ostras chilenas- la gastronomía peruana pasa por ser la más variada, rica e interesante de Sudamérica. No en vano la pachamanca, el ceviche o el pisco sour son considerados patrimonio nacional en el país andino, y delicias como la yuca rellena, el ají de gallina o la papa a la huancaína constituyen manjares a los que difícilmente se resisten los paladares más sofisticados.

Con algunos de estos platos y bebidas fue agasajado en la noche del pasado martes el escritor hispanoperuano Mario Vargas Llosa. Ya constituye una tradición. Todos los años el último Nobel de las letras hispanas se somete en la clínica Buchinger de Marbella a una cura de adelgazamiento que básicamente consiste en no comer durante una semana. Y antes de ingresar o con posterioridad al tratamiento, sus amigos de Marbella le ofrecen un homenaje en casa de Mara Ucovich, viuda de Alfredo de Montagne, el arquitecto y amigo de Vargas Llosa que diseñó su casa de Madrid.

En esta ocasión la recepción tuvo lugar a la salida de Vargas Llosa de la clínica, donde perdió siete kilos, por lo que además de una despedida de Marbella hasta el año que viene, la velada ofició también como reencuentro del escritor con las buenas costumbres gastronómicas. En este caso, además, con los manjares de su país de origen.

Hace ya 14 años que Mara Ucovich ejerce como anfitriona de este encuentro, y en esta ocasión no faltaron Tesa de Baviera, la marquesa Cortina, Enrique Rúspoli, el conde Paco Carvajal, el conde de Perlac y otros amigos con quienes Mario Vargas Llosa, también aristócrata ya que ostenta el título de marqués, se siente en su salsa. También estaban Patricia, mujer del escritor, su hijo Álvaro y Susana, la mujer de éste.

Durante su estancia en Marbella el escritor se ha dejado ver en la Plaza de Toros y en el concierto de Julio Iglesias del pasado domingo. Ahora emprende el regreso a Madrid. Con siete kilos menos, aunque se desconoce cuántos recuperó en la noche de la cariñosa despedida que le brindaron sus amigos de Marbella.

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