Frank Sinatra sale de la Aduana de Málaga tras pagar 25.000 pesetas de multa. :: SUR
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El hombre que sacó a Sinatra de la cárcel de Málaga

El cineasta, que se afincó en Marbella, «revolucionó» la comedia, pero su carrera como director se truncó con la dictadura Una tesis recupera a Eduardo G. Maroto, responsable de superproducciones de Hollywood en España en los 60

FRANCISCO GRIÑÁN

Lunes, 13 de agosto 2012, 10:05

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La película tiene un título rimbombante, 'El coronel von Ryan' ('Von Ryan Express'), y un protagonista de altura, Frank Sinatra, pero el tiempo la ha relegado ya a horarios de tercera en las reposiciones de televisión. Nada que ver con los ríos de tinta y titulares a nivel mundial que despertó el rodaje del filme en El Chorro en 1964. O más bien habría que aclarar que el que despertó aquella atención fue un Sinatra con imán para el escándalo, que acabó detenido en la comisaría de Málaga y multado con 25.000 pesetas por desacato a la autoridad. El hombre que pagó la sanción y sacó a la estrella del Palacio de la Aduana fue Eduardo García Maroto (Jaén, 1903- Madrid,1989), director de producción de aquel filme y que más tarde se afincaría en Marbella. Una tesis recupera ahora la figura de esta pieza fundamental de los rodajes de Hollywood en España en los 60 y sitúa además en primera línea la aportación»revolucionaria» de este cineasta a la comedia española de los 30.

«Su primer largometraje, 'La hija del penal', y su trilogía 'Una de fieras', 'Una de miedo' y 'Y ahora una de ladrones', que parodiaba respectivamente el cine de aventuras, el de terror y el policíaco, fueron recibidas por la prensa como la invención de un nuevo género, por lo que pasó de ser considerado una promesa del cine español a confirmarse como uno de sus principales talentos», relata el periodista e investigador Miguel Olid, que firma la tesis 'Eduardo García Maroto, vida y obra de un cineasta español', que se ha presentado en la Universidad de Sevilla. Desde esos inicios fulgurantes como cineasta a convertirse en hombre de confianza de las productoras norteamericanas, ocurrió un suceso que no sólo fracturó la historia de España sino que marcó la carrera de García Maroto: la guerra civil y la dictadura.

El rodaje de su siguiente filme, 'Luz de luna', estaba previsto para octubre de 1936, pero el conflicto se adelantó. Con la dictadura, García Maroto retomó su carrera y se empeñó en ponerle humor a aquella negra década de los cuarenta, pero «sus proyectos más personales fueron sistemáticamente rechazados por la censura, que no comprendía ni toleraba su sentido de humor bufo, que era como él mismo definía su cine», explica Olid, que añade que el cineasta se vio obligado a hacer películas comerciales «que no le satisfacían» y a aceptar trabajos en Portugal.

En los 50, Eduardo García Maroto decidió dar un giro argumental al guión de su vida y enfocó su papel hacia la dirección de producción para compañías extranjeras que se habían fijado en las ventajas económicas de filmar en España. «Conocía a mucha gente y tenía contactos en todos los sectores, lo que era muy valorado por los americanos ya que facilitaba los rodajes», señala el investigador que añade que, paradójicamente, García Maroto no dominaba el inglés: «Lo fue aprendiendo a fuerza de constancia con un magnetofón y el típico curso de casetes de la época».

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Un ejemplo de la capacidad de Maroto para deshacer entuertos fue el rodaje en Málaga de 'El coronel Von Ryan', en el que Fran Sinatra puso a prueba al director de producción y del propio realizador del filme, Mark Robson. «La Fox -relata Olid- tenía problemas económicos por el desastre de 'Cleopatra' y se recortó el presupuesto salvo en partidas relacionadas con la estrella como el helicóptero que tenía siempre a su disposición» para que lo trasladara desde Torremolinos a la filmación en El Chorro. Pues bien, el actor solo utilizó una vez aquel capricho.

No obstante, la gran prueba para Maroto fue el altercado protagonizado por Sinatra y sus guardaespaldas en el hotel Pez Espada, que acabó con la denuncia de un periodista y una supuesta actriz que se quería fotografiar con él. Cuando la policía acudió al hotel a tomarle declaración, el actor se encerró en su suite y llamó a la embajada de EE UU. Entonces, Maroto intervino y convenció a los agentes de la mala publicidad que supondría la paralización del rodaje con más de mil extras esperando en El Chorro. Así, la declaración del divo se retrasó hasta que terminase la filmación. Sinatra respiró tranquilo, pero la policía no olvidó. Tras el plazo de gracia, los agentes lo detuvieron y lo condujeron a la comisaría de Málaga en la Aduana.

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Pagar la 'cuenta'

De nuevo García Maroto asumió el protagonismo. A la carrera, se plantó en la Aduana y, en el antedespacho del comisario, encontró a un Sinatra que no se creía lo que estaba pasando. El director de producción le comunicó que le acusaban de desacato a la autoridad y que la multa rondaba las 25.000 pesetas. El propio Maroto se encargó de pagar la 'cuenta' y conseguir un billete de avión para que el actor emulara a su personaje, el prisionero en fuga Von Ryan, y 'huyera' de España.

«La gran aportación de Maroto fue lograr que los americanos confiaran en los profesionales españoles. Consiguió que fueran teniendo más responsabilidad hasta ser jefes de equipo y todo esto desembocó en 'Patton' donde, por primera vez, dos españoles logran un Oscar», recuerda Olid que, tras bucear en la obra de Maroto, confiesa que todavía tiene un cabo que atar: encontrar una copia del desaparecido filme 'La hija del penal', «considerada la mejor película de Maroto», subraya. En su investigación, el autor viajó por ficheros y filmotecas de Cuba, Argentina, México y Filipinas en busca de esos fotogramas, pero no tuvo suerte. No obstante, «no tiro la toalla», advierte.

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