Joaquín Prat, presentador: «Mi padre se descojonaría de la tele actual»

Confiesa Joaquín Prat Jr. (Dinamarca, 1975) que de crío no llevaba bien la popularidad de su padre. «No entendía por qué tenía que compartir su cariño con desconocidos». Con los años comprendió el porqué del aprecio que la gente le profesaba. Tras nueve años en la radio, desembarcó en la televisión con 'El programa de Ana Rosa'. Mañana vuelve a la normalidad después de haber pasado estos meses estivales con Màxim Huerta y Carmen Alcayde al frente de 'Magazine'.

-¿Cómo ha llevado el verano?

-Es el sexto año que trabajo en vacaciones. Lo llevo mal. La parte positiva es que se abren espacios del programa que no tocaba.

- Y al lado de Ana Rosa. ¿Qué le ha enseñado?

-Prácticamente todo. Especialmente, la humildad de los grandes. Dejar que el que tienes al lado se exprese sin censura. La generosidad en esta profesión es fundamental. Y Ana la tiene.

-¿Su plan ideal en verano?

-Dame un barco, las Baleares, mi pareja y para de contar.

-¿Algunas vacaciones que recuerde con especial cariño?

-Todas las de mi infancia, cuando no tenía responsabilidades y pasaba tres meses sin hacer nada.

-¿Y cómo pasaba esos veranos?

-Con la familia en Mallorca. Salíamos a navegar en un barquito pequeño que tenían mis padres.

-La tele le ha enganchado.

-Me fascina. Pero es un arma de doble filo, porque estás sometido al juicio del espectador, y al mismo tiempo recibes su cariño. Nos debemos al público. Nunca entenderé a la gente que niega una palabra a un espectador. A mí me alegra el día. Y me gusta la tele porque pagan muy bien.

-Su padre fue uno de los presentadores más queridos...

-Mi padre es historia de la comunicación. Fue un pionero. Batió récords con 'El precio justo', aunque era otra coyuntura. Hemos pasado del canal único a la TDT.

-Seguro que en el colegio tuvo que aguantar lo de '¡A jugaaarr!'.

-¡Ay sí! Los niños me tocaban mucho los huevos. Y yo tampoco tenía la cintura suficiente como para aguantarlo. Eso derivaba en peleas. Pero no me traumatizó.

-Tendrá mil anécdotas.

-Mi padre vino un día alucinado. Un concursante se llevó el escaparate final, valorado en cuarenta y tantos millones de pesetas. En las rondas previas había ganado un lote de bollería. ¡Y llamó mil veces a la productora porque no se lo enviaban!

-¡Lo suyo le había costado!

-Anécdotas así, muchas. Luego he tenido el privilegio de encontrarme con compañeros de mi padre.

-¿Por ejemplo?

-Uno de los más emotivos fue Primitivo Rojas, la voz del concurso 'El precio justo'. Y Gabilondo también. Me recibió con los brazos abiertos.

-Fue una ventaja para usted.

-Sí. Pero luego también hay que currárselo. Nadie te regala nada, por mucho que algunos se empeñen en decir que estoy aquí por mi padre.

-¿Qué pensaría de la tele actual?

-Se descojonaría de la risa. No habría ningún formato que no fuera capaz de hacer. Aunque estaría más cómodo en los concursos.

-Ahora vuelven a estar de moda.

-Sí. Y están empezando a copar el 'prime time'. Lo celebro.

-¿Se ve presentando uno?

-Me encantaría. Nunca he dicho que no a nada en los doce años que llevo en los medios. Ahora, nunca hablaría de mi vida privada.

-Entonces, lo de participar en un 'reality'...

-¡No! A la semana tiraría la toalla. O le habría partido la cara a alguien (risas). Me gusta el periodismo. Y eso no tiene nada que ver.

-Es espectáculo.

-Y un instrumento para promocionarse, o embarcarse en este tipo de televisión, o relanzar una carrera... No los critico. Me encantan.

-¿No los ve solo por trabajo?

-Soy muy fan. Nunca iría a uno, pero animo a la gente, porque si no, ¿de qué hablaríamos durante hora y media de programa?