Mario Vaquerizo, mánager: «Uno puede tener pluma y no ser gay»

Mario Vaquerizo, Nancy Anoréxica sobre el escenario y, en bata, el marido de Alaska, nació en Madrid hace casi 37 años y, como diría Almodóvar, es total. Acaba de participar en un 'reality' de la MTV junto a su mujer y ha causado sensación. Muchos aseguran que ha nacido una estrella.

- ¿Le ha pinchado Alaska con el tacón de aguja por eclipsarla?

- A Alaska es imposible eclipsarla. Quizás he llamado yo más la atención porque soy desconocido para el gran público. La gente ahora me dice por la calle: «Tío, qué guay, qué simpático eres. Pensaba que eras más borde».

- ¿Se ha visto guapo?

- Me he visto como soy. No hay nada fingido, cariño. Si en un momento dado no sé dónde está tal o cual país pues lo digo.

- ¿Cuál es su fuerte?

- Mi pragmatismo, mi vitalidad y mis ganas de reírme, de mí mismo el primero. He logrado que mis aficiones se hayan convertido en mi modo de vida. Eso hace que, aunque seas una 'working girl' (chica trabajadora), no lo sientas como tal. Ahora me voy a México con Fangoria, luego a Londres... Es un ritmo trepidante, pero muy reconfortante.

- Doce años juntos y dos veces casados. ¿Qué se dan?

- Hemos tenido la suerte de encontrar nuestra alma gemela. Por lo menos, hasta hoy. Ella es puro control y serenidad. Yo soy la espontaneidad y el desenfreno. Nos complementamos.

- ¿Está harto de que le consideren gay?

- Eso me lo ha dicho poca gente. ¿Gay, por qué? ¿Porque tengo pluma, estoy en las Nancys Rubias y me pongo tacones?

- Por ejemplo.

- Pluma también la tienen Prince, Tommy Lee y David Bowie, y luego tienen unas mujeres guapísimas. Mientras yo tenga claro lo que soy... ¡Mire cómo era Gary Glitter! Prefiero ser así que no un cantautor que va por ahí descalzo.

- Siendo la Nancy Anoréxica, ¿ya come?

- Mi amor, vamos a ver, el peso me preocupa muchísimo, pero también una buena alimentación. Si por mí fuera estaría todo el día comiendo comida basura, pero me cuido. Y la delgadez extrema no significa que estés enfermo. Yo me levanto todos los días a las siete de la mañana, voy al gimnasio, trabajo... Estoy mejor que cuando tenía problemas de colesterol.

- ¿Fue un niño gordo?

- Sí. Mi madre me dice: «Estás horroroso tan delgado». Para ella nunca hay suficiente comida para meterme en la boca.

- En realidad, ¿cómo ha llegado hasta aquí?

- Soy periodista. Me licencié en la Complutense. Pero gracias a mi naturaleza intuitiva, polifacética y nada prejuiciosa ahora me gano la vida como mánager y agente de prensa.

- ¿Qué tal le fue con su representada Elsa Pataky?

- Con Elsita, muy bien. Pero esto del representante y la representada es como una pareja. En cuanto uno de ellos empieza a ir por otro lado es mejor dejarlo.

- Y ella tiró para Hollywood.

- Sí, aspira a ser una estrella. A mí en cambio el mundo hollywoodiense me echa para atrás. Aquello es un histerismo constante. Y encima no hablo el idioma, no tengo paladar inglés.

- ¿Sigue siendo super fan de Esperanza Aguirre?

- Claro. Me parece una buena política, aunque hay cosas de ella con las que no estoy de acuerdo.

- ¿Cree que a Esperanza le gustaría tener un hijo como usted?

- No sé. No la conozco en privado. Ella me parece buena política y eso no significa que yo sea de derechas ni de izquierdas. No hay nada blanco ni negro. Los dogmas no los sigo.

- ¿Qué le dice la palabra friqui?

- No me gusta. En su origen, el 'freak' era el diferente, el extraño. Pero aquí se le ha dado una connotación de payaso.

- ¿Qué hicieron Alaska y Mario cuando se apagaron los focos?

- Se apagaron justo cuando partimos la tarta nupcial. ¿Hacer? Nos fuimos al bar de una amiga a tomar una copita. Y luego al hotel a dormir, porque al día siguiente nos teníamos que levantar a las siete.

- ¿Sin noche de bodas salvaje?

- No, cariño. No hace falta casarse para tener noches salvajes de amor y pasión. Eso ya es muy antiguo.