
POR PEDRO LUIS GÓMEZ
Sábado, 19 de junio 2010, 13:30
Publicidad
SU pasión era su trabajo, ser profesora de Historia en el Instituto Ramón Carande de Sevilla, y después se iba a su casa a hacer la comida y arreglar la casa, que tarea tenía con sus cinco hijos. Un buen día, cuando ya había cumplido los 50, en 1985, una de sus alumnas le dijo que unos amigos buscaban una actriz de sus características para su película 'Madre in Japan'. Aquello era una aventura de un grupo de jóvenes sevillanos, que sin un duro se lanzaron al proyecto. María Galiana ni lo dudó: se metió de lleno en la historia y aunque no tenía antecedente artístico ninguno, rodó la película entre ratos libres y fines de semana.
Aquello dio pie a que un buen día sonara el teléfono. María seguía en su casa del barrio sevillano de Heliópolis haciendo sus 80 albóndigas cuando tocaba ese plato o sus tres kilos de pescado frito, o sus 18 filetes empanados... Era Juan Diego, el actor, que le dijo que la había visto en el filme referido y que quería contar con ella para hacer una película pues necesitaba a una mujer de sus características con habla andaluza. Aquello fue ya decisivo, y María Galiana se fue a una pensión en Madrid que le recomendó su hijo, que estudiaba Periodismo en la capital de España.
Era 1987, y pidió permiso sin sueldo en el instituto para poder embarcarse en el proyecto. Ahí ganó su primer dinero, y además, un buen día le dijeron que Gutiérrez Aragón quería conocerla, y le dio un papel en la serie televisiva 'Juncal', con Paco Rabal... Y ya fue el no parar. La sevillana profesora de Historia que jamás había sido actriz entraba de lleno en el mundo del séptimo arte, y pronto después, al escenario directamente nada más y nada menos que con 'La casa de Bernarda Alba'. Todo era como un cuento, que «yo jamás sospeché. Ni por asomo. Cuando terminé 'Madre in Japan' jamás pude imaginarme lo que me iba a pasar después».
El después más fuerte y contundente fue cuando interpretó el papel principal de 'Solas', una gran película de otro andaluz, Benito Zambrano. Premio Goya, quedó a las puertas de ser nominada para los Oscar. Fue su consagración definitiva. Ya habían pasado casi 15 años de su debut, tenía 65 años y entonces se jubiló como profesora de instituto.
Publicidad
Pero su gran salto a la fama llegó de la mano de la televisión, que, como ella reconoce, no sólo da popularidad sino también dinero: le ofrecen ser la abuela de los Alcántara en 'Cuéntame', una serie que aspiraba a contar lo que había pasado en España y que se ha convertido en uno de los fenómenos más importantes de la historia televisiva de nuestro país. María Galiana, doña Herminia, sabe que se ha convertido en 'la abuela de España', en la que quizás todos desearíamos tener. «Para hacer el papel me basé en mi abuela materna, porque la madre de mi padre murió muy pronto. No podía ni imaginar la repercusión que tendría». Pero ahora sí es consciente: no puede andar por la calle y la gente le para, le pide una foto o un autógrafo o simplemente quiere charlar con ella. Ahora, a sus 75 años, compagina la serie televisiva con la obra de teatro 'Fugadas', en la que junto a la gallega Berta Ojea representa el papel de una madre que intenta huir del asilo en el que la quiere recluir su hijo. Un papel cargado de ironía, un personaje cómico, algo poco habitual en esta actriz, acostumbrada a hacer papeles dramáticos.
Pese a la dureza de compaginar las grabaciones de 'Cuéntame' con su gira por toda España con 'Fugadas', María Galiana tiene claro que lo que de verdad tiene mérito y cansa mucho más «es dar seis horas de clase un día; eso no tiene comparación». De sus tiempos de profesora echa de menos su contacto con la juventud, «que me aportaba lo que nadie se puede imaginar». Reconoce que la educación de este país se ha deteriorado mucho respecto a la época en la que ella era docente, pero quienes no tienen la culpa, como reitera, son los alumnos.
Publicidad
«Estoy en el descuento», señala con ironía refiriéndose a su edad, aunque su vitalidad es sorprendente: «No me puedo quejar porque tengo una buena salud», añade. Lamenta que sus padres (es hija única) no hayan podido asistir a su triunfo en el cine y en el teatro, que le ha llegado en un último cuarto de siglo trepidante. «Lo que a mi padre le hubiera gustado estar conmigo cuando pongan dentro de poco mi nombre a una calle de Sevilla...», dice con los ojos emocionados. Medalla de Andalucía, con todos los premios del cine y de la televisión habidos y por haber, María Galiana es para todos doña Herminia, aunque dice que como abuela verdadera tiene que ver poco con la abuela de los Alcántara.
«Tengo muchos proyectos, me llaman de muchos sitios», dice orgullosa. Nunca tiene un no para nadie, y siempre contesta el móvil. No tiene ordenador, ni falta que le hace, y como más disfruta es, fuera de su trabajo, jugando con sus nietos, que tiene ya seis. Seguidora acérrima del Betis, se define como «una andaluza simpática, que no graciosa. Los andaluces graciosos suelen ser unos 'malages'».
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.