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Cuatro años después de la muerte de Pablo Ruiz Picasso, Málaga, la ciudad que lo vio nacer el 25 de octubre de 1881, creó en 1977 unos jardines para inmortalizar la memoria de un genio de la pintura del siglo XX. Para ese espacio verde, de casi 15.000 metros cuadrados, se eligió un terreno situado en la Prolongación de la Alameda, junto al puente de las Américas. En ese terreno, sobresalían dos gigantescos y centenarios ficus adventicios (las raíces bajan de la copa, se mezclan con la tierra y luego ascienden para formar nuevos troncos que sustentan el peso del árbol), araucarias, grevilleas y jacarandas, entre otras especies.
Los Jardines de Picasso se abrieron al público el 27 de septiembre de 1977. Presidió el acto el entonces alcalde de la ciudad, Luis Merino Bayona. Lo acompañaron el teniente de alcalde delegado para Parques y Jardines, José Fernández Navarro; el concejal de Servicios Eléctricos, Juan Bautista Ramos Reina, y el ingeniero jefe de Parques y Jardines, Rafael González Andreu, entre otros. No faltó el niño Pablo Sánchez Argüelles, que fue invitado expresamente por el alcalde, puesto que el menor había solicitado a Luis Merino, a través de una carta publicada en SUR, la apertura de los jardines.
Este enclave, que supuso la creación de una zona verde para uso y disfrute de los malagueños, tenía 14.200 metros cuadrados, de los que 6.873 eran de césped y más de mil de arriates de vivaces en flor. Por su parte, la superficie destinada a plantas tapizantes era de 2.877 metros cuadrados. Asimismo, se abrieron caminos interiores para el paseo de los visitantes, una zona para juegos infantiles y tres estanques de estilo romántico.
Un mes más tarde se inauguró en los jardines una gran escultura en memoria del magistral pintor malagueño, obra del artista Miguel Ortiz Berrocal, que la creó en su fundación de Verona. El encargo se lo hizo el Ayuntamiento de Málaga. La escultura, denominada 'Siéxtasis', se emplazó entre los dos ficus adventicios. La obra es la imagen dos cuerpos –uno femenino y otro masculino– abrazados ante un corazón, cuyas arterias los rodean en una composición progresiva.
El día elegido para la inauguración de 'Siéxtasis' fue el domingo 30 de octubre de 1977. A las doce de la mañana se llevó a cabo el descubrimiento de la pieza de Berrocal. Andrés Martínez Lorca, integrante de la comisión encargada de preparar el homenaje a Picasso, presentó a los oradores que intervinieron. Por parte del Ateneo de Málaga habló el poeta Bernabé Fernández Canivell, que hizo una semblanza de la personalidad del insigne pintor malagueño y universal.
Uno de los discursos más emotivos lo pronunció el poeta gaditano Rafael Alberti, que tras destacar el gran trabajo realizado por Miguel Ortiz Berrocal, aseguró que en sus conversaciones con Picasso había apreciado que este siempre mantuvo su amor por Málaga, que nunca la olvidó.
Seguidamente, intervinieron el pintor Manuel Blasco, pariente de Pablo Ruiz Picasso, y el alcalde Merino Bayona, que cerró el acto. El regidor expresó su deseo de que Málaga adquiriese conciencia de ciudad más libre y más justa.
Ya en la tarde de ese domingo otoñal, se celebró un encuentro popular en el que participaron los poetas Celaya, Alberti, José Luis Cano, Claudio Guillén, Alfonso Canales y Juvenal Soto, entre otros, con lo que se puso punto y final a una semana de actividades organizadas para evocar la figura de Picasso.
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Encarni Hinojosa | Málaga
Lucas Irigoyen y Gonzalo de las Heras (gráficos)
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