SUR

El hundimiento del destructor Almirante Ferrándiz en la costa de Málaga

Antes del naufragio del submarino C-3 en El Palo, el torpedero protagonizó el primer fracaso marítimo de la Armada republicana en la Guerra Civil. El barco se fue a pique frente a Mijas y su destino marcó la batalla naval del Estrecho

Lunes, 17 de febrero 2020, 00:39

La flecha de una brújula mirando al sureste apunta hacia el lugar de la tragedia. Solo hay que darse un paseo por La Cala de Mijas para toparse con la señal y la placa que recuerdan el hundimiento, frente a la costa de esta localidad, del destructor Almirante Ferrándiz durante la batalla por el control del Estrecho de Gibraltar en la Guerra Civil. El conocido naufragio del submarino C-3 en la zona de El Palo en la capital no fue la única catástrofe marítima de la contienda en aguas de la provincia, ni tampoco la primera. Tres meses antes, en septiembre de 1936, los cañonazos de un crucero del bando sublevado mandaron a pique al destructor tras una decisión estratégica del mando Republicano que condicionó el destino del conflicto marítimo en el sur de España. Y de la propia contienda en tierra.

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Tras el estallido del golpe militar, la lejanía de Cartagena hizo que Málaga se convirtiera en un puerto de cabecera en los primeros meses de la guerra civil al no triunfar el levantamiento. La cercanía de la bahía malagueña al Estrecho convirtieron sus amarres en sede la flota, ya que los veloces destructores llegaban en apenas tres horas a aguas de Algeciras. El control de la zona de Gibraltar era fundamental ya que se estableció un efectivo bloqueo para evitar que las fuerzas sublevadas al mando de Franco en el Protectorado Español de Marruecos pasaran a la Península. De esta forma, Málaga se convirtió en «base naval accidental», como lo denomina el investigador Luis Miguel Cerdera, ya que la República agrupó en el puerto malagueño su armada, mientras que las principales plazas de la bahía de Cádiz y la de Algeciras estaban bajo dominio del ejército sublevado.

Placa que recuerda en la playa de La Cala de Mijas el lugar en el que se hundió el destructor Almirante Ferrándiz. F.G.

La mayor parte de la flota militar española quedó bajo el mando oficial de la República, por lo que los nacionales dominaban los puertos del Estrecho, pero carecían de fuerzas navales en la zona, ya que las que se pasaron a su bando estaban en los puertos del norte. Con el control del Mediterráneo aparentemente asegurado, la República decidió mandar al Cántabrico a buena parte de su armada para apoyar allí las tropas y repeler las incursiones de los sublevados. Para seguir con el bloqueo marítimo se dejaron cinco destructores, entre ellos el Almirante Ferrándiz. Una fuerza insuficiente a la vista del resultado.

El inesperado crucero Canarias

Las alarmas saltaron en el Almirante Ferrándiz el 29 de septiembre de 1936 cuando fue avistado el crucero Canarias, que presuntamente no había llegado a entrar en servicio porque fue torpedeado en el puerto de Ferrol bajo control nacional. No fue así y aquel barco fantasma apareció en la costa de Tánger (cabo Espartel) con sus cañones de largo alcance apuntando al destructor republicano, que quiso poner agua de por medio. El primer ataque no dio el blanco, pero el segundo impactó de lleno pese a estar separados por unos 16 kilómetros de distancia. Dejó inutilizado parte de las calderas. Tocado.

Sin capacidad para repeler la agresión porque sus cañones no tenían tanto alcance, el Almirante Ferrándiz emprendió la huida intentando sacar provecho a su velocidad frente al pesado crucero Canarias, pero sus motores no estaban ya a pleno rendimiento y volvió a ser alcanzado. Seis proyectiles acabaron impactando en el barco que logró llegar a 18 millas del malagueño faro de Calaburras. Para entonces estaba ya envuelto en llamas. Hundido.

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De sus aproximadamente 160 tripulantes, murieron un centenar en el naufragio, mientras que 17 de los rescatados no escaparon a la crueldad de la guerra ya que fueron fusilados meses después. Esta batalla no no solo fue un golpe, sino todo un fracaso para la República, ya que perdió su posición de dominio en el Estrecho y el Mediterráneo. Y lo más importante, la puerta de África quedó abierta para las fuerzas de Franco.

 Entre los historiadores hay consenso sobre el equivocado error estratégico que supuso la orden de traslado de la flota al Cantábrico y la desprotección marítima del sur que sería determinante para el desarrollo de la guerra. De hecho, el levantamiento del bloqueo marítimo en la bahía de Algeciras y la pérdida del dominio del Estrecho, marcaría también el destino de Málaga, la cual quedaba como una isla republicana en un mapa de imparable avance nacional. Cinco meses después del hundimiento del Almirante Ferrándiz, era Málaga la que quedaba tocada y hundida.

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