El coche más antiguo de España estaba en Antequera
Se trata de un vehículo de la marca Panhard Levassor, una especie de coche de caballos pero a motor, que circuló por la calles de la ciudad malagueña desde 1896
José Francisco Muñoz Antivón es una caja de sorpresas. Una mañana dominical, mientras consultaba el correo electrónico, recibí un mensaje suyo en el que me comunicaba que había localizado un automóvil marca Panhard Levassor que circuló por la calles de Antequera desde 1896. Sería el único coche malagueño del siglo XIX del que tenemos constancia documental. Gracias a sus investigaciones hemos podido averiguar que este automóvil de fabricación francesa llegó a Antequera un 28 de febrero de 1896. Su dueño era la familia Auroux y Dromcens, propietaria desde 1892 de la fábrica de la luz de la capital del Torcal.
En efecto, gracias a Antonio Parejo sabemos que los hermanos franceses Juan y Francisco Auroux se establecieron en Antequera hacia 1820 procedentes de la localidad francesa de Pau, en los Pirineos Atlánticos. De esa región eran originarios también otros ilustres inmigrantes franceses que fueron arribando a Málaga a lo largo del siglo XIX y se dedicaron principalmente al ramo de la ferretería: Pedro Temboury, Juan Antonio Barrère, José Lacoste, Pedro Arribere o Julio Goux.
Los hermanos Auroux se establecieron en Antequera y fundaron una fábrica de bayetas y mantas que, con el tiempo, se acabaría convirtiendo en la segunda industria textil más importante de la localidad, tras la de Moreno Burgos. Los hermanos fallecieron en 1856 y en 1857 respectivamente y, al no tener hijos, dejaron como herederos a su hermana Juana Auroux y a su sobrino Pedro Bordenave quien, a su vez, estaba asociado a otro francés, Vicente Sarrailler.
Juana Auroux contrajo matrimonio con un ciudadano de origen galo, llamado Juan Dromcens. Sus hijos Catalina, Simón y Juan Dromcens Auroux fueron los propietarios de la primera fábrica que hubo en Antequera para dotar de luz eléctrica a algunas calles del municipio y a unas pocas viviendas privilegiadas. En un viaje que realizaron a París, visitaron una exposición internacional para conocer las últimas novedades y los más modernos avances que pudieran aplicar a su industria eléctrica. Aclaremos que en la capital francesa había tenido lugar con enorme éxito una Exposición Universal en 1889 y se celebraría otra en 1900. Ambas convirtieron a París en una referencia mundial en el campo de la industria y de la técnica en los años finales del siglo XIX. De este pasado ha quedado como referencia su icónica torre Eiffel.
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Historia del primer automóvil malagueño
En la muestra que visitaron los hermanos Dromcens Auroux en 1896 parece que se pararon en el puesto de la marca de automóviles Panhard Levassor y, sin pensárselo dos veces, compraron el flamante auto de la exhibición. Para que nos hagamos una idea de la exclusividad y de la vanguardia de este producto, indicaremos al lector que todavía en 1900 la fábrica de Panhard producía solo 75 automóviles al mes y que hasta el año 1907 no se celebró en Madrid el primer salón del automóvil.
El investigador Muñoz Antivón piensa que el vehículo llegó a Málaga desde Francia en barco y, desde allí, en tren hasta Antequera. Suponemos el gesto de admiración y embeleso de los agentes de aduanas al comprobar que el contenido del embalaje era una mercancía que nunca jamás habían visto. El Panhard Levassor llegó a Antequera un 28 de febrero de 1896. Entonces en la localidad vivían poco más de 20.000 almas. Suponemos que los hermanos Dromcens Auroux acudirían impacientes a la estación de Bobadilla a recoger su deslumbrante y espléndido automóvil. En esa fría mañana invernal la sorpresa, el asombro, el pasmo y el estupor de los antequeranos merecería haber sido grabada en una fotografía. El ruido ensordecedor que el vehículo producía llenó las calles de confusión, jaleo y revuelo. Nunca habían visto un coche de caballos que anduviera sin caballos, porque eso es lo que era el Panhard Levassor.
En un artículo publicado en El Sol de Antequera 57 años más tarde, el 29 de noviembre de 1953, aún se recordaba por testigos presenciales la honda impresión que la llegada de este primer automóvil produjo entre los antequeranos:
El coche sin caballos producía estupefacción y susto en las gentes y terror entre los animales al verlo correr solo, con estrépito y a una vertiginosa velocidad de veinte kilómetros por hora. Fue un espectáculo tan curioso como espantable.
El automóvil estaba dotado de 1.189 centímetros cúbicos, medía 2'3 metros de largo por 1'46 de ancho y pesaba 420 kilos. Era capaz de alcanzar la increíble velocidad de 22 kilómetros por hora. Funcionaba con bencina, combustible también conocido como éter de petróleo. Ni que decir tiene que el vehículo no se matriculó, porque aún faltaban más de once años para que se implantasen las primeras matrículas en Málaga.
Que la familia Dromcens estaba muy bien situada económicamente está fuera de toda duda. Y no solo porque tuvieran solvencia suficiente para comprar un producto tan caro y exclusivo. Sabemos, por ejemplo, que León Sarrailler Dromcens fue presidente de la Caja de Ahorros de Antequera o que, en el cementerio de la localidad, el panteón familiar fue proyectado a finales de los años veinte del siglo pasado por el prestigioso arquitecto sevillano Aníbal González, el mismo al que debemos la Plaza de España de la capital hispalense. Este famoso arquitecto fue también quien levantó en 1929 la casa de los Sarrailler en la antequerana calle Laguna, hoy Subdelegación de Hacienda. Fue su último proyecto arquitectónico.
Gracias a las gestiones de José Escalante, director del Archivo Municipal de Antequera, he podido localizar a Justo Muñoz, sobrino-nieto de la que fue la última propietaria del histórico vehículo, doña María Teresa Rojas Sarrailler, prima de la marquesa de Cauche.
Parece que la primera propietaria del automóvil fue Catalina Dromcens y Auroux. Es posible que ella fuera la responsable directa de la compra del vehículo, que sin duda vio como ideal para pasearse y desplazarse cómodamente por las calles antequeranas. Lo heredó su hija María Sarrailler Dromcens y de ella pasó, como si de un matriarcado se tratase, a su nieta María Teresa Rojas Sarrailler. El Panhard se guardaba inicialmente en la casa de la familia Dromcens en la calle Diego Ponce de Antequera. De allí pasó, sin que conozcamos las causas, a la casa del administrador de la familia, José Palomino, que vivía en la calle Calzada y del que se dice que tuvo uno de los primeros carnés de conducir en España. Allí estuvo arrumbado en un almacén, durmiendo el sueño de los justos, sin que nadie conociese el auténtico valor de esta maravillosa pieza, hasta que alguien lo puso en funcionamiento y el Panhard participó en el cincuenta aniversario del RACE.
En efecto, el 22 de noviembre de 1953 una veintena de automóviles históricos recorrieron las calles madrileñas con motivo de las bodas de oro del Real Automóvil Club de España. El Panhard Levassor de Antequera fue el coche que más impresionó al jurado y ganó el primer premio de la muestra, que recogió el hijo de María Teresa Rojas Sarrailler, José Luis Moreno Rojas-Sarrailler.
Ese mismo año la marca Panhard le ofreció a María Teresa quedarse con el histórico vehículo a cambio de su mejor modelo y de una importante cantidad económica que no hemos podido concretar. María Teresa Rojas Sarrailler declinó la generosa oferta porque no quería desprenderse del automóvil, que ya se guardaba en las cocheras de su casa de la calle Laguna. Y es que es muy probable que por aquel entonces fuese el coche más antiguo de España. Sin embargo, algún avispado comprador debió de convencerla porque en 1956 el coche ya no estaba en Antequera. De la operación de venta se encargó su hijo José Luis Moreno, el mismo que viajó hasta Madrid a recoger el citado premio. En 1956 el viejo Panhard participó en el rally para coches históricos Londres-Brighton y en 1973 también estuvo en la XV edición del rally Barcelona-Sitges, como lo demuestran las medallas que se se conservan en el frontal del vehículo en la actualidad. En 1967 la emblemática marca Panhard Levassor se fusionó con Citroën. La histórica fábrica se había quedado sin su pieza.
En el año 2011 el coche fue subastado en París por la prestigiosa Casa Bonhams y fue adquirido por un potentado americano. En la foto de la exposición del automóvil, previa a la subasta, podemos comprobar que el vehículo se conservaba con su toldilla original. Hoy el primer automóvil que circuló por las carreteras malagueñas se exhibe en un museo de Florida, el Revs Institute, y es su pieza más antigua y valiosa. Se mantiene sin restaurar, lo que aumenta más, si cabe, su valor. El Panhard Levassor es modelo de 1892, aunque según Muñoz Antivón, la pieza conservada pudo ser fabricada en 1895. Lleva el número de serie 593. De este modelo se hicieron solo 195 unidades.
Todavía hoy las hijas de María Teresa Rojas Sarrailler recuerdan cómo su madre y su abuela les contaban que, cuando el coche circulaba por las calles de Antequera para ir a su cortijo de La Bodeguilla, la gente se asustaba al oír el estrépito que provocaba ese artilugio mecánico, alarde de adelanto y modernidad.
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