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Se liaron a tiros contra los porteros de una discoteca de Marbella porque habían impedido a uno de los acusados la entrada al local. Fueron cinco detonaciones, de las que una alcanzó a un vigilante por la espalda. El hombre pudo salvar su vida, pero ese disparo le dejó en silla de ruedas. Ha tenido que pasar más de una década para que haya una condena después de que las partes llegaran a un acuerdo: uno de los tres implicados tendrá que cumplir dos años de cárcel e indemnizar al perjudicado en la cantidad de 285.000 euros; para otro, el castigo es de 18 meses, aunque se le ha concedido el beneficio de la suspensión en un centro penitenciario. El tercero, que es el principal investigado, se encuentra fugado de la justicia.
Los hechos se remontan a la madrugada del 24 de noviembre de 2012. De acuerdo con el relato acusatorio, al que SUR ha tenido acceso, los tres procesados llegaron sobre las cinco a bordo de un turismo a las inmediaciones de la discoteca, situada en la Urbanización Parra Villa Palomeras, en Marbella. Intentaron entrar en el local, pero los vigilantes de seguridad impidieron la entrada a uno de ellos, quien sería el supuesto autor material de los disparos y principal investigado por la tentativa de asesinato.
Los porteros, de acuerdo con la acusación, ya le conocían por altercados anteriores con clientes y por ser una persona conflictiva. Mientras se marchaba, el procesado advirtió a los empleados de seguridad: «Ya no os respeto más». A continuación, los tres amigos volvieron al coche y emprendieron la marcha hacia Fuengirola, pero en el transcurso del trayecto cambiaron de opinión y, a altura del arco de salida de Marbella, se acercaron a dos gasolineras en las que intentaron adquirir prendas con las que poder ocultar sus rostros, de acuerdo con el escrito acusatorio.
Así, los encausados regresaron a la discoteca con el único propósito de dar un escarmiento a los vigilantes. El principal sospechoso -y el único que no ha sido juzgado-, según el relato de la Fiscalía, sacó de la guantera del automóvil un arma de fuego y le colocó un silenciador. Así, salió del coche y comenzó a increpar a los porteros, quienes corrieron para intentar ponerse a salvo tras percatarse de que el hombre portaba una pistola, con la que empezó a disparar de manera indiscriminada.
Al menos realizó cinco detonaciones, de las que una impactó en la zona del costado a la víctima cuando trataba de refugiarse tras unos coches. El trabajador de seguridad sufrió un disparo con orificio de entrada en la región lumbar derecha, sin orificio de salida. A consecuencia de ello, sufrió una lesión medular, así como rupturas renales y del bazo por la que le ha sido conferida la condición de gran invalidez. El hombre estuvo 155 días ingresado y salió del hospital en silla de ruedas.
La madrugada de autos, los otros dos acusados esperaron dentro del turismo, con el automóvil en marcha para facilitar la huida de todos ellos. Así se dirigieron a toda velocidad a Fuengirola, donde posteriormente se localizó a los investigados en la plaza Anabel Conde. Aunque huyeron a la carrera, el principal sospechoso fue interceptado por los policías locales, quienes lo dejaron marcharse al no tener todavía conocimiento de lo ocurrido.
El arma empleada, según se expone en la acusación, nunca fue localizada, aunque en un registro sí que se halló el silenciador empleado por los procesados dentro del turismo, el cual se considera arma prohibida y su utilización y tenencia está vetada a particulares.
El juicio por este tiroteo se ha celebrado este mes, cuando han comparecido ante el tribunal de la Audiencia Provincial dos de los tres acusados por el delito de tentativa de homicidio, a los inicialmente el Ministerio Público pedía ocho años de cárcel. Ambos reconocieron su culpabilidad tras llegar a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía y la acusación particular, por el cual se han visto considerablemente rebajadas las penas solicitadas finalmente, teniendo además en cuenta la circunstancia atenuante de dilataciones muy indebidas.
Así, uno de ellos tendrá que cumplir dos años de cárcel e indemnizar al perjudicado en la cantidad de 285.000 euros, mientras que al segundo se le han impuesto 18 meses de prisión. Este segundo, no obstante, no tendrá que ingresar al habérsele concedido el beneficio de la suspensión del ingreso en un centro penitenciario, lo que está condicionado a que realice cuatro meses de trabajo en beneficio de la comunidad y al pago de la responsabilidad civil. En caso de que vuelva a delinquir en los próximos cuatro años, también tendrá que cumplir la pena impuesta por este asunto.
Una vez en sala, los dos encausados se mostraron conformes con la acusación y la condena finalmente solicitada por la Fiscalía, tras lo que la Audiencia Provincial dictó sentencia 'in voce'. Todavía queda que responda por estos hechos el principal procesado, para quien se pide nueve años de cárcel por la tentativa de homicidio y otros dos años por tenencia ilícita de armas.
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