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Imagen del lugar del apuñalamiento publicada en SUR tras la muerte de José Pedro. Eugenio Cabezas / Archivo
José Pedro, el menor que murió apuñalado en Benalmádena sólo por estar «en el lugar equivocado»

José Pedro, el menor que murió apuñalado en Benalmádena sólo por estar «en el lugar equivocado»

Historia negra de Málaga ·

Este mes de noviembre se cumplen trece años del homicidio del adolescente de 17 años que salió de fiesta en el municipio malagueño

Sábado, 21 de noviembre 2020, 13:37

Ese día el Málaga CF había remontado un 0-2 contra el Racing de Ferrol. José Pedro y su padre, José Fernández, celebraron en la Rosaleda un apoteósico 4-2 que ninguno de los dos iba a olvidar. Ese mismo sábado, el 17 de noviembre de 2007 –hace ahora trece años–, José Pedro salió con sus amigos por Puerto Marina y nunca regresó a casa. A las seis de la madrugada del domingo recibió una puñalada en el corazón que acabó con su vida en el acto tras una riña entre dos grupos en la que él no intervino; se cruzó en el camino de un joven armado cuando acompañaba a una amiga de vuelta al bar en el que empezó la disputa. Tenía 17 años.

Este episodio de la crónica negra de Málaga sacó a la luz la falta de seguridad en la zona de Puerto Marina, donde eran habituales las peleas y los enfrentamientos entre grupos como el que le costó la vida a José Pedro, el homicidio que colmó el vaso. Al día siguiente de su muerte se vivió una gran agitación en el Ayuntamiento de Benalmádena, entre los vecinos y en los propios cuerpos policiales, que reclamaron más medios para controlar la plaza de Solymar en la que se produjo el apuñalamiento. El propio comisario Domingo Prado afirmó a SUR que los fines de semana se añadían agentes al servicio ordinario, pero «nunca era suficiente». El alcalde, Javier Carnero, anunció mano dura con los establecimientos de la zona y convocó a la Junta Local de Seguridad a raíz del suceso, dada la «gravedad» de los hechos y la violencia en la zona, que estaba generando una «muy mala imagen» del municipio.

José Pedro era muy conocido en la esfera futbolística. Residía en El Copo, jugó en el Club Dos Hermanas-San Andrés y destacó en todas las categorías en las que compitió. Lo llamaban «Pedrito» y sus amigos decían de él que siempre tenía «una sonrisa en la boca». Cursaba un módulo de comercio y marketing tras haber estudiado hasta tercero de la ESO en el Rosario Moreno, centro en el que dejó un gran vacío. Tenía dos hermanos. Su padre luchó por la memoria de su hijo durante el juicio, y concedió una entrevista a SUR a las pocas semanas, al igual que habló de forma pública cuando se intentó reabrir el caso. No obstante, en este aniversario de su muerte, José Fernández ha preferido no hacer nuevas declaraciones.

El padre de José Pedro, José Fernández, en una entrevista concedida a SUR en el año 2010. Juan Antonio Portillo / Archivo

El autor del crimen, que a día de hoy mantiene su inocencia, fue condenado en 2009 a 17 años de prisión tras ser declarado culpable de asesinato por un jurado popular –siete votos a favor, dos en contra– en la Audiencia Provincial de Málaga. Esta sentencia fue revocada parcialmente por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que cambió los fundamentos de derecho y definió los hechos como homicidio, rebajando la condena a 13 años de privación de libertad. Este sentido condenatorio fue ratificado en última instancia por el Tribunal Supremo, y el reo salió de prisión hace dos años con el tercer grado penitenciario.

El relato de los hechos probados en las sentencias a las que ha tenido acceso SUR sitúa a José Pedro y al condenado, Francisco Peinado, en la zona de Solymar aquella noche. Cada uno de ellos acudió por separado con sus respectivos grupos de amigos. En un momento de la fiesta, Francisco y su amigo –que en aquel momento era menor de edad, por lo que fue juzgado por separado y absuelto– se dirigieron a dos amigas del grupo del fallecido, lo que dio lugar a un enfrentamiento verbal que se quedó en conato. Los dos procesados se marcharon a su vehículo, donde cogieron el arma, tras haber lanzado piedras a las chicas y sus acompañantes, que se separaron huyendo de la agresión.

Una de las jóvenes se encontró con José Pedro, a quien le contó la situación. Comenzaron a caminar juntos y se encontraron de frente con los dos enjuiciados. «Sin posibilidad de defenderse» y sin tener nada que ver con el asunto, según se recoge en los escritos, Francisco le asestó una puñalada ascendente que le atravesó el corazón de forma mortal. Acto seguido, Francisco y su amigo menor de edad se montaron en un coche, se dieron a la fuga y tuvieron un accidente en una calle sin salida, donde permanecieron escondidos. No llamaron a la grúa ni al seguro, simplemente esperaron, hasta que fueron detenidos por una patrulla de la Policía Local, que se había desplegado en la zona a raíz del aviso.

Portada de SUR del 19 de noviembre de 2007, el día después del crimen. SUR

En el procedimiento judicial fue clave la declaración de la joven que iba con José Pedro en el momento en el que fue apuñalado. El tribunal popular dio credibilidad a su relato y a la identificación que hizo del atacante y su acompañante. La muerte de José Pedro llevó a la Ciudad de la Justicia de Málaga un procedimiento cargado de tensión, y por una limpia batalla legal entre dos reconocidos letrados malagueños: Alfonso Sell, en la acusación particular representando a la familia del fallecido y Alfredo Herrera, en la defensa de Francisco Peinado, acusado y posteriormente condenado. Ambos han accedido a revisar el caso en declaraciones a SUR.

Sell recuerda el episodio a la perfección, especialmente el dolor de la familia. «Estaba en el lugar y en el momento equivocado», define. No obstante, el letrado de la acusación asegura que «en lo procesal», el procedimiento se celebró de forma acertada y ejemplar. Fue un caso llamativo, complejo y de los que «nunca se olvidan», porque el chico que falleció «ni siquiera había participado en el enfrentamiento inicial». El abogado de la acusación particular recuerda a la perfección el testimonio de la testigo, que reconoció «sin ninguna duda» al autor y su acompañante.

Sell también resalta una curiosidad de este caso: el menor que acompañaba a Francisco aquella noche estaba celebrando su 18 cumpleaños. «En el momento del apuñalamiento todavía no había llegado a la hora de su nacimiento», es decir, que fue juzgado como menor por cuestión de minutos. «Tuvimos que acudir a la clínica en la que nació para comprobar los números», resalta el abogado, que recurrió la sentencia absolutoria. A este acompañante se le imputó la inducción al delito que perpetró su amigo, aunque no se pudo demostrar ante los tribunales.

Por su parte, Herrera, abogado defensor, coincide con su patrocinado: «Es inocente y ha cumplido la condena de otra persona». El abogado malagueño, que ejerce desde Fuengirola, define este caso como «una espina» en su carrera profesional, y por eso decidió llevarlo hasta el último escalón posible. Tras la sentencia del Tribunal Supremo, con la que se cerraba la puerta a nuevas apelaciones, Herrera presentó en mayo del año 2013 un recurso de revisión que fue admitido a trámite gracias a la declaración de un nuevo testigo que situaba a otros jóvenes como autores del homicidio.

No obstante, esta nueva parte de la historia no ofreció un relato lo suficientemente claro cuando llegó la hora de declarar, poniendo fin a la nueva oportunidad judicial. La última acción por defender a Francisco fue una solicitud de indulto a la que se adhirió el Ayuntamiento de Mijas, donde residía el condenado, que no obtuvo resultado. Herrera guarda como oro en paño la respuesta al recurso de revisión de la causa que le otorgó el magistrado ponente, Julián Sánchez Melgar, actual magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo y exfiscal general del Estado: «[...] Sin embargo, el valor general de Justicia, que se residencia en este recurso, ha de repugnar que alguien se encuentre cumpliendo por un hecho que posiblemente no haya cometido».

No obstante, en todas las instancias de la Justicia a las que ha llegado el caso, se considera probado que Francisco apuñaló en el corazón a José Pedro, en base a la carga probatoria condensada en la «consistencia» y «firmeza» con la que la testigo principal del caso reconoció a los autores del ataque –como se recoge en la sentencia del TSJA–. Lo hizo ante la Policía Local aquella madrugada, ante la Policía Nacional, frente al juez de Instrucción y en la vista pública del procedimiento del jurado popular.

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