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Cae una banda que robó a un centenar de ancianos en las calles de Málaga

Se acercaban a ellos de forma amistosa y, dándoles un abrazo, les sustraían relojes, cadenas de oro y otros efectos de valor

Jueves, 5 de marzo 2020, 14:01

Ver a dos personas estrechándose entre sus brazos es una escena que se repite constantemente en todo el mundo. Simples abrazos que a los ojos de cualquiera no son más que una señal de cariño, aprecio o un simple saludo. Pero esto no siempre es así, ya que también puede ser la excusa con la que los delincuentes se acercan a sus víctimas para desplumarlas. Así actuaban los miembros de una banda especializada en robar a ancianos con este método y que ha quedado completamente desarticulada después de haber dado, solo en Málaga, más de cien golpes en un año.

La investigación del Cuerpo Nacional de Policía -en colaboración con la policía rumana, Europol y Eurojust- comenzó precisamente en Málaga en noviembre de 2018. Los investigadores averiguaron que existía una organización criminal itinerante -se movía por toda Europa, en países como España, Rumanía, Italia, Alemania, Bélgica, Reino Unido y Francia- especializada en lo que en el argot policial se conoce como hurto cariñoso, que consiste en acercarse a la víctima, normalmente una persona mayor, entretenerla contándole cualquier cosa para, después, darle un abrazo durante el que el ladrón aprovecha para hacerse con relojes, cadenas de oro, teléfonos móviles u otros objetos de valor que lleve su objetivo.

Se creó un equipo conjunto con policías españoles y de Rumanía, que no tardó en descubrir que las víctimas de esta banda eran personas mayores a las que los miembros de la banda asaltaban en la calle. No solo en las de Málaga, ya que la organización tenía un carácter itinerante para cometer los hurtos. Cambiaban constantemente de zona, pero los ladrones siempre actuaban de la misma forma: Se alojaban durante cuatro o cinco días en una casa rural, normalmente situadas en el interior, y se desplazaban cada día a lo largo de un radio de 100 kilómetros hacia puntos costeros para cometer los hurtos.

Después, regresaban a la vivienda con el botín. Siempre según han explicado desde la Policía Nacional, el dinero o los objetos sustraídos se enviaban a Rumanía, donde se encontraban los líderes de la organización. Los investigadores comprobaron este aspecto durante un operativo, que les permitió localizar a la persona responsable de la función de receptación dentro de la organización. Los agentes observaron cómo acudía a las zonas donde se cometían los hurtos, recogía los efectos robados y los introducía en un compartimento oculto de su vehículo para, posteriormente, mandarlas al país europeo.

La suya era solo una de las funciones de esta banda, en la que cada miembro tenía su tarea asignada. Los policías fueron identificando a aquellos que se encontraban en el escalafón más bajo de la cadena y tiraron del hilo, lo que les llevó hasta los considerados como cabecillas de la trama, que se encontraban asentados en la localidad rumana de Tandarei. Pero los jefes no eran unos completos desconocidos para el resto de la organización criminal, ya que la organización estaba fuertemente jerarquizada y compuesta por miembros unidos por fuertes lazos familiares, lo que la hacía muy hermética y carente de fisuras internas.

También llevaban un nivel de vida alto, pese a que a ninguno de los integrantes de la organización criminal se le conozca actividad laboral alguna, por lo que los agentes entienden que llevaban mucho tiempo operando. Al respecto, desde la Policía Nacional han informado de que, teniendo en cuenta que el valor medio de los objetos robados es de unos 10.000 euros –si bien hay relojes intervenidos que pueden llegar a costar entre 30.000 y 45.000 euros-, el perjuicio causado por esta organización se estima que supera el millón de euros.

Por ello, con los integrantes y su forma de actuar identificados, los investigadores se centraron en el estudio patrimonial y económico de los miembros de la banda, así como de su entorno próximo -puesto que el origen del patrimonio generado a partir de conductas delictivas, a menudo, obliga a sus beneficiarios a ocultar la verdadera titularidad de los bienes- con el fin último de proceder a su intervención y decomiso. En el marco de esta operación se han embargado 335 vehículos de alta gama en España y 20 en Rumanía, diez propiedades inmuebles (mansiones de lujo) y numerosas cuentas bancarias y activos financieros.

En la fase de explotación de la investigación se ha detenido a 42 personas, nueve de las cuales han ingresado en prisión provisional, en España (38), Rumanía (3) y Portugal (1). Este último arresto se ha producido en el aeropuerto de la localidad portuguesa de Faro, cuando el investigado pretendía huir en un vuelo a Reino Unido. Además, tres de los arrestados son menores de edad, ingresando dos de ellos en un Centro de Reforma de Menores.

Fruto de los registros practicados, los agentes han intervenido 66 relojes de lujo, 264 piezas de joyería y diversos efectos para la manipulación de relojes, entre los que han localizado tres básculas de precisión y herramientas de precisión de joyería y para el borrado de números de series. Asimismo, han incautado 41.230 euros, cinco armas de fuego y 92 teléfonos móviles,entre otros efectos.

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