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Todo techo era bueno para improvisar un hospital de campaña, incluidas las iglesias. R. C.
El siglo que alumbró la Gran Guerra

El siglo que alumbró la Gran Guerra

Muchas cosas cambiaron con ella. Junto a su reguero de cadáveres y destrucción, la Primera Guerra Mundial alteró el mapa europeo, introdujo a la mujer en las fábricas e impulsó nuevos movimientos sociales y avances científicos

joseba vázquez

Martes, 13 de noviembre 2018, 00:31

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Maximiliano Fuentes, doctor con Mención Europea en Historia Contemporánea y profesor en la Universidad de Girona, lo resume en una frase: «La Primera Guerra Mundial es la matriz del siglo XX». Y lo explica: «En muchos sentidos, nuestra sociedad presente sería muy distinta si no hubiera existido aquel conflicto. Mirándolo con un cierto cinismo, los avances industriales, médicos o psiquiátricos seguramente no se hubieran producido. Y en términos territoriales y políticos, su influencia es fundamental. Es difícil entender el siglo XX sin la Primera Guerra Mundial, sin el comunismo, sin el fascismo, sin la Guerra Fría, sin el peso de los nacionalismos... Ella y sus consecuencias, la posguerra, marcan todo el siglo XX, como ocurrió luego con la Segunda. Y esto no quiere decir que fuera inevitable, claro».

Alejandro Pulido, que ha elegido este conflicto bélico como tema de su tesis doctoral en la Universidad del País Vasco, coincide casi de pleno. Algunas consecuencias de aquella carnicería que acabó con la vida de unos diez millones de soldados –otros veinte millones resultaron heridos– y mató a más de siete millones de civiles resultan incuestionables. Con todo, Pulido no es tan tajante al comentar la influencia que la contienda tuvo en ciertos terrenos. Él cree más bien que «cuestiones como el voto femenino, o los avances tecnológicos y médicos, hubieran llegado, aunque de una forma más lenta. Lo que hizo la Gran Guerra es acelerarlo todo». ¿Y qué es ese todo? Los dos historiadores nos lo detallan.

Caída de cuatro grandes imperios. Nuevos estados y vuelco al orden internacional

Según las fronteras actuales, podría decirse que fueron casi setenta los países que se vieron involucrados en la Primera Guerra Mundial. Pero el dato tiene trampa, ya que muchos de ellos estaban integrados en 1914 en alguno de los cuatro grandes imperios que desaparecieron por efecto de la contienda y la Revolución Rusa: el alemán, el austrohúngaro y el otomano, en un bando, y el ruso en otro.

Varias naciones recuperaron su independencia y otras nuevas se crearon. Pero, según Maximiliano Fuentes, el gran cambio también se dio en términos políticos. «La enorme mayoría de Europa se convierte en nuevos estados con regímenes políticos republicanos, con un peso enorme de los parlamentos y un proceso de democratización acelerado. Se producen movimientos pendulares de parlamentos que tienden a la socialdemocracia e intentos revolucionarios y que luego van girando hacia la derecha con regímenes más autoritarios y, más tarde, fascistas», explica. Alejandro Pulido agrega que la contienda, una vez acabada, «sembró las bases de numerosos conflictos posteriores», algunos a escala local y otros a nivel internacional, incluida la Segunda Guerra Mundial, iniciada apenas dos décadas más tarde. «Se pretendió construir nuevos estados étnicamente homogéneos. Esto, evidentemente, resultó un fracaso: buena parte de las reivindicaciones de Hitler vendrían dadas por planteamientos de las minorías alemanas», señala Fuentes. Una idea compartida por el también historiador británico Ian Kershaw, que ha escrito que, «sin la Primera Guerra, el Tercer Reich sería inconcebible. En Alemania, la derrota significó un desastre y, a ojos de Hitler, la Segunda Guerra Mundial no era más que un legado inacabado de la anterior».

El fin del régimen zarista y el triunfo del comunismo en Rusia se produjo en 1917, durante el tercer año de la Primera Guerra Mundial.
El fin del régimen zarista y el triunfo del comunismo en Rusia se produjo en 1917, durante el tercer año de la Primera Guerra Mundial. R. C.

Este grueso cambio en las fronteras europeas, y el empobrecimiento generalizado de los países del continente, generó también un nuevo orden internacional, apunta Pulido. «Europa queda muy debilitada en la esfera global y Estados Unidos aparece como nuevo referente mundial». Lo que afectó, dice, incluso a aspectos culturales. «Las tropas estadounidenses darán a conocer sus costumbres y música por Europa desde su entrada en la guerra, en 1917. A partir de ahí se empiezan a popularizar aquí nuevos estilos musicales, como el jazz».

Otros modelos socioeconómicos. El mito de la eliminación de las clases sociales

La contienda, y la Revolución Rusa que coincide con ella en su tercer año, aceleran nuevos modelos socioeconómicos que acaban desembocando en regímenes polarizados. «En el mito de la eliminación de las clases sociales, la guerra introduce la idea de un pueblo único unido contra un enemigo; es decir, aporta la idea de la unanimidad nacional –argumenta Maximiliano Fuentes–. Este espíritu de comunidad de la trinchera aporta la idea de que todos somos iguales porque peleamos por lo mismo, lo que luego se reformula en términos políticos con nuevos proyectos: el comunismo, por un lado, y los primeros movimientos fascistas, en otro sentido». Se trata, en opinión del historiador, de «construcciones discursivas que luego no se acaban produciendo en la realidad, porque a las trincheras van los miembros de las clases bajas». Esa «idea de la comunidad nacional» es la que lleva a Fuentes a afirmar que «el comunismo y el fascismo son hijos de la Primera Guerra Mundial». A pesar de las diferencias.

Necesidades de mano de obra. Acceso masivo de la mujer al mercado laboral

Durante los cuatro años de un conflicto bélico que movilizó a cerca de 70 millones de hombres, es fácil imaginar quién tuvo que hacerse cargo del sistema productivo. «Las mujeres sustituyen a los hombres en el trabajo de las fábricas y también conduciendo tranvías, limpiando trenes, en el servicio postal e incluso como patrullas de policía», detalla Alejandro Pulido. Esta circunstancia potenció el movimiento feminista desarrollado a lo largo del siglo anterior y facilitó algunas conquistas a la causa; la más importante, la del voto. «Aunque con algunas restricciones, el sufragio femenino comienza a generalizarse a partir de 1918. Antes hubo momentos y lugares aislados en los que se concedió el voto a las mujeres, pero son casos anecdóticos», añade Pulido.

La contienda

  • Cuatro años, TRES MESES Y 14 DÍAS DE HOStilidades. El asesinato en Sarajevo del heredero de la corona austrohúngara, Francisco Fernando de Austria, y su mujer fue la mecha que provocó la guerra. Eso ocurrió el 28 de junio de 1914 y el conflicto se inició justo un mes más tarde. Finalizó el 11 de noviembre de 1918, hoy hace un siglo, con la rendición de Alemania. El texto del acuerdo de paz, el Tratado de Versalles, se firmó en junio de 2019.

  • tres imperios contra los aliados. La contienda enfrentó a los imperios austrohúngaro, alemán y otomano y el reino de Bulgaria contra una alianza de 35 países.

  • 10 millones de soldados se calcula que murieron en la Gran Guerra y otros veinte millones resultaron heridos. Fueron movilizados casi 70 millones de hombres. El conflicto mató además a siete millones de civiles.

La entrada masiva de ellas en las fábricas vino acompañada de una adecuación de su atuendo al trabajo y ciertos cambios en la moda. Llegaron melenas más cortas, se amplió el uso del pantalón, las faldas dejaron ver una pequeña parte de las piernas y esto... popularizó el depilado, hecho que aprovechó la firma Gillette para lanzar en 1915 su primera maquinilla para eliminar el vello femenino.

Un progreso inducido. Gran desarrollo de la tecnología y la medicina

Lanzallamas, gases venenosos, aviones de reconocimiento, desarrollo de las comunicaciones inalámbricas, submarinos y carros de combate, un invento este último creado por el Ejército británico de forma específica para este conflicto con el fin de superar trincheras y alambradas. «Se pasa de una guerra del siglo XIX a otra más moderna, de la caballería a la aviación, lo que impulsa más tarde las líneas aéreas comerciales», dice Pulido. «Es una contienda a caballo entre las antiguas y las modernas, en las que conviven tanques con bayonetas», detalla Maximiliano Fuentes. Las grandes tareas de ingeniería de esos años han incidido en el desarrollo de las comunicaciones, el transporte o la industria automovilística. También, afirma Pulido, se fomentó el cine, un instrumento entonces empleado como medio de propaganda y espionaje y que en los años posteriores generó una importante industria.

Dos mujeres, al mando de una ambulancia móvil.
Dos mujeres, al mando de una ambulancia móvil. Reuters

Como una guerra de masas requiere una gran atención sanitaria, lo mismo sucedió con la medicina. Se desarrollaron las ambulancias móviles, el aparato portátil de rayos X –un invento del ingeniero español Mónico Sánchez que empleó Marie Curie en el frente francés–, las transfusiones de sangre, las prótesis, la cirugía estética, el injerto de piel, los sueros, las vacunas y los antídotos contra los ataques químicos. Y, por supuesto, «los estudios psiquiátricos para tratar los traumas, la histeria y neurosis de guerra o la pérdida y reconstrucción de la memoria», añade Fuentes.

Un grupo de mujeres clasifican munición incautada al enemigo. Visita del káiser Guillermo II a Estambul en 1917. El carro de combate se creó específicamente para esta guerra. R.C. | AFP
Imagen principal - Un grupo de mujeres clasifican munición incautada al enemigo. Visita del káiser Guillermo II a Estambul en 1917. El carro de combate se creó específicamente para esta guerra.
Imagen secundaria 1 - Un grupo de mujeres clasifican munición incautada al enemigo. Visita del káiser Guillermo II a Estambul en 1917. El carro de combate se creó específicamente para esta guerra.
Imagen secundaria 2 - Un grupo de mujeres clasifican munición incautada al enemigo. Visita del káiser Guillermo II a Estambul en 1917. El carro de combate se creó específicamente para esta guerra.

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