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Tras permanecer 25 años en Valentino, Pierpaolo Piccioli se pasa al extremo contrario: la transgresora Balenciaga. Reuters

Cambio de agujas

El lujo se tambalea. Chanel, Dior, Balenciaga, Fendi y Valentino, entre otras grandes firmas, renuevan sus direcciones creativas para animar un mercado estancado y volver a suscitar fuertes emociones

Sábado, 15 de noviembre 2025, 13:14

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El negocio del lujo está en crisis. La moda asiste a un desfile de cambio de agujas y se ha convertido en un trampantojo, en una trepidante montaña rusa donde nada parece lo que es y donde nadie parece tener asegurada su silla. Ni siquiera la crème de la crème. De la guillotina tampoco se salva la aristocracia del diseño, un privilegiado y mimado grupúsculo de creadores (Jonathan Anderson, el georgiano Demna y Pierpaolo Piccioli, entre otros) que caminan a salto de mata y se asoman peligrosamente al precipicio cuando hasta hace poco les extendían alfombras rojas allá donde pisaban. Estrellas a las que extendían, además, cheques sin límites sin pedir nada a cambio. O muy poco. Eran otros tiempos. Pero los pobres resultados actuales han colmado la paciencia de muchas cancillerías financieras que han metido el 'tijeretazo' sin aspavientos para intentar reconducir la situación. Se acabaron los excesos, se acabó la fiesta.

Mientras los líderes creativos estaban considerados hasta hace no mucho figuras casi míticas e intocables, hoy su rol es mucho más técnico y estratégico. De ahí que las grandes casas de moda hayan arrancado la temporada con nuevas caras para hacer frente a una encrucijada de incertidumbres tensionadas por el desplome de las ventas, especialmente en China y Estados Unidos, los grandes motores de esta industria.

30 por ciento

han descendido en lo que va de año las ventas de Kering, el conglomerado que controla marcas como Gucci, Saint Laurent, Bottega Veneta, Balenciaga, Alexander McQueen y Brioni.

Este cambio de cromos sucede en un momento especialmente convulso para un sector que tampoco es ajeno a a los cambios culturales y la desaceleración global. Hay motivos que trascienden los puramente económicos y que explican que gigantes como Gucci, Chanel, Dior, Fendi, Hermès y Balenciaga, los grandes trasatlánticos del glamur y la exclusividad, hayan puesto patas arriba sus staff con el fin de redefinir el lujo contemporáneo y responder a un consumidor «más diverso y cambiante» con nuevas visiones estéticas y comerciales.

Rotación «sin precedentes»

Marta de la Rocha, vicedecana del Área de Moda del Creative Campus de la Universidad de Europa, interpreta esta rotación «sin precedentes» de directores creativos como «una respuesta estratégica» a la necesidad de revitalizar un mercado en fase de estancamiento y alinearlos con «nuevas sensibilidades socioculturales». Estos diseñadores, analiza, introducen enfoques disruptivos y principios de sostenibilidad orientados a conectar con generaciones que privilegian la autenticidad por encima de la ostentación tradicional. Si no ha colapsado el sistema, está al borde de la autodestrucción, alerta el filósofo italiano Emanuele Coccia. «Lo que la moda debe hacer no es distinguir clases, sino capturar el espíritu de su tiempo. Por desgracia, en las dos últimas décadas muchas empresas han intentado volver a la idea de la moda como lujo, que es exactamente lo contrario, limitando su acceso a muy poca gente. Una concepción extremadamente conservadora y reaccionaria», valora. Las consecuencias han sido nefastas. Los números no salen. Kering (el segundo entramado de lujo francés, con marcas como Gucci, Saint Laurent, Bottega Veneta, Alexander McQueen y Brioni) ha registrado en lo que llevamos de año un receso de ventas entre el 30% y 40%, calcula Coccia.

Nueva estrategia

Nunca antes tantas grandes casas habían cambiado su dirección creativa al mismo tiempo

Curiosamente, este terremoto tiene como protagonistas a hombres al protagonizar 11 de los 12 'bailes' de sillas. Hombres y, además, blancos. El más importante, sin duda, es el que ha llevado a Matthieu Blazy de Bottega Veneta a Chanel, uno de los principales buques insignia de la moda mundial. Le ha caído un regalo envenenado: hacer olvidar a Karl Lagerfeld. Ninguno de sus sucesores ha sobrevivido. Al estar Chanel en manos de una familia -los Wertheimer- y no de grupos inversores, a Blazy puede salvarle que no tendrá que presentar resultados inmediatos. Sin embargo, produce escalofríos pensar si la marca de la doble 'C' tendrá la paciencia que no demostró con sus predecesores.

El exLoewe Anderson saltará a Dior en otro reto de altura. Tampoco es fácil su desafío, habida cuenta de que se pone al frente de la segunda marca en volumen (por detrás de Louis Vuitton) del grupo LVMH. Jamás en la historia de la maison un mismo diseñador se ha había hecho cargo de las colecciones masculina y femenina. Casi nada lo que le espera.

Versace, en manos ajenas

Con su poderoso talento, Demna aterriza en Gucci tras triunfar en Balenciaga. Si marcó época con Kering, la resurrección del emblema de la sofisticación italiana no debería plantearle, en apariencia, grandes dificultades. Pierpaolo Piccioli, a su vez, toma el relevo de Demna tras hacer historia en Valentino, donde permaneció 25 años, si bien esta histórica casa ha perdido bastante fuelle económico. Otro desembarco sonoro será el de Dario Vitale en Versace. Donatella Versace ha dado el visto bueno por primera vez en 27 años a que la dirección artística de la marca de la medusa fundada por su malogrado hermano salga del emporio familiar.

Un mercado a la baja

El desplome de las ventas en Estados Unidos y China ha cambiado las reglas del juego

Los neoyorquinos Jake McCollough y Lazaro Hernandez, creadores de Proenza Schouler (por los apellidos de sus abuelas), empinarán una dura cuesta en su intento de mantener las ventas y la relevancia de la casa de origen español. Glenn Martens (Maison Martin Margiela), Duran Lantik (Jean Paul Gaultier), Simone Bellotti (Jil Sander) y Michael Rider (Celine) se suman a este show de impredecibles consecuencias que dictará sentencia sobre una industria que hasta finales de 2023 no había parado de dar alegrías. Sin embargo, los tiempos actuales han cambiado radicalmente el escenario de un mercado a la baja.

11 de los doce cambios

que se han producido en el arranque de la actual temporada en la moda de lujo tienen como protagonistas a hombres. Todos son, además, blancos. Sobre sus espaldas recae el desafío de animar un mercado estancado.

Los diseñadores llamados a protagonizar esta revolución -nunca antes tantas grandes casas habían cambiado su dirección creativa al mismo tiempo- pueden sufrir el escarnio público y, como María Antonieta, subir al cadalso si no logran los resultados esperados. La moda, tan bella, ya no se anda con remilgos y está dispuesta a cortar las cabezas que hagan falta.

Matthieu Blazy

Al buque insignia del lujo mundial

Matthieu Blazy se ha quedado con el puesto de director creativo más codiciado del sector, procedente de Bottega Veneta. Las ventas de Chanel cayeron un 4,3% pero es la etiqueta más famosa.

Duran Lantink

En Gaultier

El destino de Duran Lantink estaba marcado. De niño se vestía con las prendas de Gaultier de su madre.

Simone Bellotti

A Jil Sander

Simone Bellotti ha trabajado para marcas como Dolce&Gabbana, Gucci y Bally.

Jonathan Anderson

Nuevo director de Dior

Jonathan Anderson debe reflotar los números de la segunda marca en volumen de LVMH.

Darío Vitale

Impulsar la 'medusa'

Dario Vitale ha asumido la dirección de Versace tras disparar las ventas de Miu Miu.'

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