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La boxeadora Heather Hardy durante una sesión de entrenamiento en un gimnasio neoyorquino.
Mujeres con gancho

Mujeres con gancho

El boxeo deja de ser coto masculino. La exministra Carme Chacón, como muchas ejecutivas y famosas, se cala los guantes para mantener la forma y combatir el estrés

guillermo elejabeitia

Lunes, 6 de febrero 2017, 00:19

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Un par de veces por semana, antes de entrar a su nuevo trabajo en el despacho de abogados Ramón y Cajal, Carme Chacón se cala los guantes de boxeo y le sacude unos golpes a un saco de arena. No solo se pone en forma, sino que libera tensiones y refuerza su autoestima. Desde que abandonó la primera línea política, poco antes de que su partido se enzarzara en un cruento combate, la exministra de Defensa ha estado asistiendo a las sesiones de entrenamiento que ofrece un gimnasio especializado de Madrid.

La política socialista pisó por primera vez el ring a finales de septiembre, cuando se estaba cociendo el Comité Federal que dejó noqueado a Pedro Sánchez. Entonces asistió a la primera clase del curso, que consistía en una hora de entrenamiento básico. Saltar a la comba, golpes en el saco, abdominales... Aunque arrancó cautelosa por la patología congénita que sufre, parece que le gustó, pues cuatro meses después sigue asistiendo a unas sesiones por las que paga 55 euros al mes. Reacia a desvelar sus planes, no sabemos si es sólo un hobby o Chacón planea para volver al frente más preparada y segura de sí misma.

Boxeo para ejecutivos

  • guantazos de cuello blanco

  • Masculino, violento y de baja estracción social. El boxeo se ha empeñado en dejar noqueados los estereotipos que le han acompañado tradicionalmente. Ahora se consolida como una actividad habitual entre políticos o directivos de empresa. «Refuerza la seguridad en uno mismo, ayuda a ser reflexivo y estimula la capacidad de liderazgo». Es lo que llaman white collar boxing, o boxeo de cuello blanco, en referencia a su utilidad para desestresar a quienes trabajan en una oficina. Nació en los años ochenta en Nueva York, cuando varios financieros y abogados de Wall Street decidieron entrenar como boxeadores profesionales en el mítico gimnasio Gleasons de Brooklyn.

«No es el único político entre nuestros alumnos», desliza el responsable de Fightland, un centro ubicado en el barrio de Chamberí al que acuden modelos, actores, presentadores de televisión, ejecutivos o deportistas de alto nivel. Y cada vez más mujeres. «Hace diez años era muy difícil ver a una en un gimnasio de boxeo», reconoce José Luis Serrano, dos veces campeón de España. En el gimnasio que regenta junto a César Barbosa son ya el 43% de las casi mil personas inscritas. Su caso es excepcional, ya que lo normal es que las féminas, que suelen ser mayoría en los gimnasios convencionales, apenas lleguen a una de cada cinco en las instalaciones especializadas en boxeo.

La clave del éxito de la disciplina es que ha dejado de estar vinculada únicamente a la competición para convertirse en una actividad al alcance de todos. Las sesiones, de en torno a una hora, son como las que seguiría un boxeador que se prepara para un combate, pero sin necesidad de llegar al cuerpo a cuerpo. Trabajo cardiovascular, sentadillas, saltos o abdominales, combinados con ejercicios técnicos. Serrano sostiene que «se puede entrenar para el boxeo sin recibir un solo golpe».

Eso ha convencido a profesionales que quizá antes ni se hubieran planteado calarse

unos guantes de boxeo, como las modelos. Gigi Hadid aparece en el último cortometraje de James Franco soltando puñetazos. Adriana Lima logró recuperar la figura ocho semanas después de dar a luz con sesiones de boxeo. Elsa Pataky comparte habitualmente vídeos en las redes sociales en los que se la ve sacudiendo guantazos a su entrenador y Pilar Rubio asegura que es una de las actividades que más disfruta a la hora de cuidarse. Karlie Kloss o Kendall Jenner son otras de las maniquís que han optado por el combate para mantener la forma.

900 calorías por sesión

Quienes lo prueban aseguran que son todo ventajas. Físicamente es una actividad «especialmente interesante para las mujeres, pues aumenta la densidad ósea, soluciona rápidamente el problema de la flacidez en los brazos, moldea los hombros, ayuda a mantener el pecho erguido, afina la cintura, reduce la celulitis y endurece enormemente abdomen, glúteos y piernas», explican en Fightland.

En un entrenamiento intenso se pueden quemar unas 900 calorías de forma más dinámica y entretenida que en una clase de spinning. Entra en actividad todo el cuerpo. Las piernas, que bailan en el juego del ataque y defensa y ayudan con el golpe; la zona media, donde se origina cada movimiento; y los brazos, que mantienen la guardia y asestan los puñetazos. «En poco tiempo se consigue firmeza y definición sin ganar volumen, algo que una modelo no se puede permitir», apunta Serrano.

La capacidad de reacción, la agilidad o el equilibrio también salen reforzados de un ejercicio que tiene mucho de coreografía. Pero lo que más destacan los aficionados es su capacidad para desestresar la mente y templar el estado de ánimo. «Se trata de un gran catalizador de energía y emociones, genera endorfinas que provocan sensación de bienestar y refuerza la seguridad en uno mismo», detalla Serrano. No es extraño que el boxeo pueda ser útil para quienes sufren estrés, ansiedad, depresión, neurosis compulsivas o trastornos del temperamento.

«Lo mejor es la sensación de tranquilidad que te queda después del entrenamiento», asegura María González. Esta madrileña de 19 años comenzó a boxear cuando tenía 15, fundamentalmente para luchar contra el sobrepeso. «Consegui perder trece kilos en poco tiempo y mejoré mi condición física», revela, pero lo más importante es que dio con la pasión que le ha guiado desde entonces. Ahora es uno de los mejores activos de futuro del boxeo femenino en nuestro país.

Reconoce que atarse los guantes cambió no solo su talla, sino su vida. «Ahora estoy mucho más centrada y llevo una vida más ordenada», confiesa. Compagina la carrera de Ciencias de la Actividad Física con dos sesiones de entrenamiento diarias y la vista puesta en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. Reconoce que es un deporte muy exigente, pero también que le ha aportado «tranquilidad y autoconfianza». En el futuro se ve como agente del Cuerpo Nacional de Policía, un trabajo para el que cree que su experiencia como boxeadora le sería muy útil. «Y no estoy hablando de violencia;no soy una persona agresiva advierte una mujer acostumbrada a derribar tópicos. Hay mucho más respeto en un combate de boxeo que en un partido de fútbol». O que en la calle Ferraz, podría añadir Chacón.

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