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irma cuesta
Sábado, 19 de septiembre 2015, 01:54
Las pruebas de que las cosas están cambiando no solo se encuentran en la alta costura, el cine o la televisión. La cruzada iniciada hace semanas por Alexander Salinas, un transexual de Cádiz empeñado en ser el padrino de bautismo de su sobrino, resulta un buen ejemplo, aunque para animar a la Iglesia que primero le denegó el permiso, luego se lo dio y ahora ha vuelto a quitárselo haya abierto una petición en la plataforma change.org. Lleva reunidas 40.000 firmas y finalmente, cansado, ha optado por apostatar.
Mientras una parte de los católicos se cuestiona qué postura tomar y la jerarquía acaba de aclararse, quien ya ha dado un paso al frente es el presidente norteamericano. Barack Obama ha contratado a Raffi Freedman-Gurspan, una conocida activista trans, para que forme parte de su equipo. El anuncio, interpretado como un hito más en la lucha por la igualdad en Estados Unidos, se suma a otros igualmente significativos como el del Pentágono, dispuesto ahora a abrir las puertas a este colectivo.
Aunque si hay algo que parece empeñado en resituar a la comunidad LGBT de todo el planeta es el cine y la televisión. A la espera de que el próximo otoño Tom Hooper estrene La chica danesa, la vida de Lili Elbe, la primera transexual de la historia, la televisión lleva tiempo aportando su granito de arena. Primero con Orange is the new black, la crónica de un año en una prisión de mujeres donde una de sus protagonistas, Laverne Cox, transexual en la vida real y en la serie, es la encargada de mostrar hasta qué punto puede resultar difícil integrarse. Pero también con Transparent, una comedia en la que el espectador asiste al tránsito de Maura, una mujer en el cuerpo de un profesor de universidad, padre de tres hijos, que llegado el momento de la jubilación decide aparcar para siempre sus pantalones.
Webs de citas
El influyente Bloguero Ryley Pogensky está empeñado en conseguir que las webs de citas incluyan a los transexuales, porque opina que presentarte como hombre o mujer, bisexual, gay o heterosexual, «está limitando a nuestra comunidad». La suya, sin duda, es otra de esas voces que luchan por conseguir que se les vea de otra manera.
La última, la del campeón del mundo de levantamiento de peso, Matt Kroc, de 42 años, que se ha transformado en Janae Marie. Cuenta que le hubiera gustado esperar a que sus hijos fueran algo más mayores para salir del armario, pero que ha decidido dar el paso porque, en realidad, sigue sintiéndose muy hombre. «Soy un macho dominante y a la vez profundamente femenina; una lesbiana en un cuerpo de varón». Mucho antes lo hizo Lana Wachowski, una de las creadoras de la saga Matrix, cuando aún se llamaba Larry. Y Chaz, el hijo de los archiconocidos Cher y Sonny, que a los 18 años anunció que era lesbiana y poco después inició el viaje definitivo que la convertiría en hombre. Un documental sobre su tránsito, Becoming Chaz, se estrenó en el Festival de Cine de Sundance de 2011.
El último en demostrar que ser o no ser trans carece de importancia es el guapísimo Keanu Reeves, enamorado de la actriz Jamie Clayton, protagonista en la serie Sense8. Ella ya ha dicho que es importante que las personas LGBT tengan roles protagonistas y que muestren situaciones de amor y de sexo como algo natural. Pero no hay que irse tan lejos para encontrar un icono de transexualidad. En España, Bibí Andersen, que durante años se movió en una decidida ambigüedad, fue la primera en hacer visible a un colectivo que con el tiempo se ha hecho más fuerte.
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