Casablanc, caracterizado como Bárcenas.

Pedro Casablanc: «Se ríen con Bárcenas, pero es una risa de rabia»

Nací en Marruecos hace 51 años. Llevo 11 con mi mujer y tengo 3 hijos, de 15, 11 y 3 años. Vivo de alquiler en Torrelodones. No tengo casa propia, me horrorizan las hipotecas. En verano antes iba a Londres a ver teatro, pero cada vez disfruto más en la huerta y junto al mar.

isabel ibáñez

Jueves, 21 de agosto 2014, 11:49

Solo necesita un traje color crema para convertirse en Luis 'el cabrón'. Es la última peripecia teatral ('Ruz-Bárcenas') de Pedro Casablanc, actor de largo recorrido al que aún reconocen en la calle por 'el ruso' de 'Policías'.

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¿Solo un traje?

El traje crema es porque el espacio en el escenario es muy oscuro y porque es un hombre elegante con características estéticas determinadas. He visto imágenes y un pequeño fragmento de una declaración ante el juez para conocer su lenguaje no verbal. Queríamos que fuese como un documental.

Su texto es la declaración clavada de este hombre ante el juez. Y la gente se ríe. ¿Por qué?

Reconocen ciertas cosas que han leído en el periódico o han visto en la tele. Se ríen pero es una risa de rabia, es indignación transformada. Les hace gracia ver el aplomo con que el personaje acusa a sus compañeros de partido o confiesa las manipulaciones que ha hecho con el dinero. Dicen: 'Es alucinante lo que estoy oyendo, no me lo puedo creer'. AManolo Solo, que hace de juez, y a mí nos encanta, sabemos los momentos en que va a haber risas y los 'colocamos'. Lo mejor es cuando me pregunta: '¿Cuánto dinero ha dado usted?', y yo suelto: '25.000 euros'. La gente dice: '¡Dios mío, con lo que me cuesta a mí ganar eso!'.

¿Su instante preferido?

Cuando se protege y no quiere contestar. Le preguntan por la contabilidad, donde aparecen las letras JM y una gran cantidad de dinero, y dice que podría ser Aznar o Mayor Oreja, y suelta: 'Yo no me atrevo a identificar sin duda de ningún tipo'. Es un hombre amenazado, acorralado, un títere, aunque él también ha manipulado, pero hablamos con gente que sabe y dicen que es un hombre de paja. Hasta cierto punto, claro.

¿De qué le gusta charlar?

Con compañeros hablo de teatro, de cine. Con otros amigos, de literatura. Y con otros padres, de niños. De fútbol nada, soy antifutbolero, me quedé tranquilo con la derrota de la Roja, así hay menos problemas con que la gente vaya a vernos. En el anterior Mundial, al salir del teatro veíamos a energúmenos subidos a una estatua de García Lorca con banderas y gritando eso de «Yo soy español, español». Me ponía de los nervios.

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¿Qué futuro le espera a este país tras el desastre de Brasil?

La generación de Lorca, Machado, Unamuno intentaron que tuviéramos cierta identidad cultural, pero ahora no tenemos dónde agarrarnos y el fútbol es la panacea de los políticos para impedir que la gente piense. Ojalá los telediarios al final dedicaran al teatro el tiempo que le dan al deporte. Que contaran cosas como: 'Casablanc no estuvo bien ayer con el texto, se sentó mal o no acertó con la pelea de espadas...'.

¿Qué pasaría si el arzobispo Carrillo (al que da vida en la serie 'Isabel') levantara la cabeza y viera que la España que él contribuyó a crear se resquebraja?

Se encontraría a muchos con un pensamiento casi medieval.

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Entre Ratzinger y Francisco

Por cierto, dicen que lleva usted una vida casi monástica.

No hago vida social porque mi vida familiar me lo impide y si tengo que elegir prefiero la familia. No voy a estrenos casi nunca y hago los photocalls a los que me obligan por contrato. Pero no vivo en un monasterio, ni me gustaría.

¿Qué le parecería el papa Francisco como personaje?

No soy creyente y no tengo demasiadas referencias, sé que es rompedor, le veo cercano quizá porque es latino. Me cae bien. Me propusieron hacer de Ratzinger y no pude por cuestión de agenda, pero me hubiera gustado, aunque no me pareciera simpático.

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Tiene huerta en Alicante.

Conocí el mundo de la agricultura a través de mi familia política. Compré en Catral (Alicante) una huerta abandonada que podía haber sido pasto de la especulación. Tenía palmeras datileras y naranjos. Los cuido desde hace tres años y he plantado más frutales. Disfruto del contacto con la tierra, el olor a azahar, los atardeceres mágicos tras la sierra de Callosa.

¿Se llamaría ecologista?

Sí, de manera natural, pero hago poca cosa en ese sentido. Reciclo la basura que puedo; entre baño y baño limpio el trozo de playa que ocupo. Y colaboro con Greenpeace. Me fascinan los animales... en libertad. He tenido perros, pero he comprendido que era un error.

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Hizo del gorila albino Copito de nieve. Animales con más ética que muchos humanos...

Se hablaba de un personaje público, de la repercusión de ser alguien especial, de la marginalidad del distinto. Y el gorila estaba a punto de morir, estaba basado en el ensayo de Montaigne. No dejo de leerlo para aceptar el tema de la muerte.

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