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Aplastar la llaga hasta reventarla
Cine

Aplastar la llaga hasta reventarla

Cien años después de su nacimiento, el legado artístico de Pier Paolo Pasolini resulta casi tan inabarcable como insoportablemente libre y provocador

antonio m. ruiz

Miércoles, 18 de mayo 2022, 01:01

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Poeta, revolucionario teórico, intelectual, cineasta, actor y experto en el lado oscuro del alma humana, pero también homosexual confeso, comunista y católico, Pasolini se erige como uno de los azotes más contundentes y preclaros de la encorsetada sociedad italiana de la segunda mitad del siglo XX. Durante su vida, abrazará el cristianismo para rechazarlo posteriormente, se sentirá defraudado por el comunismo y la Democracia Cristiana y encontrará en el fútbol su evasión de la realidad.

La obra literaria de Pier Paolo Pasolini, que publica su primer libro de versos en 1941, abarca un amplio abanico de géneros, como la poesía, el ensayo y el teatro. Pero es en su trabajo cinematográfico donde el artista construye su ariete contra el anquilosamiento social que lo rodea.

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Poeta, intelectual, cineasta, actor, pero también homosexual confeso, comunista y católico

Colaborador de cineastas de la talla de Fellini (responsable de los diálogos de 'Las noches de Cabiria') o Bertolucci (guionista de 'La comare seca'), su trabajo como escritor prosigue a través su experimentación con el lenguaje cinematográfico. En ambos registros manifiesta las mismas características de una persona exigente, insatisfecha, rica en contradicciones. Sus filmes son fruto del análisis atento y riguroso de él mismo y de su realidad cotidiana.

Los primeros largometrajes que lleva a cabo, 'Accatone' (1961) y 'Mamma Roma' (1962), están influenciados por el neorrealismo italiano. La primera muestra el proceso de degradación seguido por el proxeneta del título, personaje aborrecible y despreciable, para después intentar redimirse, en un intento de llevar una vida más digna tras haberse dedicado a la explotación de dos prostitutas. Uno de los momentos significativos del filme tiene lugar cuando Accatone, de manera premonitoria, ruega al enterrador que le sepulten en un lugar donde dé la luz del sol. Esta orientación religiosa continúa en 'Mamma Roma', en la que Anna Magnani interpreta a una madre prostituta con un hijo rebelde en la periferia romana.

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Su segunda etapa viene marcada por dos filmes muy polémicos, claves para la comprensión del conjunto de su obra, 'El evangelio según San Mateo' (1964), Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia, y 'Pajaritos y pajarracos' (1966). Ambas obras acentúan las contradicciones del autor: el comunismo, el catolicismo y una experimentación formal ligada a sus fantasmas personales. En particular, en 'El evangelio según San Mateo', según la propia declaración de Pasolini, trataba de mostrar la figura de Cristo «como un mito popular visto a través de los ojos del pueblo creyente». Es, quizá, la mejor aproximación a la figura del Hijo de Dios hasta la fecha. Por su parte, la comedia será el género que inunde 'Pajaritos y pajarracos', en la que reminiscencias chaplinianas y fellinianas marcarán los diálogos que tienen lugar entre dos frailes, padre e hijo, y un cuervo.

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Posteriormente el cine de Pasolini se centra en el análisis de los mitos que cimentan nuestra cultura occidental; a este empeño se dedica 'Edipo Rey' (1967), la más autobiográfica de su obra, no escapa a la sombra del psicoanálisis freudiano; refleja, por un lado, una visión personal de los sentimientos del autor y, por otro, una representación de las relaciones sexuales incestuosas. 'Medea' (1969), protagonizada por la soprano María Callas, supone un antes y un después en las inquietudes artísticas de Pasolini; el relato de Eurípides sirve al cineasta para confrontar la visión idealizada de civilizaciones pasadas y la visión racionalista de las modernas. Cabe señalar en este intervalo 'Teorema' (1968), punto culminante de su obra. Una familia italiana de clase media-alta recibe la visita de un misterioso huésped que alterará el comportamiento de todos sus miembros, seduciéndolos con su magnético atractivo, excepto a la criada, que se convertirá en un «apostol de la revolución». La intrusión del extraño provoca en el núcleo burgués la autoconsciencia de sus insuficiencias. La cinta fue secuestrada y las salas en las que se exhibía fueron violentamente desalojadas por la policía.

También en 1969 dirige 'Pocilga', cruel visión sobre el canibalismo físico y psíquico y la zoofilia. Cuenta a la vez dos historias: la primera, desarrollada a finales del siglo XV, es la de un joven con un hambre insaciable que le lleva a asesinar a viajeros solitarios, devorándolos posteriormente; la segunda tiene lugar en Alemania, a finales de los 60; Julian preferirá sus clandestinos paseos a pocilgas al amor de Ida. Como es de suponer, el generalizado rechazo social a la película no se haría esperar.

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Pero donde la reflexión sobre el sexo y el placer se hace patente es en la 'Trilogía de la Vida': 'El Decamerón' (1970), 'Los cuentos de Canterbury' (1972) y 'Las mil y una noches' (1974). Pasolini hace uso de su visión poética y lírica de la realidad para reivindicar la alegría del sexo, especialmente en las capas populares. Las historias, interpretadas por actores no profesionales, se suceden en las tres obras con jocosidad e irreverencia, marcadas siempre por la condición humana.

Su último filme, 'Saló o los 120 días de Sodoma' (1975), está basado en el texto del marqués de Sade, pero ambientada en la República Fascista de Saló. Esta pieza se centra en un universo cerrado y maléfico donde el sexo es un medio de opresión y muerte en manos de los representantes del poder. Fue prohibida en numerosos países.

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El 2 de noviembre de 1975, antes del estreno de Saló, Pasolini muere en una playa de Ostia. Aún hoy hay diversas teorías conspiratorias que difieren de la oficial, según la cual pierde su vida a manos de un chapero, Giuseppe Pelosi. Sin embargo, éste, tres décadas después se declararía inocente, culpando a tres personas, que lo asesinaron al grito de «sucio comunista, maricón».

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Defensor a ultranza del 'cine de poesía', caracterizado por su simbolismo y su gran carga literaria, 100 años después de su nacimiento en Bolonia, su legado artístico resulta casi tan inabarcable como insoportablemente libre y provocador, que encuentra sus límites sólo en sus propias obsesiones. Read the english version

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