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Trono-catafalco del Sepulcro. Revista «La Saeta», 1928. SUR
Joaquín Masó Roura, el hermano mayor que encargó el trono del Sepulcro
Investigación cofrade

Joaquín Masó Roura, el hermano mayor que encargó el trono del Sepulcro

Bajo su mandato también se estrenó el manto que bordaron las Madres Adoratrices para la Virgen de la Soledad

ANDRÉS CAMINO ROMERO

Jueves, 10 de febrero 2022, 00:29

La centuria decimonónica fue un periodo de la historia de España caracterizado por epidemias, invasiones y guerras, desamortizaciones y exclaustraciones, revoluciones y cambios de regímenes, crisis sociales y económicas, etc., que no fueron óbice para que fraternidades creadas en siglos pasados efectuaran las salidas procesionales con sus sagrados titulares. Incluso, en la segunda mitad nacieron nuevas hermandades como la Buena Muerte y Ánimas (1862) en la parroquia de Santo Domingo, la Misericordia (1864) en la parroquia del Carmen y el Sepulcro (1893) en la iglesia de la Victoria. Precisamente sobre esta última está centrada la atención de este artículo. Por fortuna, se cuenta con información de las identidades de los fundadores: Francisco de Linares Enríquez, quien sería elegido el primer hermano mayor; Juan Rodríguez Gutiérrez, capellán de la Victoria; José Martín Macías, Joaquín Guerrero, Juan López Espinar, Juan Serrano Ruano y Francisco Masó Torruella, progenitor de Joaquín Masó Roura, todos ellos pertenecientes a la floreciente burguesía malagueña.

Datos biográficos

Francisco Masó Torruella (¿?-1921), natural de Olot (Gerona), contrajo matrimonio con Emilia Roura Carnesoltas (1856-1923), de Barcelona. Trajeron al mundo seis hijos: Joaquín (1878-1946), Francisco (1881-1900), Esteban (1885-1962), José (1888-posterior a 1946), Matilde (1891-anterior a 1946) y Emilia (1896-1969).

El cabeza de familia fue un comerciante de tejidos, cuyo establecimiento se ubicaba -según un anuncio publicado en la revista La Saeta, en la calle Castelar (actual Antonio Baena Gómez) n.º 3 y Alarcón Luján n.º 6.

Anuncio Masó Hermanos. Revista La Saeta, de 1929. SUR

Considerado un mecenas por sus contribuciones a entidades benéficas. Al respecto, se reseña cómo dirigió un escrito al deán de la Santa Iglesia Catedral y éste lo hizo presente al estamento capitular en la sesión celebrada el 18 de octubre de 1905 que versaba sobre lo siguiente: «D. Francisco Massó, Presidente de la Liga contra la Mendicidad, le había pedido los trozos de madera, que se habían quitado de la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, con motivo de las mejoras hechas en ésta, con el objeto de utilizarlo en la capilla del Asilo de los Ángeles, de que dicha Liga, está hecha cargo. El Cabildo acordó acceder a lo pedido».

Ejerció de director del Asilo de los Ángeles desde 1900 y, además, se convirtió en bienhechor de dicha institución benéfica. Sus compañeros de Patronato le reconocieron su entrega con la colocación de una lápida el 11 de marzo de 1912, por sus «sentimientos de caridad e incansable celo en pro de los menesterosos, como por el gran interés que ha demostrado para mejorar las condiciones de este establecimiento piadoso hoy completamente transformado por su firmísima e inquebrantable voluntad».

Previamente, había actuado de tesorero en la comisión creada 'ex profeso' para la construcción de un monumento en honor del II Marqués de Larios, Manuel Domingo Larios (1836-1895), realizado por el artista valenciano Mariano Benlliure Gil (1862-1947) e inaugurado el 1 de enero de 1899.

En el cementerio de San Miguel adquirió un terreno para la edificación de un panteón familiar, situado en la parte trasera de la capilla principal. En una cruz que se alza en el mismo aparece la inscripción: 'FAMILIA/ F. MASÓ/ TORRUELLA/ 1900'.

Fue concejal de la Corporación Municipal que presidió el alcalde Ricardo Albert Pomata (1909-1912). En una de las lápidas fijadas en la pared del hall de la Casa Consistorial, la de la primera piedra fechada el 31 de diciembre de 1911, queda constancia de su identidad, junto al resto de miembros.

Toda esta información expuesta revela la posición social del padre de Joaquín Masó Roura. Pues bien, su hijo primogénito casó con Josefa Gómez Mercado (1884-1920) y tuvieron cinco vástagos: Francisco (1910-1936), Concepción (1911-posterior a 1946), Emilia (1913-1915), María Matilde (1915-2005) y Josefa (1918-1996).

Por fuentes consultadas se asegura que fue militar. No obstante, los Masó -se desconoce quiénes de los hijos- regentaron el negocio creado por el patriarca de la familia, dedicado a: «Últimas novedades para Señora / Especialidad en géneros de punto. Artículos blancos/ precios de almacén./ Muy importante departamento de Pañería». También se sabe, por un anuncio recogido en una publicación de 1940, que Esteban Masó Roura dirigió un establecimiento de 'Pañería. Tejidos. Novedades', en la calle Calderería n.º 4-6.

Joaquín Masó quedaba viudo al morir su esposa, Josefa Gómez Mercado, el 22 de marzo de 1920. Él fallecería el 8 de junio de 1946, siendo sus restos depositados en el panteón del cementerio de San Miguel, donde ya reposaban los de su mujer y otros miembros de la familia.

Una semana después, el día 15, se celebró el funeral por el eterno descanso del finado en la parroquia de San Juan.

Panteón de la familia Masó. ANDRÉS CAMINO

Hermandad del Sepulcro

Como se indicaba líneas atrás, la Hermandad del Sepulcro fue constituida en 1893 y no contó con la aprobación de sus Estatutos hasta el año siguiente, siendo obispo de la diócesis malacitana Marcelo Spínola y Maestre (1886-1895). La primera salida procesional se realizó en 1898, solo con la imagen de un Cristo yacente del siglo XIX, propiedad de la iglesia de la Victoria. La titular mariana, una talla anónima del siglo XVIII perteneciente al mayordomo Juan Serrano Ruano, saldría un año más tarde,

Más adelante, en la junta de gobierno presidida por Manuel Fernández del Villar Arjona (1919-1924), figuraron Francisco Masó Torruella y su hijo Esteban, el primero en calidad de vocal y el segundo de vicesecretario.

Al cesar en el cargo Juan Muñoz Orozco (1924-1926), salió elegido hermano mayor Joaquín Masó Roura, responsabilidad que desempeñaría hasta 1929, cuando lo reemplazó Rafael Ramís de Silva (1929-1935).

Si hay algo que destacar sobre el mandato de Masó Roura fue, sin duda, el encargo del actual trono de Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro a los talleres madrileños del Padre Félix Granda Buylla (1868-1954), inspirado en un proyecto del pintor malagueño José Moreno Carbonero (1860-1942). Esta obra de arte pasaría a la historia del patrimonio procesional de la Semana Santa de Málaga.

En la edición de La Saeta de 1927 se anunciaba de este modo el estreno del trono: «De las procesiones que desfilarán este año con reformas importantes, figura en primer lugar esta Real Cofradía, que ha realizado la innovación más suntuosa e interesante de esta Semana Santa. Los cofrades del Sepulcro, calladamente pues hasta última hora no se ha sabido, preparaban la gran reforma que para la Semana Santa supone un avance extraordinario en progresivo desarrollo de su fastuosa magnificencia».

En esta información se advertía al lector que, aunque había sido imposible conseguir los datos precisos para un detallado relato, «podemos sin embargo decir, que la innovación es superior a cuanto pueda imaginarse, habiendo costado la realización de la misma, 150.000 pesetas. El trono mide 4,50 metros de largo por 3,70 de ancho, teniendo aproximadamente una altura de 5 metros. En la construcción se emplea mármol transparente, caoba, ébano y bronce con incrustaciones de oro y plata, destacándose artísticos medallones con alegorías y escenas de la Pasión en alto relieve».

Se concluía con la novedad que «la imagen del Señor ha sido cuidadosamente restaurada» y que «al nuevo trono dará guardia de honor una sección de guardia romana montada que lucirá nuevos trajes».

Unos días antes del estreno del trono, La Unión Mercantil recogía en la edición del Domingo de Ramos, 10 de abril, lo que sigue: «Hemos visitado hoy la iglesia de nuestra Patrona la Virgen de la Victoria, para ver el nuevo trono de la Hermandad del Santo Sepulcro. Lo hemos visto y, después de mirarlo y remirarlo muy despacio, nos hemos quedado admirándolo. Realmente es una obra de arte admirable, que supera las esperanzas que habíamos concebido, cuando nos hablaban de este trono, en proyecto. Muchas obras de arte hemos visto, floración espléndida de los talleres de don Félix Granda; entre ellas se destaca el nuevo trono de la Hermandad del Santo Sepulcro».

La reseña periodística efectuada por el citado diario local tras el desfile era que: «El majestuoso trono del Señor, imposible de describir, por la suntuosidad de sus detalles y conjunto hermoso, ha sido la reforma procesional más importante de cuantas se han exhibido esta Semana Santa. El público, que por las informaciones que hemos publicado, conocía esta innovación y esperaba presenciarla con natural avidez, quedó verdaderamente sorprendido ante el desfile del Paso, motivo de general admiración». Se reconocía, además, que: «Con ello, se han engrandecido las procesiones malagueñas, pues seguramente no existirá en España una obra artística que pueda igualarse a esta. Orgullosos deben estar los entusiastas cofrades, por las felicitaciones recibidas, en justa correspondencia a su iniciativa loable».

Joaquín Masó Roura (1926-1929). ARCHIVO COFRADÍA DEL SEPULCRO/REPRODUCCIÓN DE SANTIAGO GUERRER-STRACHAN CARRILLO

Al margen de esta cuestión y ya como curiosidad, el periódico señalaba que la presidencia oficial había esperado en casa de los señores Masó (que debía encontrarse por Martínez, Castelar o Alarcón Luján) a que la procesión entrase en la calle Larios, para incorporarse a ella, estando formada por el Obispo, el Ministro de Gracia y Justicia, y el de Fomento, los Presidentes de la Diputación y de la Audiencia, concejales, así como representantes de Carabineros, del Ejército y de la Marina.

En la revista La Saeta del siguiente año, 1928, seguía resonando los ecos de la primera salida y estreno del trono del Padre Granda. El director de la publicación, Francisco Morales López, recogía en sus páginas lo siguiente: «Aunque patente y demostrado queda el fervor procesionista de los cofrades de esta Hermandad oficial, con la innovación suntuosa y nunca bien elogiada, llevada a cabo el pasado año, con motivo de la adquisición del regio catafalco que describimos en otro lugar, este año lucirá la procesión reformas complementarias que vienen a aumentar de una forma severa y fastuosa el desfile procesional. El catafalco irá rodeado de veinte nazarenos con otras tantas antorchas encendidas, las cuales prestarán deslumbrador aspecto».

En la propia publicación se resaltaba que el señor Masó dedicaba «por entero sus mayores entusiasmos e iniciativas valiosas». También se admitía que «es innegable que su concurso personal y económico lo ha puesto a incondicional disposición de la Hermandad, pues no de otra forma hubiésemos podido admirar el suntuoso catafalco que fue la nota más saliente de la pasada Semana Santa, y cuya reforma importantísima se debe principalmente a su gestión personal». Finalmente se reconocía que: «es una joya artística de las primeras de España y a él cabe la satisfacción de haberla traído a Málaga para la admiración de todos». Citaba a sus colaboradores más estrechos: «los Sres. Cabo y Martínez, Álvarez Gómez, Carreras, Jaldón García, Ramis de Silva, Rodríguez, Green, Muñoz Orosco, Masó Roura (D. Esteban), Conde Villegas, López Rodríguez, Ruiz Sánchez y Benedito».

Para la Semana Santa de 1929, un nuevo estreno se oteaba en el horizonte. Se trataba de un manto de procesión para la Virgen de la Soledad. Una vez más, La Saeta informaba de dicha novedad de este modo: «Disfrutando de la eficaz protección de la camarera de la Virgen, dama malagueña altruista y generosa, la soberana imagen lucirá este año un hermosísimo manto de rico terciopelo negro bordado profusamente en oro fino. El manto, que mide siete metros de largo por cinco de ancho, ha sido confeccionado por las Religiosas Adoratrices de esta ciudad. Todo cuanto digamos de la admirable ejecución de la obra artística, solo serviría para empequeñecerla, pues nosotros que hemos visto el manto no hallamos frases apropiadas para describirlo y dar una idea de su suntuosidad y magnificencia. Solo indicaremos que el bordado en oro y pedrería se halla tan delicadamente distribuido, hay tal maestría en el trozo y desarrollo del dibujo renacimiento que a buen seguro no existe otro igual».

Con respecto a este segundo estreno de relumbrón, La Unión Mercantil remarcaba que: «Los pasos, que constituyen dos obras eminentemente artísticas, fueron admirados por el público, que se deshacía en francos elogios. El hermosísimo manto de la Santísima Virgen, de terciopelo negro, ricamente bordado en oro, causó extraordinaria expectación».

Nuevo manto para la Virgen de la Soledad. Revista «La Saeta», 1930. SUR

Masó Roura terminaba su mandato pero se mantuvo en la junta de gobierno con el cargo de vocal, el mismo que representó su hermano Esteban.

Durante los tres años que se mantuvo al frente de la hermandad su asistencia a las reuniones de la Agrupación de Cofradías fue nula. Para sustituirle en la representación del Sepulcro en las juntas generales celebradas entre 1926 y 1929, se contó con la participación de los señores Ramis -quien le sustituiría al frente de la corporación- y Jaldón.

Joaquín Masó no sería consciente del regalo que hizo a su querida Cofradía del Sepulcro y, por ende, a la Semana Santa de Málaga, apostando seria, decidida y valientemente por un proyecto innovador para la época que se trata, el encargo del trono-catafalco para el titular de la corporación del Viernes Santo que, aun hoy día, sigue impresionando cuando lo vemos transitar por las calles de la ciudad bajo la interpretación de la Marcha Fúnebre de Frédéric Chopin.

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