En el Cabo de Gata no sólo pueden presumir de contar con playas de gran calidad e impresionantes acantilados. También tienen coquetas villas de gran tradición pesquera, como Garrucha, situada en el litoral del Campo de Vera, entre Mojácar y Palomares.
De hecho, además del turismo, la pesca es la principal actividad de este pueblo almeriense, que tiene menos de nueve mil habitantes. Su vinculación al mar y sus productos se pone de manifiesto con la gamba roja que lleva el nombre de la localidad, tan apreciada por los sibaritas del marisco.
Pero, además de este crustáceo, a la lonja pesquera de Garrucha, llega cada día una variada y excelsa selección de mariscos, pescados y moluscos, como gallopedros, pargos, caballas o rapes. Con algunos de estos pescados, se hace el guiso marinero, que se elabora con ingredientes sencillos, como vino, almendra, ajo y pan frito.
Coche + Paseo. Duración del viaje: 3 horas desde Málaga. Visitas a monumentos y museos: 6 horas. Visita a la lonja: 1
Una buena forma de ver lo que cada día entra en el puerto pesquero es acercarse, previa cita, a la lonja, donde cada tarde tiene lugar la tradicional subasta. De esta forma, el visitante podrá comprobar la calidad y la frescura de estas delicias del mar Mediterráneo.
El puerto pesquero, que está unido al deportivo, es sólo uno de los enclaves relacionados con la tradición pesquera en Garrucha. A él se accede a través de su célebre malecón, un paseo centenario en el que se respira el ambiente marinero de esta apacible villa del levante almeriense.
Además, Garrucha cuenta con un monumento a los pescadores y un centro de interpretación dedicado a esta actividad y al medio marino, en general. Conocido como Nautarum, está situado en el antiguo Castillo de Jesús Nazareno, en la zona conocida como Las Escobetas.
Esta localidad, que es un destino idóneo especialmente para la época estival, cuenta también con amplias playas y distintos espacios culturales y monumentos históricos. Entre estos últimos, se encuentran una antigua chimenea del siglo XIX –reminiscencia del pasado minero–, una solemne casa consistorial y emblemáticos edificios religiosos, como la iglesia de San Joaquín o la ermita de la Virgen del Carmen.