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La poltrona

JAVIER CARNERO

Domingo, 5 de julio 2020, 11:08

No se puede negar que las previsiones económicas dibujan un escenario económico negativo, aunque no es menos cierto que parece afortunadamente coyuntural, las caídas del producto interior bruto, y el aumento del desempleo no son halagüeñas; en nuestra tierra que vive de su imagen, todos somos conscientes que la ansiada reactivación económica pasa por mantener la pandemia bajo control, de modo que la salud pública debe continuar siendo la prioridad y el principio de prudencia la guía de todas las actuaciones. Ni en términos humanos, ni económicos, ni sociales, Málaga se puede permitir una recaída.

Creo que nadie, ni tan siquiera los más críticos, dudan a estas alturas de que el Gobierno central ha tomado un conjunto de medidas que han permitido salvar el tejido empresarial, mantener el empleo, asegurar rentas y paliar el impacto social. Unas medidas que se están sosteniendo en el tiempo para impulsar la salida de la crisis y que se están realizando desde el dialogo social, y aprobando todas las medidas, bajo la premisa del consenso de los agentes sociales y económicos de nuestro país. Esto entre otras cosas ha permitido que una provincia cuyo principal motor es la industria turística, aguante socialmente el primer envite de esta dura crisis económica.

Las políticas de recuperación a corto plazo se realizan y se seguirán realizando por parte del Gobierno de la nación, y mientras tanto, qué hacen los gobiernos de la Junta de Andalucía, de la Diputación y el Ayuntamiento de Málaga, pues lo de siempre centrarse en su único problema, aguantar la poltrona, y hacerlo además a cualquier precio, incluso aunque el precio sea el blanqueamiento del transfuguismo e incluso su nueva denominación llamándolo ahora fullería.

Lo cierto es que no nos podemos sorprender, la Junta comenzó cediéndole a Vox la presidencia de una comisión, que desde ese momento dejó de tener sentido, Bonilla ha dado un paso adelante y sin retorno cuando ya no sólo blanquea a la ultraderecha sino que la avala como su socio preferente en el gobierno andaluz, y qué busca con eso, lo cierto es que no lo sé a menos que sea cerrar cualquier vía de entendimiento con el partido que ganó las elecciones, con el PSOE-A.

A todo esto, le ha seguido la Diputación de Málaga ofreciendo un bochornoso espectáculo al dejarse usar como moneda de cambio, para mantener la estabilidad del Ayuntamiento de Málaga. En este caso la jugada ha sido de Bendodo, todos sabemos que ni Salado sabe, ni De La Torre puede. En fin, unos trabajan para la ciudadanía mientras otros limpian lo ocurrido y se sirven de las instituciones.

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