Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando las administraciones que tienen que velar por el turismo se enteran por la prensa, concretamente por Diario SUR, de que la compañía Delta Air Lines ha decidido dejar de operar el próximo verano el vuelo directo y diario entre Málaga y Nueva York, la única conexión aérea directa que abre las puertas de la Costa y de Andalucía al poderoso mercado norteamericano, muy mal vamos. Tanto como que el escándalo empieza precisamente ahí. Este dato pone de manifiesto la despreocupación y la poca atención que se le dispensa a las empresas de este nivel, es decir, de una aerolínea señera en Estados Unidos, que apuesta por el aeropuerto de Málaga y que, además, lo hacen de forma reiterada, en el caso de Delta, hasta sumar once años de compromiso con el destino. Qué menos que a quienes les va en su sueldo diseñar y establecer las políticas turísticas estuvieran al tanto de las necesidades de la aerolínea, de sus perspectivas de negocio o de sus dificultades para continuar explotando esta ruta. Qué menos que haber quemado todos los cartuchos de apoyo y colaboración antes de que la decisión se tomara. Y aquí viene la traca. Mientras que la reacción inmediata del alcalde fue pedir el máximo compromiso de Aena por el aeropuerto de Málaga o la de la Costa del Sol de liderar la unión de administraciones y empresarios para buscar soluciones y trabajar en nuevas alternativas, ya en marcha, desde la vicepresidencia de la Junta y consejería de Turismo, que dirige Juan Marín, hasta éste se sintió incómodo con las preguntas de la redactora de este diario para buscar una explicación a la cancelación de esta ruta. Tanto que en seis minutos de diálogo, Marín en ningún momento mencionó ni que se trataba de una mala noticia ni de que había que trabajar a fondo por su recuperación. Nada de nada hasta el pasado viernes en que ya reconoce ambas cuestiones. Evasivas por respuestas del calibre de que la Consejería no es una aerolínea fue su primera reacción. Cierto, pero sí que es la administración que tiene que cuidar a estas compañías, a Delta y a todas las que permiten el flujo de turistas a la Comunidad porque donde estas empresas reciben mimo, cariño y una estrecha colaboración, cordial y directa, cuando tienen que tomar una decisión empresarial de mover un avión de un sitio a otro siempre moverán el del lugar en el que sólo reciben indiferencia. Tanta como para tener que anclarse a la letanía de que Delta se va por una decisión mercantil. Exacto. La misma que la consejería debía haber conocido con antelación y haber evitado. De eso también va ser consejero de Turismo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.