Y la culpa de todo la tiene Fernando Simón

No parece que tenga un chollo de puesto, ni creo que haya mucha gente que quiera cambiarse por él y aguantar el foco permanente. Más bien al contrario. Hace falta un alto sentido de la responsabilidad y del deber para seguir estando al frente de la coordinación del centro de alertas y emergencias y dar la cara cuando todo se vuelve negro, no se ven soluciones a corto plazo y las salidas posibles de la crisis son malísimas, malas o algo menos malas. Cuando sabes que hagas lo que hagas vas a cometer errores con consecuencias terribles. «En situaciones así sólo cabe pensar en lo que puedes hacer. Olvídate de lo que desearías», ha dicho él alguna vez.

Ojalá esta nueva ola sólo hubiera afectado a España, porque eso significaría que algún país tenía una hoja de ruta clara, sabía cómo salir de ésta y podríamos seguir sus pasos, pero no es así. Por eso me sorprende especialmente, que muchos sigan en esa segunda edad del pavo, al acecho para ver si hay algo más de lo que culparle. Una vez constatado que todos países antes o después están en una situación parecida a la nuestra, los recientes 'grandes pecados' de Simón han sido irse a hacer submarinismo con Jesús Calleja en su semana de vacaciones y estar con su familia en la playa de Portugal sin mascarilla en un sitio donde no tenían que llevarla. Lo último ha sido una entrevista en directo, en la que siguió la corriente en un comentario sexista sobre enfermeras. Estuvo mal y pidió perdón por ello. Aunque seguramente si hubiera cortado el chiste a su interlocutor por machista también le hubiesen criticado los mismos.

Para que esta segunda ola no nos pase por encima hay que reclamar más médicos y enfermeros, y que se hagan pruebas y rastreos a todo el que tenga síntomas con rapidez, en lugar de seguir buscando culpables.