El mundo del toro atraviesa una situación crítica: muchos subalternos están pasando hambre, comiendo de la beneficencia. -Los músicos de salas de fiestas y de hoteles, otro gremio machacado por el Covid-19, el maldito bicho que quiere quedarse
Manuel García 'El Espartero' fue un torero que, según dice, encarnó como ningún otro en la historia los tópicos de la antaño fiesta nacional (digo antaño porque ahora ya se sabe...). Llegó a los toros empujado por la pobreza, y se hizo rico y célebre por su valentía y simpatía. Muy castigado por los toros, que repetidamente lo llevaron a la enfermería y que a la postre acabarían con su vida (un Miura le pegó una cornada mortal que acabó con él en el acto), interrogado por una de sus temerarias actuaciones, dijo la celebérrima frase de «más cornás da el hambre». El Espartero, natural de Sevilla, comenzó a trabajar a los 11 años en la profesión que dio origen a su apodo, se hizo torero en la 'universidad del campo y las capeas'. De la pobreza al estrellato, la gente lo admiraba y era imitado: «come como Espartero», «fuma como Espartero»... Valiente como pocos, 'cosido a cornás', sin embargo nunca fue reconocido por la prensa madrileña, y un 27 de mayo de 1894 en la Villa y Corte, pero la cosa ya no pintaba bien porque camino de la plaza en el coche de caballos maestro y cuadrilla se cruzaron con un cortejo fúnebre: «¡Vaya bajío!», exclamó uno de sus banderilleros. Minutos después, el toro 'Perdigón' le «rajó la barriga» al entrar a matar y murió en la arena. Para siempre, su estela, su valentía y su frase: «Más cornás da el hambre» cuando le decían que por qué se arrimaba tanto.
Pues algo parecido le tiene que estar pasando a la clase taurina en estos momentos de virus y 'antis', sin festejos, sin trabajo, sin «ná de ná», que diría El Cordobés. 'Ná de ná' es eso, lo que están pasando los toreros, pero especialmente los más humildes, los que no tienen nombre famoso ni salen en el papel couché. Más de 300 taurinos de los casi 3.000 picadores y banderilleros que hay en España, según datos ofrecidos por Victorino Martín (protagonista en su día de un brillante Foro Málaga Lidera organizado por SUR en el AC Málaga Palacio, a los que se les han denegado las prestaciones extraordinarias por la pandemia, las mismas que sí se les dan a otros profesionales de distintos sectores artísticos. El ministro de Cultura no quiso poner el término 'taurino' por eso de que sus socios de Podemos lo verían fatal, y ahora la ministra de Trabajo (Podemos) dice que como no se especifica lo de taurino, no hay prestaciones... Sea como fuera «muchos, muchísimos, están pasando hambre, e incluso tienen que acudir a la beneficencia, y eso no es justo», señala Victorino, quien junto a un numeroso grupo de toreros y subalternos participó en una manifestación en Madrid hace unos días ante el Ministerio de Trabajo y posteriormente se entrevistaron en el Congreso con diputados nacionales del Grupo Popular, quienes se solidarizaron con ellos y prometieron su apoyo. Mientras, España sigue sin toros. El Covid-19 los tiene en cuarentena, y si los toreros lo están pasando fatal, no menos les pasa a los ganaderos, como señalaba Martín, «que tenemos que seguir alimentando a los toros, con el personal de siempre y no vendemos ni una corrida». Victorino dice que han tenido algunas escasas ayudas de los gobiernos de Extremadura y de Andalucía, pero que la situación es caótica. «Hay alrededor de 1.000 ganaderías en España, y si calculamos que un gasto medio puede ser de 30.000 euros por mes, eso significa que las pérdidas que llevamos acumuladas esta temporada llegan ya a los 360 millones de euros». Ahora se explicarán los lectores por qué hemos empezado hoy con Espartero.
Pablo Aranda ya está en los Horizontes Infinitos con Garrido, Joaquín, Frías, Fefe, Chicano, Alcántara...
Y también a los músicos. Gabriel Robles, uno de esos lujos que tenemos en Málaga y que sin embargo no valoramos en su justa dimensión, profesor de música, compositor y director, puso el dedo en la llaga en las redes sociales: «Queridos amigos. Deseo enviar toda mi solidaridad y cariño a todos los músicos de hoteles que, debido a las 'circunstancias' actuales, no pueden desarrollar su trabajo y, ello les impide tener los ingresos necesarios para sacar adelante a sus familias. No puedo olvidar los más de 30 años que fui músico de salas de fiestas y hoteles. Recibid todos un fraternal y caluroso abrazo». Es otro sector, muy ligado al turismo que está siendo machacado por la crisis que nos ha llegado de la mano del Covid-19 y de la nula apuesta que desde el Gobierno se está haciendo por el sector. Así nos va el PIB, claro, con comparar las cifras de España y el resto de Europa tenemos bastante.
Dicen que allá en los Horizontes Infinitos hay una montada de las que hacen época. Cuentan que han salido casi a la misma puerta Garrido, Joaquín Marín, Frías, Fefe, Chicano, Manuel Alcántara y unos cuantos más para recibir a Pablo Aranda. Esa algarabía, allí, en el cielo, se contrapone con la tremenda tristeza que nos invade aquí en la tierra. Maldito 1 de agosto que se nos ha llevado a un gran escritor, a un gran malagueño, a un gran padre, a un gran columnista, a un gran amigo, a una persona grande y a la vez gran persona. Pablo Aranda no pudo derrotar al cáncer que le diagnosticaron en marzo. Maldita muerte que visita siempre antes de tiempo a los buenos. Los malos siguen por aquí, y, oigan, sin problemas... Nunca es tiempo para morir, pero menos con 52 años. Tenía mucho que escribir y mucho que hacer en este mundo como para que se nos haya ido. Ya no habrá más columnas compartidas los sábados, y ya no irás más a los colegios para firmar tus cuentos, los mismos que hacen soñar a miles de niños. Grandes y chicos te lloramos. Hasta siempre, amigo. Grande Pablo Aranda.
La vida y el hambre dan más 'cornás' que los toros. Tristísimo 1 de agosto. Salud a todos.
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