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DESDE EL SUR

La CUP como ejemplo

Javier Recio

Miércoles, 13 de enero 2016, 09:10

Al final resulta que la CUP puede ser un buen ejemplo a seguir a este lado del Ebro, que ya ha visto la peor de las luchas fraticidas. El partido anticapitalista ha medido muy bien cuáles son sus objetivos y a nadie se le escapa que el único que tiene actualmente es la independencia de Cataluña. Por eso no han dudado en apoyar a sus adversarios burgueses de toda la vida, a los que querían borrar del mapa político, aunque, eso sí, al menos se han cobrado la cabeza de Artur Mas. El hasta ahora president padecía la peor de las enfermedades, el egocentrismo, que la historia ha demostrado en multitud de ocasiones que nunca se la intenta curar el que la padece, sino que se la hacen curar los demás, apartándole, por ejemplo, a un lado como ha ocurrido en este caso. Ya está fuera del mando. Tiene tiempo de recapacitar lo que ha hecho con su partido, que corría el peligro de ser irrelevante en otras elecciones autonómicas. La coalición radical ha renunciado también a parte de sus ideales, incluso a la soberanía de sus asambleas, que se han asemejado en esta ocasión a las típicas reuniones de la comunidad de propietarios, donde al final se hace lo que dice el de fuera, el administrador.

El país vive una situación muy delicada y hay que tener en cuenta cuáles son las prioridades. Cataluña ha iniciado el proceso para independizarse y ante esto no se puede actuar con los parámetros habituales. Los grandes partidos tienen que cambiar su estrategia. Deben tener claro cuál es el orden de prelación de sus preocupaciones. Ya habrá tiempo de hacer políticas más o menos progresistas, más o menos conservadoras. Eso ahora debe quedar en un segundo plano. La elección ayer de la mesa del Congreso de los Diputados con el socialista Patxi López como presidente es una buena señal para intuir que puede haber una gran coalición que frene el ímpetu secesionista catalán.

Nuevos problemas, nuevas soluciones. La ciudadanía entendería perfectamente que los socialistas dejaran gobernar a los populares como fuerza más votada para afrontar los principales problemas del país. Es más, parece que empieza ser una exigencia. El desafío catalán, la reforma constitucional y un cambio del sistema electoral pueden aunar a PP, PSOE y Ciudadanos sin que sus ideales se vean traicionados. Hay que dejarse de medias tintas. Por desgracia la situación ahora va por bandos. Políticos. Están los independentistas y los constitucionalistas. Y hay que tomar partido, como ha hecho la CUP. Un buen espejo donde mirar por ejemplo que para conseguir el acuerdo se puede cambiar en un momento dado hasta al candidato a president. O a presidente.

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