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CITA EN EL SUR

Los tres Chunguitos

Pablo Aranda

Sábado, 17 de enero 2015, 12:53

Los Chunguitos son muy chunguitos. Yo sólo los conozco de oídas. El ronroneo de las olas leves era apagado de golpe por el loro que cómo no explotaba. Volvíamos la mirada y allí estaba el tío, recordándonos que aquello no era Hawaii, qué guay. Pantalones más cortos imposible, la mirada desafiante como si fuésemos nosotros el ruido, músculos superpuestos, un cigarro en la oreja, el loro al hombro emitiendo una rumba de Los Chunguitos para nuestra playa y las playas cercanas. A nosotros nos gustaba Danza Invisible y Radio Futura, los Rolling y los Beatles, Tabletom y Camel, pero a veces uno se sorprendía tarareando Dame veneno que quiero morir, y miraba rápidamente a los lados por si alguien lo había oído, tratando de reconvertir el tema en uno de Pink Floyd. Se forraron Los Chunguitos y todavía en la penúltima novela de Javier Cercas sonaban de fondo. Tenían unas hermanas, o unas primas, que cantaban en pareja y desafiaron las leyes gitanas o, lo que suele destacar por encima de las leyes, la interpretación de dichas leyes. Ahora reaparecen y dan pena y resulta demasiado fácil criticarlos. Por fuera se conservan bien, pero por dentro caducaron hace siglos. En Telecinco estarán encantados de que hablemos de ellos. Posiblemente ansiaban que pasase algo así, contaban con ello. Ahora se rasgan las vestiduras y dicen oh y mucha gente seguirá sintonizándolos. Han dado voz a dos pringados que no han aprovechado lo ganado con las ventas de 25 millones de discos para sacudirse la incultura, y ahora los dejan solos en mitad del circo.

La incultura te vuelve medieval y no sólo es que veas pecados por todas partes, es que desprecias a los pecadores, a los que hay que quemar. Los Chunguitos ya habían llamado gorila y King Kong a un concursante negro, pero ahí seguían en tu programa, Jordi González. Después dijeron que preferían tener «un hijo deforme antes que uno maricón». Es la frase terrible que se merece un solemne tú eres tonto, vete de aquí, por favor. Y punto. Porque mira que hay que ser tonto. Eso sólo lo supera Ahmadineyah con aquello que dijo en una universidad estadounidense de que en Irán no hay homosexuales, que eso es un ¡problema! de occidente. Ahora Los Chunguitos piden perdón a toda España y le dan besos a un amigo gay pero la lapidación no puede detenerse. Me los imagino apesadumbrados, recibiendo familiares en un salón recargado, las gargantas rodeadas de cordones de oro, maldiciendo la hora en que aceptaron ir a un programa más basura todavía que ellos, sintiendo curiosamente lo que sienten muchos homosexuales por el mero hecho de serlo, las bromas y el desprecio, tan preocupados como están tantos en a quién besa el vecino del sexto, y en bendecir esa unión o maldecirla.

Las afirmaciones de Los Chunguitos dan pie a ponerlas en su sitio, a que los gitanos menores vean esos besos que ahora le dan a su amigo gay. Ya está. Justo en frente, un tipo bastante más peligroso -pues tiene seguidores que no lo cuestionarán- ordena a las mujeres que no se perfumen, que eso las convierte en fornicadoras (lo cual, por otra parte, según él es malo). Es un imán de Ceuta, el tercer chunguito de hoy. Mohamed Alí, del Partido Caballas, le ha contestado que él es musulmán y su mujer se perfuma, y que a él le gusta que lo haga. Lo malo es que el imán no busca un gay para hacerse fotos, un bote de litro y medio de pachuli para repartirlo entre sus feligresas, sino que se rodea de sus seguidores y nos mira como el del loro de hace treinta años. Qué susto de playa.

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