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Miércoles, 13 de enero 2016, 17:25
Con el frío instalado en toda la península es habitual que los conductores tengan que hacer frente a lo que en muchas ocasiones es más que un pequeño problema: el empañamiento de cristales. Y es que a veces por más que se toca el aire del vehículo o se bajan las ventanillas es imposible hacer que la luna deje de estar empañada.
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Este fenómeno tan habitual del invierno se produce debido a la diferencia de temperatura que existe entre el exterior y interior del cristal en un coche, por lo que el vapor de agua del ambiente se deposita en la cara interior de la luna y de los cristales laterales. Es más, cuando el frío aprieta demasiado y el coche ha estado aparcado por la noche en la calle es posible que hasta los retrovisores y las ventanillas estén empañados, por lo que el ver se convierte en una misión imposible.
Según recomienda el RACC, lo mejor para secar un cristal empañado es dirigir el aire caliente al foco del problema y así compensar el frío exterior. Para ello se deberá poner la calefacción y el ventilador al máximo.
La mayoría de los coches de hoy en día llevan aire acondicionado. Aunque parece una contradicción, hay que combinar el aire caliente con el aire acondicionado, ya que este está preparado para reducir la humedad. En este caso no se debe utilizar la recirculación, que en verano va muy bien pero para combatir el vaho es contraproducente.
Sistemas antivaho
No obstante, los turismos de la actualidad ya incorporan climatizador, y en general cuentan con un botón que tiene exclusivamente la misión desempañar el parabrisas.
Otro consejo que da el RACC es que antes de arrancar el coche en invierno, sobre todo a primera hora de la mañana y con humedad ambiental , lo ideal es poner el coche en marcha y esperar hasta que el motor se empiece a calentar, para que así el parabrisas esté a una temperatura adecuada gracias a la calefacción y conseguir que no haya problemas de visibilidad.
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Pero ¿y si ya se está circulando? En ese caso habría que aclimatar el habitáculo y mantener una temperatura de 18 o 19 grados, para evitar que los cristales vuelvan a empañarse.
Por otro lado, lo que nunca hay que hacer para desempañar el cristal es frotarlo con un trapo, un papel, o incluso con la manga del jersey o del abrigo. De ahí, que la limpieza interior de los cristales sea fundamental a la hora de colaborar a que no se empañen, más aún si cuando están limpios se les aplica una capa de producto antivaho.
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