
Regina Sotorrío
Sábado, 7 de marzo 2015, 11:25
Es su grito de guerra, la frase emblema y la más coreada de la noche. Y por eso se hizo esperar. No fue hasta el final del concierto cuando Mario Vaquerizo y los suyos dijeron aquello de ¡Me da igual! Me encanta, versionando I don't care de Icona Pop. Pero esa expresión es mucho más que el pegadizo estribillo de una canción. Para Mario Vaquerizo y el resto de las Nancys Rubias es pura filosofía de vida. Todo les da exactamente igual, y lo reconocen a voces. No engañan a nadie. De nada importa que la música sea pregrabada, incluso que la voz suene en playback en algún que otro tema, o que conforme avanzan los minutos la ropa vaya a menos y la cerveza a más... Ellos se lo pasan en grande en el escenario y quienes les ven, también. Las Nancys Rubias llenaron hasta casi el sold out la Sala La Trinchera con una propuesta en la las música tiene el mismo peso que el espectáculo.
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Quince minutos después de la hora marcada, Mario Vaquerizo Nancy Anoréxica, artísticamente y su banda abría el show con la canción que les da nombre, Nancys rubias. Vamos a disfrutar y a perder el sentido durante una hora, avanzó el mánager, escritor, cantante y marido de Alaska. Y de nuevo decía la verdad. Hora escasa duró el concierto en el que las Nancys Rubias se movieron por la electrónica, el punk y hasta reivindicaron su vena rock and roll en Nancy Ramone. Amigas de su último EP, Supertravesti, Disco Nancy, Estoy al rojo vivo y Peluquitas estaban en el playlist de la noche.
Vaquerizo ejerció de líder y también de showman, hablando de cuando en cuando con el público (¡Pero qué guapos sois todos!), bajándose el pantalón al tiempo que se subía la camiseta, contoneando las caderas y desfilando sobre tacones de infarto por el escenario. Si no lo bailaba más, confesó, era porque se le había caído la tapa de uno de ellos. ¡Y me voy a resbalar!. Sí podía tumbarse y dirigirse al público en horizontal, en eso no había peligro. A su lado, todo el equipo de Nancylandia: su hermana Marta Vaquerizo Nancy O, encargada de hacer sonar el triángulo y poner posturas sexys; Miguel Nancy Reegan haciendo como quien toca el teclado; y Juan Pedro Nancy Travesti simulando que rasgueaba la guitarra eléctrica. En su papel.
Como estamos entre amigas, Vaquerizo se echaba un trago de cerveza entre canción y canción. La bebió y también se la tiró encima mientras versionaba en español Dancing with myself de Billy Idol. Tras un cambio de ropa y los protocolarios agradecimientos a los colegas (a Juanillo dedicó el concierto) y al público, Vaquerizo se despidió con su hit Me encanta deseando reencontrarse con el público en esa fantástica feria de Málaga que tenéis en octubre. ¿O era en agosto? Ya saben, da igual.
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