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E. P. N.
Lunes, 28 de septiembre 2015, 22:09
Más de 30 años y llenos diarios, incluso en verano y entre semana teniendo en cuenta que no hay terraza ni está en un sitio especialmente atractivo, avalan la trayectoria de este mesón fundado por el ardaleño Francisco García. El secreto del éxito, uno de los mejores pollos asados en horno de leña que se puedan comer en la provincia. Un aliño perfecto, la piel convertida en un fino papel de calcar crocante y sabroso, la carne perfectamente jugosa, y un acompañamiento de patatas fritas abundante (aunque no se trate de patatas caseras).
Este es el plato estrella, aunque en general las carnes a la parrilla y en particular el conejo a la brasa y el chuletón de buey tienen también buena prensa.
Para abrir boca, hay numerosas opciones, pero triunfan unos croquetones caseros enormes y bien logrados, buenos embutidos de Ardales que hacen honor al origen del fundador, ensaladas frescas en raciones abundantísimas, guisos como el rabo de toro, el conejo con caracoles o los lomos de bacalao al estilo del chef, y los sábados y por encargo, tienen cochinillo. Este es un lugar para acudir en familia o para darse un homenaje a base de alguna de las especialidades. Suele estar a tope y es bullicioso, pero la estancia se hace agradable porque el servicio de sala es diligente al máximo y amable, y es capaz de ver una mano levantada entre una muchedumbre y acudir al instante, algo que denota profesionalidad. Los postres son caseros y se puede comer muy bien por 10 euros.
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