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Recio y Pablo celebran el triunfo en Eibar
El Málaga pisa a fondo

El Málaga pisa a fondo

Ha marcado en ocho jornadas seguidas y ha ganado en tres de sus últimas cinco salidas, en campos que nunca se le habían dado bien

Sergio Cortés

Lunes, 1 de febrero 2016, 06:30

Lo mejor no es vencer, sino que el contrario te dé como justo vencedor. En el Eibar todos al unísiono (dirigentes, entrenador, jugadores y aficionados) reconocieron el sábado la superioridad en Ipurua de un Málaga que, ahora sí, pisa a fondo. De hecho, el equipo blanquiazul ha marcado en las ocho últimas jornadas (y con la presencia de un solo refuerzo invernal, Chory Castro) y ha ganado en tres de sus cuatro salidas más recientes, precisamente en campos que nunca se le habían dado bien (los del Rayo, el Levante y el Eibar).

A la vista sobre todo de este último detalle ganar en Vallecas, el Ciudad de Valencia e Ipurua cuando antes había fracasado en Getafe, Gijón o Cornellá habría que plantearse si es solo cuestión de actitud. Pero sería simplista reducirlo todo a una mayor dosis de carácter, a la aportación de determinados jugadores o a decisiones particularmente acertadas del entrenador. El éxito actual del Málaga es la consecuencia de un cúmulo de circunstancias que arrancó en cuanto a resultados en Vallecas y en cuanto a una nueva mentalidad una semana más tarde, en La Rosaleda frente al Atlético de Madrid.

Datos incuestionables

Los datos son incuestionables: en las primeras jornadas el Málaga marcó solo siete goles en catorce partidos mientras que en los ocho últimos siempre ha visto puerta y acumula once tantos. Sus carencias eran más que evidentes, pero también se echó en falta más intensidad en determinados encuentros. Y en este sentido conviene no olvidar que la mejoría del equipo se fragua a raíz de la eliminación copera frente al Mirandés y el posterior cara a cara de los jugadores en el vestuario en una charla sin miembros del cuerpo técnico.

«Camacho les ha dado la vida», subrayó el entrenador del Eibar, José Luis Mendilibar, en la víspera del encuentro. Se desconoce si con esa frase trató de quitar relevancia al papel del técnico malaguista, que fue quien lo sustituyó en Osasuna, pero nadie puede discutir que es una verdad irrefutable. El Málaga es, hoy por hoy (y sin exagerar), Camacho y diez más. La presencia del aragonés ha conllevado el crecimiento de Recio a su lado o más desahogo para los centrales, por no hablar de la convicción que ha contagiado a sus compañeros.

Cambio de piezas

El retorno del tercer capitán se sumó a un cambio de piezas al que recurrió Gracia una semana, en la recta final del partido en Vallecas, con casi todo perdido (el equipo solo tenía 11 puntos). Al fin el navarro escoró a Amrabat a una banda y recurrió a Charles y Cop como pareja en punta. La presencia juntos del brasileño y el croata dio réditos goleadores esa mañana y no tanto posteriormente, pero ambos hacen una sacrificada labor de desgaste, poco valorada entre los aficionados y sí muy ensalzada en el vestuario. Su presión asfixiante a los zagueros rivales descarga de trabajo a los centrocampistas, que así están más frescos para incorporarse al área contraria, y también facilita que sean más continuos los robos de balón. Y como consecuencia, menos tarea para los defensas.

La exhibición en Eibar le permite al Málaga mantenerse en la mitad de la tabla, aunque el valor del triunfo en Ipurua no fue el deseado. Los triunfos ayer del Sporting en Valencia y de Las Palmas en casa frente al Celta han evitado que el escalón sea más pronunciado. En función de lo que haga el Rayo esta noche en Riazor, la renta sobre el descenso puede ser de seis o siete puntos. Pero si el Málaga sigue pisando a fondo...

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