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Pedro Luis Alonso
Martes, 12 de enero 2016, 06:22
Después de seis meses en el Málaga, Raúl Albentosa ya ha dejado su poso en el vestuario del equipo. Pero antes hay que conocerlo: una primera impresión evocaría a la de un extra de los malos de una película de acción, con su altura, perilla, fortaleza y tatuajes. Sin embargo, es un tipo dicharachero y un futbolista de primer nivel, por más que un sector de la afición y de los medios dudase de él tras sus primeras actuaciones en el equipo.
No cabe duda de que ha ido de menos a más y su versión actual se corresponde con la que sorprendió a muchos en la primera mitad de la campaña anterior en el Eibar. Era su debut y fue suficiente para dejar 600.000 euros en las arcas del club e irse al Derby County, de la Premiership inglesa (segunda categoría). Como le sucediera a Javi Guerra y otros españoles, no se adaptó a esta competición y forzó su regreso.
«Me apetecía de nuevo volver a estar en España, en el máximo nivel. Soy ambicioso y creo que aquí voy a progresar más. Me tomo esto como un escalón más en mi vida. Espero que sea un punto de inflexión para ver si sigo adelante o me quedo estancado», confesó en su presentación con sinceridad, que es un rasgo que lo diferencia en sus declaraciones de la mayoría de profesionales. Albentosa suele decir lo que piensa, sin tamizar su discurso con tópicos.
Competencia
Durante el verano Albentosa tuvo que postularse para el equipo titular, aunque comenzó jugando por la sanción inicial de Weligton. Luego, su competencia ha sido Angeleri, pero una lesión posterior del brasileño y otra del argentino lo han beneficiado. Al final, ha sido titular en once de los diecinueve partidos, y participó en trece (en dos de suplente), siendo convocado en todas las citas. Las lesiones lo han respetado.
Coincidiendo con el mejor momento deportivo del equipo, Albentosa se ha ganado el sitio. ¿Ha tenido que ver con el regreso de Camacho, con los resultados o con un progreso real individual del zaguero? Quizás un poco de todo. «Esto es cuestión de rachas y ahora mismo que tenemos la racha buena no podemos parar», dijo tras derrotar al Celta y marcar su primer gol, en un saque de esquina. Hasta eso que se le negaba (con el Eibar marcó tres) empieza a cambiar.
Albentosa tocó fondo en Mestalla (forzó un penalti a todas luces innecesario), y voló a su mejor versión en el campo del Levante, con una actuación imperial. Curiosamente, en las dos citas en su ciudad natal. Hubo un tiempo en que la mala situación del equipo dejaba aflorar más sus carencias sacando el balón o su inferioridad al correr con los puntas. El Albentosa de ahora juega con galones, se anticipa casi siempre bien y se muestra sabedor de sus limitaciones técnicas, sin que sea óbice para dar un buen pase en largo.
No solo eso, su simpatía lo ha convertido en una pieza de las que engrasa el vestuario. Bastó verlo con una cámara suelto en el chárter de vuelta tras ganar al Levante (0-1) y lograr sacar sonrisas de casi todos sus compañeros. Dos incógnitas penden sobre su futuro: ¿Ejercerá el Málaga la opción de compra de 1,5 millones? ¿Qué sucederá cuando vea la quinta amarilla y se pierda un partido (está apercibido ahora)?
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