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Una familia se abraza a la salida de la terminal de llegadas del Aeropuerto Málaga-Costa del Sol. Fernando Torres

Llegan a Málaga los primeros pasajeros obligados a pasar 14 días de cuarentena

Los ocupantes de dos vuelos procedentes de Estocolmo y de Oslo reciben con sorpresa el control sanitario en la terminal de llegadas del Aeropuerto Málaga-Costa del Sol

Sábado, 16 de mayo 2020, 14:24

Durante los dos meses de estado de alarma, el Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol ha visto su actividad reducida hasta mínimos nunca vistos. Las bulliciosas terminales se han quedado en completo silencio, no hay indicadores en los paneles informativos y las puertas automáticas se abren muy pocas veces al día. En este contexto, desde este viernes, en todos los aeropuertos nacionales se han instalado controles médicos realizados por Sanidad Exterior, cuyo personal se encarga de tomar la temperatura a los pasajeros que tocan tierra. Además, le informan de la última medida implantada por el Ministerio de Sanidad: todo aquel que llegue a España desde cualquier país del mundo –sin importar los tratados internacionales en cuestión–, deberán pasar catorce días de cuarentena obligatoria, dos semanas en las que no podrán salir de su domicilio nada más que para ir a comprar comida, a la farmacia o a un centro sanitario (con mascarilla).

Este sábado ha sido el primer día en el que dos aviones han aterrizado en las pistas del Málaga-Costa del Sol. El viernes estaba prevista la llegada de varios vuelos que finalmente fueron cancelados –este sábado deberían haber desembarcado pasajeros de trece vuelos, de los que once se han suspendido–. El primero de ellos procedía de Estocolmo, capital de Suecia y el segundo de Oslo, capital de Noruega.

Medio centenar de personas en cada vuelo han cruzado las puertas de una terminal de llegadas prácticamente vacía. Una quincena de taxistas esperaban su turno en una parada que habitualmente es de las más cotizadas del turno. «Ahora hay días que ni siquiera podemos venir», apunta a SUR uno de los trabajadores. Varios titulares de vehículos de alquiler con conductor esperaban frente a la salida con los nombres de sus clientes impresos en folios blancos. «Si esto sigue así, nos quedamos sin trabajo, eso seguro», comenta uno de ellos, protegido como marcan los cánones (mascarilla ffp2 y guantes de nitrilo negros).

En el control de Sanidad Exterior, el personal médico comprueba la temperatura de los pasajeros, les hace una serie de preguntas de seguridad –«¿ha estado en contacto con algún positivo en Covid-19?», entre otras– y, más adelante, un segundo cordón sirve para comprobar el motivo de los desplazamientos. SUR ha hablado con los primeros pasajeros en llegar a Málaga tras la entrada en vigor de la cuarentena obligatoria para viajeros.

Fredy y Mia, minutos después de aterrizar en Málaga. Fernando Torres

Freddy y Mia, touroperadores

«Se hace muy raro venir a España con esta medida obligada»

De los primeros en llegar han sido Freddy y Mia. «Venimos aquí a trabajar, no a tomar el sol ni nada parecido», se presenta ella. «Venimos de un país (Suecia) en el que estamos manteniendo las distancias, estamos haciendo todo lo que se nos pide sin que nadie nos obligue y ahora, al llegar al aeropuerto, nos encontramos con una medida impuesta, diciéndonos que tenemos que quedarnos en casa dos semanas, tomarnos la temperatura dos veces al día y evitar contactar con nadie bajo amenaza de multa», añade, visiblemente molesta, Mia. Freddy explica que su hijo ha perdido su trabajo y que su hija sigue en casa, por lo que son «conscientes» de la importancia del distanciamiento social. «La diferencia es que nuestros gobernantes nos piden que lo hagamos, aquí se nos ha impuesto».

Los dos dirigen una empresa de servicios turísticos. Viven la mitad del año en Suecia y la otra entre Mallorca y Marbella. Han decidido volar a Málaga para «intentar salvar el negocio familiar», pero en lo que va de año la empresa ya ha perdido ingresos por valor de 400.000 euros, «y subiendo». Por eso dicen ser «los primeros» en apoyar las medidas de control, pero consideran que tal y como se ha planteado en España es «contraproducente». «Se hace raro venir a España con esta medida obligada, no creo que sea necesario hacerlo así, otros países están haciendo test rápidos al llegar y con eso es suficiente», añade Freddy.

Los dos coinciden –con rotundidad– en que «nadie» de la unión europea va a elegir España como destino vacacional si los 14 días de cuarentena obligatoria se mantienen, porque, «sencillamente es una medida incompatible con cualquier viaje de ocio».

Vilma y Emily, estudiantes

«Entendemos que es una medida necesaria, sabemos que hay gente pasándolo muy mal»

Vilma y Emili estudian Economía y Psicología en la Universidad de Málaga. Llevan dos años haciéndolo con un permiso de residencia, pero cuando «las cosas se pusieron feas en España» regresaron a su Suecia natal para estar con sus familias. Se subieron a un avión dos días antes de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decretase el estado de alarma. Ahora regresan para tratar de volver a la normalidad en la desescalada, aunque aterrizar ha sido «un poco extraño».

Explican que en Suecia no están acusando la enfermedad como aquí. «No hay un confinamiento decretado, aunque todo el mundo está cumpliendo, pero puedes ir a la calle cuando quieras y los comercios siguen abiertos en la medida de lo posible», relata Vilma. «Aun así hay mucha gente en la calle, no parece que haya una pandemia», apunta su compañera de viaje, que explica que no están teniendo demasiadas complicaciones en los hospitales más allá de los de la capital.

Con respecto a la medida, aseguran entender que «es necesario» comprobar que quien entra está sano. «Sabemos por amigos y por lo que vemos en las noticias que aquí el virus está siendo muy duro y está costando mucho trabajo contenerlo, por lo que entendemos que a quienes venimos de fuera se nos pida una cuarentena, lo habríamos hecho igualmente», matiza Emili.

Miguel, Antonio y Alfonso, al llegar a Málaga. F. T.

Miguel, Antonio y Alfonso, temporeros en Dinamarca

«Allí lo llaman cuarentena inteligente»

Tendrían que haber regresado a España hace un mes, pero ha sido «imposible». Uno de ellos apura un cigarrillo, el segundo busca con el móvil la dirección de la empresa de alquiler de coches y el tercero habla por teléfono, visiblemente contento. Son Miguel, Antonio y Alfonso, tres temporeros que han regresado este sábado tras haber pasado un mes trabajando en el campo de Dinamarca. «Allí no hay confinamiento ni nada, lo llaman cuarentena inteligente, pidiendo sentido común, pero eso no lo puedes hacer aquí», comentan.

En el coche alquilado conducirán un par de horas hasta Villacarrillo, un pueblo de Jaén. Son conscientes de que llegan «a la boca del lobo», no solo por las dos semanas de cuarentena obligatoria –que después de dos meses fuera de casa no suenan tan mal–, sino porque han mantenido el contacto con amigos y familiares y saben que en España «la cosa está mala».

Llegar de Dinamarca a Estocolmo fue «muy fácil»: ni controles sanitarios ni de ningún otro tipo. Tampoco para montarse en el avión con destino Málaga. «La primera vez que notamos algo de todo este follón de la pandemia ha sido al bajarnos del avión con los controles, la odisea la tenemos en casa», reconocen. Uno de ellos se irá a Francia en cuanto acabe los catorce días de cuarentena para prepara la vendimia de septiembre, mientras que el resto se quedará en Villacarrillo a la espera del próximo trabajo.

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