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Cuenta de memoria los poemas que lleva escritos. «Mañana escribo el 1.307». El exconcejal socialista Antonio Román ha cambiado su vocación de servicio público por su pasión por la escritura. Edil en el Ayuntamiento de Málaga entre los años 1991 y 1995, este profesor de Lengua y Literatura ha aprovechado la jubilación para sacar su vena poeta. Todos los días (y sin fallar ninguno), antes de las 8 de la mañana, distribuye entre sus contactos y amigos una poesía «sobre cualquier cosa porque manejo el verso libre», detalla.
Salvando todas las distancias, como él mismo señala, Antonio se fija en el añorado Manuel Alcántara y se propone escribir un verso a diario como él escribía su columna diaria en las páginas de Diario SUR. A sus 72 años, Antonio afirma que le encanta escribir y que descubrió su pasión y facilidad cuando le invitaron a dar el pregón de su pueblo en Córdoba. «Empecé a escribir poemas el 5 de noviembre de 2015 y no voy a parar», asegura. También ha escrito cinco libros y tiene en cartera un sexto a la espera de financiación. «Escribo porque me encanta hacerlo, aunque también dedico mucho tiempo a pensar porque es complicado enfrentarse al folio en blanco».
Aunque ahora sobresalga su vena poética, Antonio Román ha hecho «un poco de todo» en la vida: ha trabajado en el campo con su padre, ha sido jugador de fútbol (llegó a jugar en Tercera con el Iliturgi) e incluso ha sido corredor o pasado por el Seminario. Él entró en la Casona del Parque en octubre de 2011 tras el fallecimiento del delegado de Churriana José Romero en un accidente de tráfico. A lo largo de los años también se hizo cargo del distrito de Carretera de Cádiz, Tráfico y Aparcamientos. Dice que por aquel entonces ya escribía pregones de feria e incluso ayudó a algunos amigos cuando le pedían un favor.
El milagro
Se impresionaron mis ojos
ante el magnífico cuadro
la inmensidad de lo bello
el mejor de los retratos,
se disfrutaba el portento
en la cima Gibralfaro.
Cielo y mar el horizonte,
en la bahía los barcos
y el trajín de los marengos
inmersos en su trabajo.
Unas gaviotas que vuelan
dan vida al grandioso marco
y en lo frondoso del Parque
ocurre lo extraordinario,
el jardín de Puerta Oscura
recoleto y solitario
en su púdica oración
guarda los besos robados.
En la ladera los árboles
extienden como en rosario
las admiradas plegarias
que bajan de Gibralfaro.
Absorto desde el balcón
veo a Málaga admirado,
por eso se habla que Dios
hizo con ella un milagro.
¡Salud e inmensidad!
ANTONIO ROMÁN AMIL
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