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irene quirante
Martes, 9 de junio 2015, 00:30
¿Qué es Recyclo? Es una tienda y un taller de arreglos, pero también son bicicletas que cuelgan del techo y platos elaborados con ingredientes frescos. Es el sabor de una cerveza artesanal, el aroma de un buen café a media mañana y un estilo de vida. Ha pasado una década desde que el negocio de alquiler, venta y reparación para ciclistas comenzó a pedalear en la Avenida de Juan Sebastián Elcano. Entonces no se veían tantas bicicletas en la calle como ahora, pero, a base de mimo y dedicación, el Recyclo ha conseguido mantenerse con buena salud. Tanto que ya cuenta con otro local en la plaza de Camas, que además tiene la particularidad de ser el primer bike-café de Málaga.
Los cinco propietarios que dirigen Recyclo llegaron a Málaga hace años desde distintas partes del globo: David Weber nació en Los Ángeles; Greg Mills se trasladó desde Londres; Luis es de Bornos, un pueblecito de la sierra de Cádiz; Noelia Rodríguez de Villanueva del Trabuco, y Patrick Peckham nació en La Alpujarra granadina. Les gusta viajar, comer sano, la compañía de los amigos y aman las bicicletas. ¿El resultado de esta combinación? Un bike-café que no para de recibir clientes desde que inició su actividad, en octubre de 2014.
La tienda y la cafetería comparten el mismo local y sólo les separa un tabique. Las dos partes tienen en común la filosofía sostenible y la presencia de detalles de madera. A un lado, un trajín de clientes entran a diario en la tienda para buscar entre los accesorios y la ropa ciclista, o simplemente para pasar el rato entre amigos. Allí hacen reparaciones o revisiones de las bicicletas, además de alquilarlas y venderlas. Según apunta Greg: "Nosotros siempre aconsejamos una reparación mientras sea posible y nuestro máximo objetivo es que la gente deje los coches en casa y descubra el placer de desplazarse con la bicicleta".
Al otro lado de la pared, late el corazón de una cafetería con platos para todos los paladares: hamburguesas con patatas o vegetarianas, tapas de guacamole, ensaladas o burritos, entre las muchas opciones. Con el añadido de que todo es casero y se prepara al momento. Además, cada día hay un menú nuevo seleccionado por los mismos cocineros, y el precio final de un almuerzo o cena (bebida incluida) puede oscilar entre los 7 y 10 euros. Pero también se puede disfrutar de batidos o zumos naturales, cervezas originales y artesanas o, por qué no, de un buen gin tonic.
Aunque Patrick, que es quien está al cargo de la parte de la cafetería, deja claro que el bike-café no funciona como un restaurante: la comida no está estandarizada y no ofrecen un servicio de comida rápida. "Muchas personas están acostumbradas a irse de tapas y a que les sirvan la comida al momento, aunque la mayoría de la gente sí que aprecia el servicio".
Puertas abiertas a la cultura
Sobre el techo cuelgan bicicletas y sobre las paredes se exponen piezas de artistas locales: fotografías, cuadros, dibujos... Todo lo que sea arte vale. Así lo afirma Patrick: "Me encanta que la gente se fije en este lugar para compartir algo, y el que quiera hacerlo no tiene más que pedirlo". Y es que el bike-café aspira a servir de impulso a la cultura alternativa de la ciudad. Por lo pronto, ha abierto sus puertas para la grabación de distintos videoclips, entre ellos el del rapero malagueño Nako 13, ha acogido mercadillos y también ha puesto el micrófono y el escenario a actuaciones musicales de distintos géneros. "Intentamos echar una mano a la gente joven y creativa. Que se note que vivimos en una ciudad viva, con color y talento", dice el propietario.
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