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La calle Pintor Sánchez Cotán, que comunica Pedregalejo, La Mosca y Hacienda Paredes, tiene asuntos urgentes que arreglar. Esta vía, que hace unos años era un lugar por el que pasaban pocos vehículos, ha resurgido tras la finalización de muchas promociones de casas en Hacienda Paredes, por lo que ahora sirve de nexo para ir hacia la parte alta y baja de Pedregalejo. Es por ello que los problemas salen más a relucir.
El primero de ellos es el estado de la calzada, que ya denunció este periódico en alguna ocasión, pero que lejos de solucionarse, se agrava con el paso del tiempo. «Hay socavones muy importantes, grietas de gran envergadura que son un peligro para las motos sobre todo», se quejaba un residente de la zona en declaraciones a SUR, que también apuntaba que en ocasiones, al ser una calle estrecha, hay ciertos problemas de circulación cuando se cruzan dos coches subiendo y bajando a la misma vez.
Por último, otro de los inconvenientes es el cableado y los postes de la luz. Hay una intersección de muchos cables de los que muchos vecinos tienen «dudas» de su utilidad y rendimiento a día de hoy, además de pensar que puedan ser peligrosos en ciertos momentos.
En definitiva, Pintor Sánchez Cotán necesita que las administraciones se personen para ver cuáles son las posibles soluciones y qué tiempo hace falta para arreglarlas.
En la calle Doctor Lazárraga, que comunica directamente con la entrada principal del colegio Virgen Inmaculada Santa María de la Victoria (Gamarra), hay una circunstancia que lleva afectando años al paso de los niños.
Se trata de la acera pegada al propio colegio, muy estrecha, en doble altura, que hace que cualquier cruce con viandante mande a alguno de los dos directamente a la carretera. «No entendemos de qué sirve la doble altura, si se quitase y se igualase toda la acera en la misma altura, ésta sería más ancha», comenta Jessica, una madre lectora habitual de SUR.
Ayer se publicaba una queja vecinal sobre un semáforo que parece no tener demasiado sentido o practicidad en la avenida San Isidro, cerca de El Palo. No obstante, el buzón de entrada de esta sección ha recibido otro punto de vista. Lo expone un lector habitual de SUR, Juan Antonio Ariza: «Si no existiera el semáforo, los vehículos bajarían aún a mayor velocidad de la actual, 30 km/h, que casi nadie respeta, solo los que vivimos aquí. Semáforo sí y vigilancia sí para que se cumpla la velocidad establecida teniendo en cuenta que hay muchos chicos y chicas que van y vienen de los colegios», razona en su aclaración.
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