
cristina pinto
Sábado, 28 de agosto 2021, 00:21
Era martes y el reloj marcaba las 13.00 horas. Calor de finales de agosto y a una hora poco habitual se abrían las puertas ... de Sala Gold. Juan Rambla entraba en este local de ocio nocturno, uno de tantos de los que tiene en el Centro de Málaga, y saludaba al personal de limpieza que preparaba la pista para que estuviese lista para la noche. El empresario llevaba una mañana de reuniones, llamadas, sin parar... Y había hecho una promesa de que ese día descansaría. «Pero el trabajo al final me ha ocupado el día», confesaba Rambla. La época de pandemia no está siendo fácil para nadie y él vive el ambiente de ocio malagueño cada noche que visita sus locales para revisar que todo esté en orden. Vacaciones lo que se dice vacaciones no ha tenido, Juan Rambla aseguraba que se ha escapado algunos días: «Estoy haciendo escapadas cortas de tres o cuatro días. Pero ya te digo, con la tensión que hay no me puedo permitir gran cosa».
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–¿Cómo le va el verano? Porque me decía que lo de descansar, poco...
–Sí, aunque bueno, al final hay el mismo trabajo que todos los años, lo único que el resultado no es el mismo. La reducción de horario... Es que al final son cinco horas menos de venta que no se recuperan y al 50% de aforo. El trabajo es el mismo pero los resultados no tienen nada que ver: tenemos una bajada de facturación media entre un 50 y 60% en las salas de fiesta. Estamos contentos porque vemos que la gente quiere seguir viniendo a nuestros establecimientos, pero muchas veces no tenemos ni capacidad para acoger al público que llega a nuestras puertas.
–Se han quejado del precio tan alto para entrar a las discotecas, se pide más de cien euros para reservar mesa con una botella. ¿Solo se puede entrar de ese modo?
–Es que debido a las normas Covid nos encontramos con situaciones que tenemos que resolver. La primera situación: la reducción de aforo y, además, nos encontramos con la reducción de horario. Entonces, la única forma de mantener los costos de los negocios funcionando es asegurándonos de que haya un consumo mínimo por mesa porque sino es imposible cubrir gastos. Entre otras de las restricciones está la de cuatro personas por mesa, una limitación totalmente incomprensible. Es decir, seis personas van a cenar al restaurante de al lado de mi discoteca y cuando llegan a mi local yo les tengo que obligar a que se sienten en dos mesas distintas. Son situaciones totalmente incomprensibles, no tienen ni explicación médica.
–¿Se sienten el sector señalado?
–Totalmente. Nosotros tenemos la sensación de que somos la excusa para justificar que se toman medidas para evitar el virus. Estamos limitando el ocio nocturno pero es que no se ha comprobado en ningún caso que sea el culpable y, además, tenemos los mejores sistemas de ventilación que puede tener cualquier establecimiento. Aquí, en Andalucía, el ocio nocturno está limitado hasta las dos de la mañana y con eso lo que se está fomentando es la aparición de fiestas en villas privadas donde no hay ningún tipo de medida ni sanitaria, ni de aforo, ni de distancia... Y también se fomenta el consumo en la calle. Los políticos se empeñan en gobernar de espaldas a la realidad y la realidad es que, les guste a ellos o no, cuando la gente sale a las dos de la mañana de nuestros locales no se van a dormir. Es que yo tengo controlada a la gente hasta las dos en mi establecimiento y cuando cerramos se quitan la mascarilla y se reúnen todos ya sea en la playa, en pisos turísticos o en parques haciendo botellones. ¿No será mejor que estén en nuestros establecimientos donde están controlados a que estén en fiestas donde no hay medidas de seguridad ni sanitarias?
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–¿Imagina el momento de que amplíen el horario?
–Nos lo han prometido tantas veces que ya uno se vuelve agnóstico, yo ya no me creo absolutamente nada. Somos un sector castigado, un sector que necesita un poco de cariño y que se le deje respirar. Si la mayoría de población de más de 18 años, que son los que consumen en nuestros establecimientos, ya están vacunados o con el certificado de haber pasado el Covid, ¿por qué no se puede estar en nuestros locales intentando recuperar la normalidad? El virus no va a desaparecer, es una enfermedad que va a seguir aquí y tenemos que aprender a convivir con ella. Habrá gente que desgraciadamente muera igual que mueren de otras enfermedades, en el año 2019 murieron quince mil personas de gripe y nadie habla de eso. Hay que dejar de obsesionarse y pensar que tenemos que seguir viviendo.
–Bueno, y su día a día ahora... ¿Cómo es?
–Ha cambiado por completo. El hecho del recorte de horarios hace que me acueste mucho antes por la noche. Yo normalmente trabajaba de lunes a jueves en horario de oficina y de jueves a domingo en los locales físicamente. Ahora, con esta situación, vengo prácticamente todos los días a los locales para comprobar que se cumplen las normas y estar encima del control de las salas. Como cerramos a las dos me da tiempo a acostarme y venir al día siguiente a la oficina. Tengo la suerte de que soy una persona a la que siempre le ha gustado la noche, me gusta mi trabajo. Eso de ver a la gente divertirse, crear situaciones donde la gente lo pase bien, crear espectáculos chulos... Por cosas así mi trabajo es gratificante. Pero últimamente tenemos tal nivel de tensión dentro de los locales... Ves que con tanta norma tus clientes no están disfrutando, que no lo están pasando bien, tienes la sensación de que tu negocio no es lo que vendes, que no estás haciendo lo que quieres ofrecer.
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