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José Iturbi: El bulevar de las tapas de Nueva Málaga

Hamburguesas, bocadillos, cocina italiana, mediterránea, fusión, bocados japoneses o incluso platos de autor se dan la mano en la amplia oferta gastronómica de esta bulliciosa y nocturna calle. La diversidad, la calidad y los precios ajustados, son sus principales bazas

Rossel Aparicio

Málaga

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Viernes, 24 de mayo 2019

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  1. Un 'islote' rodeado de más de una veintena de restaurantes

    R.Aparicio

    De sobra es conocida por los vecinos de Nueva Málaga y alrededores. Es una arteria que en horario de mañana pasa algo más desapercibida pero que, por las tardes-noches, se transforma en un auténtico hervidero de vecinos buscando mesa para llenar el estómago. La calle José Iturbi (mira la ubicación aquí) se convierte en esa franja horaria en una especie de larga terraza con una amplísima y variada oferta de restauración. Hay para todos los gustos: tapas, hamburguesas, bocadillos, comida italiana, japonesa, mediterránea o cocina fusión en una veintena de restaurantes y bares que minan la arteria de poco más de 180 metros de longitud. Se puede tapear, pero también tomar raciones, platos de autor, tomar una copa o refrescarse con un helado. «No siempre fue así. Hace más de 15 años aquí había tiendas de todo tipo (ropa, floristerías, zapaterías, un recreativo, etc) y apenas un restaurante aislado. Hoy prácticamente todos se dedican a la restauración», explica José Manuel Navarro, al frente de Tapearte, uno de los negocios estrella junto con la hamburguesería El Laberinto, Diboka o el rincón de las tapas japonesas de Benjamín de la Mata. «Por la mañana la calle suele estar desierta, poco animada, pero, al caer el día, su imagen cambia radicalmente», advierte también Gustavo Alcaide, gerente de la Tetería 'El pequeño Buda' que apuesta, como muchos otros, por abrir por la tarde. «Por eso apenas hay tiendas, porque el resto del día la calle no funciona», opina. La variedad para comer, unido a la «calidad de los platos y a los precios ajustados», son sus grandes bazas. También hace mucho el bulevar verde en mitad de la calle que invita al cliente a relajarse. ¿Sus únicas pegas? La falta de aparcamiento en la zona que los clientes solucionan con la doble fila y algún que otro roce con los vecinos que a veces protestan por la afluencia de comensales, sobre todo en verano, que «cortan el paso y generan ruido».

  1. El bulevar, centro neurálgico y de ocio

    R. Aparicio

    Justo en mitad de la calle un bulevar verde separa las dos 'orillas' de bares. Además de ser un gran pulmón es un espacio que se utiliza para desarrollar todo tipo de actividades lúdicas. «El Ayuntamiento a veces hace conciertos y organizan eventos que no hacen más que animar la zona», opina Claudia Olivera, al frente de la Taberna La Cazuela. Para ella es el gran pilar del éxito de la calle. Los empresarios incluso piensan que se podría organizar aún más actos porque ambientan, y mucho, la vida de la calle fuera del horario nocturno. Respecto al nombre de esta avenida , homenajea a un pianista español que fue discípulo de Matals en Valencia. José Iturbi (1895-1980), famoso como concertista de gran temperamento, se dedicó también a la dirección de orquesta y actuó en varias películas, según la reseña histórica municipal. Fue profesor en Ginebra, obtuvo el primer premio del Conservatorio de París (1913) y vivió en Estados Unidos desde 1948. El Conservatorio Profesional de Música y Escuela de Arte Dramático de Málaga le nombró Profesor Honorario el 9 de enero de 1929.

  1. 'El pequeño Buda', la tetería que abrió brecha en la capital

    R. Aparicio

    El hermano de Gustavo Alcaide trabajó siendo muy joven en una de las primeras teterías que abrieron en Málaga hace ya la friolera de 20 años. Aquello fue un verdadero éxito: los clientes acudían en masa para disfrutar de un tipo de local novedoso entonces que ya triunfaba en otras ciudades como la vecina Granada. «La gente quería pedir té incluso sentados en la acera, porque era imposible pillar mesa. Fue una revolución», recuerda Gustavo que por entonces era cliente. «El anterior dueño era vecino nuestro y le ofreció a mi hermano el negocio. Finalmente nos lo quedamos los dos», explica Gustavo que lleva más de 16 años al frente de la tetería que rebautizaron como 'El pequeño Buda', el mismo nombre de otra que también regentan en Teatinos. También es suya La Manquita, en el Centro. Su clientela es muy variada, principalmente de la barriada, aunque también vienen de lejos para tomar tés, batidos, granizados o crepes. A su parecer la calle necesita algo más de limpieza y de civismo por parte de propietarios de perros que permiten que sus mascotas hagan sus necesidades en la puerta de los negocios. «Es algo que ocurre con frecuencia y, obviamente, nos molesta», se queja. Foto: Alcaide, a la derecha, junto a sus empleados David Salazar y Carmen Soto.

  1. El albañil que apostó un local de tapas para salir de la crisis

    R. Aparicio

    Tras la historia de 'La Guarida', un local con encanto en el número 20 de José Iturbi, se esconde la de un joven albañil que en plena crisis se armó de valor para jugarse sus ahorros a una carta: un local de tapas y bebidas que hoy, tres años y medio después, no es ni la sombra de lo que era en el inicio de su andadura. Abrió en un local de pequeñas dimensiones, con pocas mesas, una carta corta y con una decoración «sin apenas detalles ni florituras». No tenía para más: «Era muy cutre, lo reconozco, pero me esforcé porque las tapas fueran de calidad y tuvieran buen precio», explica Sergio Pozo, impulsor y dueño del local que poco a poco logró hacerse con una clientela fija que incluso esperaba en la calle, de pie, para cenar. «Con el tiempo uní el local contiguo duplicando el espacio, ampliamos la carta hasta ofrecer una treintena de tapas diferentes y cambiamos radicalmente la decoración. Tenemos hasta un jardín vertical dentro. También abrimos un espacio para tomar copas», indica el empresario que a base de trabajo y tesón ha levantado un negocio que cuenta con diez empleados y en el que, con cada bebida que sirven, el comensal elige una tapa. «Creo que los clientes nos eligen por la variedad y porque cenas a base de tapas por un bajo presupuesto», opina. Foto: Sergio Pozo posa delante de La Guarida, un local con dos espacios diferenciados: tapas, por un lado, y copas, por otro.

  1. Hamburguesería 'El Laberinto', el 'decano' de José Iturbi

    R. Aparicio

    Dicen sus responsables que es el más antiguo de los locales que aún sigue abierto en José Iturbi. En la vía, cuentan, abren y cierran continuamente negocios pero 'El Laberinto' es un referente en hamburguesería y bocatería desde que comenzó a servir en 1993. Cristina Jiménez, la encargada, explica que fueron sus padres, Miguel y Antonia, los impulsores que abrieron inicialmente como crepería pero que no tardaron en cambiar el rumbo del negocio ante la demanda de los clientes. «Al principio estábamos prácticamente solos. No había ambiente. Mi padre incluso a veces acompañaba a algunas clientas al portal de su casa porque todo estaba oscuro», indica Cristina. «Tenemos clientes fijos que comenzaron viniendo como novios y hoy día vienen en familia con sus hijos», dice orgullosa. Sus abuelos vivían cerca y precisamente por eso sus padres decidieron traspasar a este local el negocio familiar que desde tiempo atrás regentaban en Miraflores. A su parecer la falta de aparcamiento es el principal hándicap de la arteria. «Los usuarios dejan el coche en doble fila para poder tomar algo y después irse», indican, «menos mal que hacen la vista gorda a la hora de cenar», matizan. Foto: Anabel Infante, cocinera, Enrique Gil, camarero, y Cristina Jiménez, encargada.

  1. Diboka, un negocio familiar impulsado por tres mujeres

    R. Aparicio

    Elisa Ropero tenía claro que quería abrir un negocio en su barrio de toda la vida, donde se ha criado y vivido hasta hace poco. Después de estudiar un par de módulos, se decidió con apenas 20 años a abrir su propio negocio de la mano de dos grandes consejeras que desde primera hora arrimaron el hombro: su madre y su tía. De un juego de palabras (que se asemeja a 'para tu boca') nació Diboka, un local con un concepto innovador de comida rápida pero a la vez casera y elaborada. «No me veía sola, era muy joven y me rodeé de personas de confianza: mi familia», cuenta. «Tenemos ensaladas, pizzas, bocadillos, hamburguesas... y clientes de la zona en su mayoría, de perfil joven». Diez años después el establecimiento va viento en popa e incluso ha duplicado el espacio sumando el local contiguo. Foto: Elisa Ropero, la dueña, junto a su tía Dulce que es cocinera.

  1. Taberna La Cazuela: sabores caseros con sello argentino

    R. Aparicio

    En 2011, en plena crisis económica, la argentina Claudia Olivera y su pareja, Antonio Vico, se liaron la manta a la cabeza y decidieron abrir la Taberna La Cazuela, en el número 5 de la calle. Ella cocina mientras que él sirve las mesas. «Nos gustó el bulevar, la amplitud, el ambiente, nos resultó acogedor», explica Claudia. El local, de comida casera mediterránea y argentina, cuenta con una clientela fiel, de la barriada y el distrito, aunque también acuden a visitarlos de fuera para probar sus dos platos estrella: el canelón argentino y las costillas con chimichurri. «Desde que abrimos en la zona también lo hicieron muchos otros que ya han cerrado. Nosotros nos mantenemos porque intentamos ofrecer platos bien elaborados, con productos de calidad y a a buen precio», explica Claudia.

  1. Tunante, bocados gourmet de cocina asiática y japonesa

    R. Aparicio

    Benjamín de la Mata es un referente en Málaga del sushi y la comida japonesa en general, sector ahora de moda entre los comensales al que se dedica desde hace más de 28 años. Con su equipo investiga y desarrolla nuevas creaciones con la intención de «sorprender a los clientes». En la actualidad este experto cocinero trabaja en más de 70 establecimientos malagueños donde imparte cursos, jornadas presenciales o donde ofrece servicios de catering. Hace seis años que abrió su tapería japonesa Tunate, en la esquina de calle José Iturbi con calle Magistrado Salvador Barbera, desde donde ofrece algunos de los mejores sabores de la comida japonesa en tierras malagueñas. Sus comensales, asegura, lo buscan: «El 95% mi clientela es de fuera de la barriada, viene expresamente buscando este tipo de platos. El auge del sector se mantiene y se está diversificando», indica. Eligió la zona por cercanía a su hogar y, como algún que otro empresario, apunta la necesidad de civismo de los transeúntes a la hora de sacar a sus perros a pasear como asunto pendiente a mejorar.

  1. Todo todo, nada nada: comida fresca mediterránea

    R. Aparicio

    La italiana Tamara Tassan Zanin es una de las últimas empresarias de sumarse a la 'familia' de José Iturbi. Su local 'Todo todo, nada nada' de comida española e italiana lleva poco más de dos meses en marcha. Orientada a la cocina «mediterránea fresca» sirven pescado, carne, medias raciones, tapas, parrilla, verdura o fritura. También pasta rellena y pasta larga. Fue su novio el que eligió el local, en el número 6 de la calle, atraído por su «ambientación y por el precio de los alquileres más asequibles que en otras zonas de Málaga». Hasta aquí acuden familias y vecinos seducidos, en su opinión, por el bulevar y la oferta de bares.

  1. Tapearte, un proyecto de La Cónsula que fusiona el tapeo y la cocina elaborada

    R. Aparicio

    José Manuel Navarro convirtió su sueño en realidad en el local número 4 de José Iturbi, ahora más que consolidado entre sus vecinos de Nueva Málaga y de fuera de la barriada. Estudió en La Cónsula y su negocio, Tapearte, fue su proyecto de fin de curso. «Mi idea era aunar de alguna forma una cocina elaborada con la fórmula del tapeo», explica. Quince años han pasado desde entonces. Primero, como El Rincón del Tapeo y, en la actualidad, como Tapearte. El secreto de su éxito reside, en opinión de Navarro, en una carta dinámica, viva, que innova constantemente además de cuidar la difícil relación calidad-precio. En su local la boca se hace agua nada más leer los platos que ofrece: atún en manteca, vestresca de atún, bacalao gratinado con alioli suave, rebaná de jabalí o revuelto de setas con huevo y foie, son algunas de las sugerencias. Foto: José Manuel Navarro, mostrando la ventresca de atún.

  1. La Casa Anyo, un rincón donde reunir a la familia

    SUR

    'La Casa de Anyo' es otro de los rincones destacados de la ambientada calle José Iturbi. «No queríamos ser un bar, ni una taberna, ni siquiera un restaurante; queríamos que fuera una casa donde reunir a familia y amigos y crear un ambiente acogedor de confianza», explican a SUR. El nombre de este establecimiento une las iniciales de sus dos impulsores, Antonio y Yolanda, una pareja inquieta que apostó por un proyecto de restauración con una carta variada y con platos elaborados de manera tradicional sin precocinados, seleccionando siempre productos frescos y de temporada. «Lo que más nos identifica es que cuando vuelvas encontrarás algo nuevo», aseguran. Entre sus especialidades destacan la carrillada de ternera al vino Rioja Crianza «lentamente cocinada hasta conseguir una carne jugosa y sabrosa» así como la caldereta de cordero realizada con pierna de cordero «en una receta tradicional de verduras con arroz vaporizado donde el romero y el tomillo son la esencia de su sabor». Foto: Yolanda, Paqui, María, Jaime y Antonio, delante del local.

  1. Risón, especialista en helados artesanos y naturales

    R. Aparicio

    Juan Manuel Ternero decidió apostar por este enclave hace cinco años y por un sector menos explotado en José Iturbi: los helados. Antes de la apertura se sumergió en el mundo de la heladería italiana y valenciana. Su pastelería, heladería y cafetería, que lleva el nombre del enigmático y sonriente gato de 'Alicia en el país de la maravillas', está abierta todo el año. «Realizamos un producto muy personalizado, cien por cien artesano y natural. Además de los sabores tradicionales, ofrecemos helados menos comunes. Hemos introducido algunos más personales como el helado 'Ardales' en homenaje a mis abuelos con los productos de esta tierra: almendra, vino, huevo y sus galletas de almendra», cuenta Ternero a modo de ejemplo. En su local también se usa frutas de temporada como el níspero, la chirimoya o el higo chumbo. Su objetivo es que sus clientes disfruten en un entorno agradable, además de los helados, desde una horchata, un crepe, un paspel o buen un café. Foto: Imagen de la terraza del establecimiento.

  1. Taverna Ottavo Colle, un rincón de comida italiana artesanal

    SUR

    Davinia Fernández, hostelera reconocida de la zona, decidió dar un giro a su negocio de bocadillos italianos para crear en diciembre de 2018 el restaurante Taverna Ottavo Colle. En esta pizzería sirven «auténtica comida italiana artesanal creada por el Chef Roberto. Platos exquisitos procedentes de Roma, de ahí el nombre del local», cuentan responsables del negocio. Tienen público de todas las edades debido a la variedad de su carta y su «buena relación calidad-precio» además de ser un lugar de encuentro de los amantes de la comida sana: «disfrutan allí de un excelente 'recovery', ya que todo se cocina al momento y sus productos son de primera calidad», insisten desde el local que dispone de dos amplios salones y terraza donde se pueden celebrar eventos privados bajo reserva.

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