Felipe Reina: «Estamos en la búsqueda de un modelo estable para la procesión del Corpus»

Natural de la localidad cordobesa de Encinas Reales pero con 35 años ya de trayectoria en la diócesis malagueña, el canónigo Felipe Reina, actualmente a cargo de las céntricas parroquias de los Santos Mártires y San Juan, es desde hace años uno de los sacerdotes más implicados con la celebración del Corpus Christi que acontece este domingo en la capital. Este año la afronta con cierto temor por lo próxima al verano que la ha situado el calendario, pero con la confianza en que el retorno al horario matinal que se produjo en 2018 se consolidará en los próximos años y servirá para atraer más participantes.

– ¿Cuál es el estado de salud de la celebración del Corpus en Málaga?

–Ahora estamos en una búsqueda de un modelo estable que ya lo iniciamos el año pasado con volver a la mañana y ver cuál es el mejor recorrido. Nos preocupa el tema de los cantos, integrándolos con las bandas de música. Este año teníamos pensado que hubiera una megafonía por todo el recorrido pero ha sido inviable por una serie de problemas. Pero vamos a tener dos bandas, la municipal, que ha adaptado siete cantos eucarísticos, y la de Zamarrilla, que va a estar a la entrada y la salida de la Catedral, y en la plaza de la Constitución.

–Existe en algunos malagueños el sentimiento de que la fiesta del Corpus se dejó perder, incluso por la propia Iglesia, respecto a lo que fue décadas atrás.

–La reforma del Concilio Vaticano II supuso un tiempo en el que se buscaba una mayor autenticidad, por eso se prescindió de la presencia de autoridades y fuerzas militares. Además, se perdió el jueves festivo y se pasó al domingo. El peligro está en querer compararlo con las procesiones de Semana Santa, y hay que reconocer que es una procesión totalmente distinta. Lo importante en este caso es la adoración eucarística.

–¿Qué novedades presenta este año la procesión?

–A diferencia del año pasado, no vamos a pasar por la calle Santa María, sino que tiraremos por la plaza del Carbón, y a la vuelta pasamos por la plaza del Obispo y entraremos de nuevo por el patio de los Naranjos. Una vez dentro, el obispo cogerá el Santísimo y hará un recorrido por el trascoro y las naves laterales, donde las hermandades que hayan participado harán un pasillo.

–El año pasado, la procesión volvió a la mañana pero no reunió más público. ¿Se espera que este año sí pueda haber más gente?

–Sí. El año pasado notamos que había algunas partes donde daba el sol y ahí no había público. Esas partes del recorrido se han suprimido para este año. Tardaremos unos años en acostumbrarnos de nuevo a la mañana. De suyo, este año tenemos como enemigo que cae muy tarde en el calendario, ya casi coge el verano. Tenemos el miedo de que sea un día de calor, pero por eso la misa se ha adelantado una hora, a las nueve de la mañana, y la idea es que para las doce el Señor haya regresado a la Catedral.

–Desde el Obispado se confía entonces en que este modelo se vaya consolidando.

– Sí, la idea es consolidarlo en todo porque hace falta que haya un esquema y que no se cambie todos los años.

–¿Cómo se piensa fomentar la participación en el cortejo?

– Además de las representaciones de las cofradías, por cada parroquia van a asistir al cortejo dos personas con velas acompañando al arcipreste. Los niños de comunión se van a colocar al comienzo de la procesión, acompañados por los padres, y no detrás de la custodia como hasta ahora, donde siempre va mucha gente tras el Santísimo. La banda de música y el coro de la Catedral irán juntos para que los cantos resulten mejor y puedan ser seguidos por el público.

–¿Se ha previsto impulsar el montaje de altares en las calles con concursos como sucede en otras ciudades?

– Por ahora eso no se ha visto. Este año habrá cuatro altares, los de las agrupaciones de cofradías de pasión y de gloria, el de la Hermandad de Humildad y Paciencia, y el de la Cofradía de la Sagrada Cena.