
Iván Gelibter
Martes, 12 de julio 2016, 00:50
Aunque el buque The Cruise atracó ayer en el Puerto de Málaga a eso de las nueve de la mañana, no fue hasta las once, aproximadamente, hasta que sus primeros pasajeros comenzaron a recorrer la pasarela de bajada. Y es que este barco de Pullmantur acoge La Demence, el crucero gay más importante de Europa, un viaje en el que participan más de 2.000 personas en su mayoría hombres y que dispone de varias fiestas al día para sus ocupantes.
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Estas celebraciones hasta el amanecer fue la causa de que los turistas no fueran especialmente madrugadores, aunque finalmente las distintas excursiones se celebraron tal como estaban previstas. La principal de ellas, adelantada por SUR hace unas semanas, fue un viaje organizado a Torremolinos epicentro gay del sur de España, y en concreto al chiringuito Edén, en la playa del Bajondillo.
«Hace una temperatura espectacular, y parece que hay un muy ambiente gay en Torremolinos», aseguraba ayer Federico, con una piña colada en su mano mientras tomaba el sol en una tumbona. Este belga, acompañado de cuatro amigos más, repiten esta experiencia cuatro años después, ya que la primera vez lo pasaron muy bien. «Es súper divertido; aquí vienen parejas, amigos y gente sola. Y te lo digo por experiencia: el que viene soltero se vuelve con novio, y el que viene acompañado retorna sin pareja», añade Didier, otro de los belgas.
Málaga, la primera parada de este crucero, que partió de Barcelona y recorrerá Cádiz, Ibiza y Valencia entre otros destinos, no dejó indiferente a ninguno de lo turistas consultados por este periódico. La promotora del viaje, La Demence, había organizado ayer cuatro excursiones para los pasajeros. Además de la ya mencionada fiesta en el chiringuito de Torremolinos, los viajeros podían recorrer Ronda, conocer la Alhambra o disfrutar de una ruta gastronómica por el Centro Histórico de la capital, opción por la que se decantó la mayoría. Aun así, muchos de ellos hicieron el camino de la terminal de cruceros hasta el Muelle Uno y el Centro por su propio, aprovechando la jornada para hacer compras y visitar los principales enclaves de la ciudad.
Pese a que en general a los cruceristas les estaba gustando la experiencia de este barco gay, algunos de ellos sí lamentaban que las paradas en las ciudades no fueran más largas. Luka, un serbio de 32 años que hace varios que trabaja en Luxemburgo, apuntó que para una vez «no está mal venir a este viaje», pero que no lo hará más. «Acaba de empezar el crucero y ya en la primera parada, en Málaga, me quiero quedar más tiempo. Nunca imaginé que conocería el sur de España y esta ciudad en concreto. Volveré seguro en el futuro, me encanta y además parece que en Torremolimos hay un gran ambiente», señala.
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Hacía varios años que un crucero gay no hacía parada en el Puerto de Málaga, pero el incremento de actividades enfocadas a este sector en los últimos dos veranos parece que comienza a atraer un perfil muy concreto, y que además podría servir como elemento desestacionalizador. De momento, los cruceristas gays se han quedado con más ganas de Málaga.
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