El primer viaje de Portillo
Esta empresa de autobuses se puso en marcha en 1922 con la línea Málaga-La Línea de Concepción en cuyo trayecto se tardaban 12 horas
Ángel Escalera
Domingo, 6 de diciembre 2015, 23:33
Los llamados felices años veinte del siglo pasado fueron un periodo de avance y de resurgimiento en muchos aspectos. Uno de los sectores que cobró más importancia y auge fue el del transporte por carretera. Las comunicaciones se hicieron más fluidas y permitieron acortar el tiempo de los viajes y que estos fuesen más cómodos. En este contexto se enmarca la puesta en marcha de la empresa Autobuses Portillo. Su fundador fue Juan de Dios Portillo Galdón, un empresario y emprendedor natural de Huéscar (Granada.
Antes de crear una compañía de autobuses directamente unida al crecimiento de la Costa del Sol y que ha sido un medio de transporte utilizado durante más de 90 años tanto por malagueños como extranjeros del mundo entero, Juan de Dios Portillo fue concejal de su localidad natal, como se recoge en el blog Historia del automóvil en Málaga, cuyo autor es José Francisco Muñoz Antivón. Portillo, con excelente vista comercial, intuyó que fundar una empresa de autobuses sería un buen negocio en una etapa en la que las comunicaciones eran aún muy precarias y en la que los desplazamientos en vehículos de motor empezaban a contar cada vez con más usuarios.
Aunque Portillo Galdón matriculó su primer vehículo en 1917 (era de la marca Hispano), tuvo que esperar a 1922 para conseguir una concesión administrativa para transportar viajeros desde Málaga hasta La Línea de la Concepción (Cádiz). Una vez con esa autorización en su poder, adquirió tres autobuses, también de la marca Hispano, que matriculó en julio de 1922.
Para que el lector se haga una idea del estado de las carreteras en la década de los años veinte del siglo pasado, el coche de línea de Portillo tardaba 12 horas en recorrer el trayecto desde Málaga hasta La Línea. En la actualidad, el autobús de Portillo tarda unas tres horas, ya que no es un servicio directo, sino de ruta, es decir que el autocar va a haciendo distintas paradas hasta llegar al destino.
Pequeña odisea
En aquellos primeros tiempos de la concesión, ir hasta La Línea era una pequeña odisea que mantenía a los viajeros entretenidos durante las citadas 12 horas. Uno de los momentos más singulares del trayecto se producía cuando el vehículo llegaba al río Guadiaro. Como no había un puente adecuado para cruzarlo, los pasajeros descendían del autobús y subían a una barcaza que hacía una travesía que se prolongaba unos 45 minutos. Una vez llevado a cabo desembarco de los viajeros, la barcaza volvía a por el coche de línea de Portillo para conducirlo hasta el punto en el que se reanudaba el recorrido por carretera.
La empresa fue ampliado el número de vehículos a medida que crecía la cifra de usuarios que contrataban los servicios de esta línea, que fue creciendo también en destinos. Así, en 1929, la compañía Portillo contaba ya con una flota de 11 autobuses que llevaban a cabo ocho servicios diarios. En el citado año, el precio de billete hasta Algeciras era de 4,10 pesetas.
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