Las jacarandas alfombran las calles

La jacaranda es uno de los árboles que pueblan los jardines y las calles de Málaga y cuya flor da un colorido excepcional a la ciudad en estas fechas. Sus flores lilas y violetas son inconfundibles y un regalo para la vista, pues resultan todo un espectáculo. Lo malo es que ensucian enormemente la acera y pringan el suelo, los coches y todo lo que se ponga por delante. Ese es el inconveniente que tiene y al que se refieren algunos ciudadanos que se han dirigido al periódico para mostrar su queja por ello. Como Rafaela Montañez, quien dice que en la calle Virgen de la Estrella «las aceras están de las trompetitas de los árboles muy sucia y no se puede andar porque se queda uno completamente pegado». «Antes -dice- venían a limpiar más, pero ahora apenas se ven a los trabajadores de Limasa por aquí».

En otros muchos lugares de la ciudad donde hay jacarandas sucede lo mismo. En la plaza de la Merced, en la plaza de la Victoria, o Jardín de los monos, y en innumerables rincones más. Ese es el precio que hay que pagar por ver la ciudad pintada de lila, todo un espectáculo para la vista. Algunos consideran que dada la suciedad que provocan las flores de estos árboles, -que no son autóctonos y proceden de regiones tropicales y subtropicales de América y del Caribe y que florecen dos veces al año, aunque la floración de otoño generalmente no es tan sorprendente como las flores de primavera-, debían de plantarse únicamente en jardines y evitar de esta forma la suciedad que generan en calles y avenidas. Otros especialistas en la materia creen que muchas jacarandas de nuestra ciudad están demasiado cerca de las fachadas y que ello deriva en problemas. El caso es que es todo un espectáculo. Con su inconveniente, como todo lo bello.