Javier Martín y Carlos Martín sostienen la placa conmemorativa en su tienda de calle Vicario. A.C.

Rafael Martín, 110 años vistiendo a Coín

Javier y Carlos Martín siguen los pasos de su padre y de su abuelo en la empresa familiar, que suma más de un siglo de vida en el centro de la localidad

Domingo, 1 de agosto 2021, 00:15

En 1912, Salvador Martín comenzó a regentar una de las primeras tiendas de Coín, en la céntrica calle Vicario 1. Casi 110 años después, ese ... pionero establecimiento continúa abierto gracias a sus nietos Javier y Carlos, a los que el Ayuntamiento ha homenajeado con una placa conmemorativa por su historia centenaria. Con una estructura adaptada al mundo digital y una tienda más amplia, la empresa familiar Rafael Martín Tejidos y Confecciones sigue siendo uno de los comercios de referencia en el municipio y alrededores. «Tenemos clientes fieles desde hace muchos años. Estamos muy agradecidos, son quienes nos mantienen en el negocio», cuenta Javier Martín, nieto de Salvador e hijo de Rafael, quien da nombre a la tienda.

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Todo comenzó en 1910, cuando el bisabuelo de Javier y Carlos decidió adquirir el local de la calle Vicario 1 para que su hijo Salvador no emigrara a América, una tendencia entre los jóvenes de la época. «Ahí fue cuando comenzó a regentar la tienda, en la que principalmente se vendían piezas de tela para hacer ropa. En ese momento todo se confeccionaba a mano», recuerda Javier.

Aún conservan el libro de cuentas de su abuelo Salvador, que data de 1912. En él se reflejan las ventas diarias de la tienda, una amplia lista que solo queda en blanco en los años de la Guerra Civil. «No sabemos si en esa época la tienda estaba abierta o no, pero los movimientos se paran desde el 15 de octubre de 1936 hasta 1940. Es el único momento en el que no hay registros».

En los primeros años de vida de la tienda, Javier explica que una de las figuras habituales era la del 'recovero', una persona que compraba telas para venderlas a las familias que vivían en el campo. «Las intercambiaba por huevos o cualquier otro producto que tuvieran. Una vez que volvía al pueblo, vendía esos alimentos en la plaza para pagar las telas y obtener beneficios».

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En los años 40 y 50 la tienda comenzó a recibir los primeros pantalones y camisas confeccionadas, junto a otros productos para el hogar como sábanas. En 1955, el hijo de Salvador, Rafael Martín, tomó el testigo de la tienda al fallecer su padre. «Al principio todo el mundo seguía conociéndola como la tienda de Salvador, hasta que el nuevo nombre se fue asentando y es el que hemos mantenido hasta hoy», apunta Javier.

Javier y Carlos conservan el libro de cuentas de su abuelo Salvador, con fecha de 1912. a.c

El padre de los actuales gerentes amplió la tienda a dos plantas y creó un almacén en el edificio, que también alberga dos viviendas. Hoy en día, la estructura sigue siendo la misma. «Hemos trabajado con mi padre en la tienda desde pequeños. Lo que se vendía antes era muy diferente a lo de ahora», asegura Javier, que explica cómo las sábanas hechas a mano, edredones o telas para hacer vestidos se han ido perdiendo. «El ajuar de las bodas era algo muy común. Ahora es algo anecdótico».

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En 1988, Rafael Martín Tejidos y Confecciones inauguró otra tienda en el pueblo, muy cerca de la original. Hoy en día está regentada por Carlos, y está dedicada a la confección de hombre. «En la tienda original seguimos teniendo de todo, cosas que sirven para el día a día, como ropa interior, toallas o sábanas, y también productos de temporada, como bañadores o vestidos playeros», cuenta Javier. «Lo más importante es que el producto sea de calidad, bien de precio y con garantía. Eres responsable de lo que vendes».

A lo largo de su historia han contado con numerosos empleados, algunos de los cuáles «se han jubilado allí». La crisis de 1992 y la de 2008 hicieron estragos en la empresa, que ha conseguido salir adelante pese a las adversidades. «Actualmente somos cuatro trabajadores, dos en cada tienda», explica Javier, que comenzó su andadura en la tienda en el año 1987. «Me gusta la vida de pueblo, no quería irme a vivir fuera».

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Su abuelo Salvador creó el libro de cuentas en 1912. Un siglo después, Javier ha sido el encargado de poner en marcha la web de la empresa, en la que ya se puede comprar 'on line'. «Siempre me ha gustado la informática, creo que la digitalización es algo importante y necesario hoy en día. Yo mismo monté la página web».

Tras más de 100 años de trabajo, Rafael Martín Tejidos y Confecciones continúa su andadura, que podría tener cuarta generación. «Yo no tengo hijos, pero tal vez las hijas de Carlos puedan seguir con el negocio. Ojalá duremos muchos años más», señala Javier, que recalca la importancia de una buena relación con el cliente, en muchos casos basada en la confianza. «Hay que hacer las cosas bien. Es lo más importante».

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