OTROS TALLISTAS E IMAGINEROS RONDEÑOS: JUAN HERNÁNDEZ JIMÉNEZ Y LUIS GARCÍA MARÍN

Establecido Santiago Hernández en nuestra ciudad, tras su paso como profesor por el Centro Benéfico Docente creado por la duquesa de Parcent, su enseñanza tendrá un sucesor directo y un esclarecido heredero, en apellido y destreza, en la persona, ya rondeño de nacimiento, de su hijo Juan Hernández Jiménez, del que era fama que «pintaba, decoraba, tallaba y todo lo hacía bien». Hacia 1946, buscando nuevos horizontes y ganancias para su labor, se avecina en Madrid, pero no sin antes dejar tras de sí en estas tierras una reputada serie de obras, como son los pasos del Cristo de la Sangre, el antiguo Ecce-Homo, o el Cristo de los Remedios, perteneciente antes al conjunto de imágenes de la iglesia de la Paz.

Luis García Marín fue otro nombre destacado entre los imagineros y tallistas rondeños, arte que aprendió, asimismo, como alumno del Centro Benéfico Docente, teniendo como compañero a Miguel Sánchez Ruiz y a Pedro Aguilera, asistiendo a las clases prácticas de Santiago Hernández, en el recinto luego ocupado, cuando aquél dejó de funcionar, por las Hermanitas de la Cruz.

Había nacido Luis en 1904, en la antigua y renombrada posada, muchas veces citada por los viajeros románticos por su privilegiada situación al borde del Tajo, de Vista Hermosa, que era propiedad de sus padres. Perfecciona más tarde sus conocimientos estableciéndose en Sevilla, en la que reside siete años, entre 1926 y 1933, consiguiendo un premio en el concurso de artesanía celebrado allí en 1929. Vuelve a Ronda en 1933, siguiendo los deseos de su esposa enferma. En 1946, otro galardón realza su trabajo, al obtener un nuevo reconocimiento en la Exposición de Artesanía que tiene lugar en Málaga.

Obras suyas en nuestra ciudad son un Cristo de la Expiración y la del Señor atado a la Columna; en la parroquia de San Sebastián de Cañete la Real, un magnífico retablo, y en la población de Cortes de la Frontera, la imagen de Padre Jesús y la de la Pollinica.

Aclaremos para finalizar este artículo y todos los que a los artesanos rondeños de los próximos se refiere que no es, desde luego, aunque laboriosa, una relación completa la que ofrecemos y que más de uno digno de celebrarse se habrá quedado en el tintero. Sí que nos gustaría que para animar a un estudio más serio fueran de utilidad y modesta base estas líneas y las que ofreceremos sobre el mismo tema.