
ARANTZA FURUNDARENA
Sábado, 2 de mayo 2020, 00:07
Ser hija de una figura del toreo como Dámaso González y haber sido nuera de Palomo Linares y Marina Danko hicieron de ella una famosa de revista. A lo que contribuyó su fotogenia. Pero Marta González Tarruella sobrepasa con creces las dos dimensiones del papel cuché. Tiene la carrera de Periodismo, un postgrado en el Manhattan College de Nueva York, un 'stage' en el Parlamento Europeo en Bruselas y a punto estaba de leer su tesis doctoral en Ciencias Políticas en la Complutense cuando su vocación académica se vio arrollada por una pasión galopante... El inevitable vuelco que provoca toda separación matrimonial hizo que esta futura catedrática se cayera del caballo. O más bien, se montara en él para siempre. «Decidí volver a mis raíces», explica Marta, convertida, a sus 39 años, en exitosa reportera del mundo ecuestre.
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Sus raíces se hunden, entre toros bravos y caballos, en 'Los Prados', la finca de Albacete donde pasa estas semanas de confinamiento junto a su madre, sus hermanos, su sobrino Tristán y sus cuñados, entre ellos, el torero Paco Ureña, cuya gesta taurina el pasado agosto en la plaza bilbaína de Vista Alegre todavía se recuerda. «Entreno con él a diario. Solo vive para el toro», dice Marta. Ella, justo antes de la pandemia, andaba embarcada en un periplo televisivo que durante seis meses la llevó a visitar algunas de las mejores yeguadas del mundo para un programa de la cadena azteca Televisa, titulado 'Mundo a caballo'. «En España se echa de menos un formato así -lamenta-. El mundo ecuestre es mucho más que un sector elitista para cuatro privilegiados».
Ha estado en la hacienda del cantante mexicano Vicente Fernández, donde se quedó prendada de sus más de cien caballos miniatura en libertad... «Miden 50 centímetros de altura, parecen perros pero son auténticos caballos aunque lógicamente no se pueden montar. Los han conseguido a base de cruzar distintas razas». En la finca de los míticos rejoneadores Peralta le hablaron de Bo Derek. La actriz rodó allí la película 'Bolero' y demostró ser una consumada amazona. Los Peralta, que habían sufrido algunos contratiempos con otras actrices no tan duchas en la monta, se quedaron enamorados de la simpatía de Bo y embobados con su destreza y su «tremenda conexión con los caballos».
El mundo ecuestre le ha permitido a Marta para realizar un safari a caballo por una reserva africana y también acceder al santuario secreto de millonarios ilustres como los Beckham, los Hermés o los Kennedy. La segunda temporada del programa ha quedado aplazada por la pandemia. Igual que las bodas organizadas por la empresa que Marta dirige junto a su hermana y que iban a celebrarse a partir de mayo en su finca. Marta reconoce que su padre, fallecido en agosto de 2017, sigue siendo «el espejo» en el que se mira. Desde cría, cuando era una niña tímida a la que no le gustaba la playa, le acompañaba a caballo en las labores del campo, apartando toros y encerrando vacas.
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