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PP y PSOE se desangran en las grandes ciudades

PP y PSOE se desangran en las grandes ciudades

El resultado obtenido por los dos grandes partidos en las municipales de mayo fue un aldabonazo para sus ejecutivas

Nuria Vega

Viernes, 4 de diciembre 2015, 14:25

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En el terreno de juego de las elecciones del 20 de diciembre, la batalla se jugará en las grandes ciudades. Es allí donde las formaciones emergentes, carentes de una estructura política consolidada en los lugares menos poblados, exhiben músculo tras los comicios municipales del pasado 24 de mayo. Podemos, asentado desde entonces en gobiernos como los de Madrid y Barcelona, ha fijado como prioridad las capitales con mayor número de habitantes. «Las ciudades más grandes -dice el secretario político de la formación, Íñigo Errejón- suelen abrir la puerta al cambio político». Pero también Ciudadanos se nutre del voto urbano que antes acaparaban PP y PSOE, que ahora ven debilitadas sus posiciones en los principales municipios.

Las elecciones locales y autonómicas supusieron para los populares la pérdida de su poder territorial y local. Donde en 2011 su poderío era incontestable, el partido de Mariano Rajoy pasó por el trago amargo de despedirse de bastiones controlados durante décadas, como los ayuntamientos de Madrid y Valencia. En esta última ciudad, la eterna Rita Barberá tuvo que pasar el bastón de mando al candidato de Compromís, Joan Ribó, con el apoyo de Valencia en Comú, marca blanca de Podemos y en Madrid, Ana Botella cedió el despacho a Manuela Carmena, también avalada por el partido de Pablo Iglesias.

Contexto diferente

Las cifras no dejan margen para la duda. La comparativa entre los resultados electorales de 2011 y los de 2015 arroja una pérdida importante de respaldo para el PP y el PSOE en las capitales. En Madrid los populares se dejaron por el camino 193.660 votos. En Valencia la sangría fue de 102.764 papeletas. En Barcelona, el PP perdió 43.424, mientras que en Sevilla obtuvo 59.782 apoyos menos. En el caso de los socialistas, y a pesar de algunos pactos postelectorales en los que salieron beneficiados, significativos son los 115.448 sufragios perdidos en Madrid, los 66.704 en Barcelona, o los 28.459 en Valencia. En Sevilla, sin embargo, el PSOE logró 4.000 votos más que hace cuatro años.

En su sede central de la madrileña calle Génova, la dirección de los populares confía en recuperarse antes de que se abran las urnas el 20 de diciembre y se decida la nueva constitución del Parlamento, un contexto «diferente», subrayan, al de las elecciones locales o autonómicas. Por ahora, el CIS confirma la supremacía de PP y PSOE en los pequeños municipios y, aunque su muestra no sea lo suficientemente amplia como para bajar a ese detalle, contempla un mínimo avance de la formación de Rajoy respecto al pasado julio en las ciudades de más de un millón de habitantes. Es decir, Madrid y Barcelona. Un 14,4% de los encuestados apuesta por el PP, en respuesta espontánea, mientras que Ciudadanos, con un 13,7, pisa los talones del partido que sustenta al Gobierno.

Problema crónico

El drama para el PSOE, aún así, es que tiene pocas razones para la esperanza. Es posible que las poblaciones medianas y pequeñas, menos permeables a los cambios, contribuyan a sostener las vigas de su edificio en pie en estas elecciones, pero su problema con las grandes ciudades, las que habitualmente anticipan el comportamiento del voto nacional a medio plazo, viene de muy lejos. Ya traía de cabeza a los dirigentes del partido en los tiempos en los que gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero y ni el equipo de Alfredo Pérez Rubalcaba ni el de Pedro Sánchez han sido capaces de embridarlo.

Si en las municipales del pasado mayo la diferencia entre PP y PSOE en toda España fue de tan solo dos puntos (o de tres en las europeas de 2014) en las grandes ciudades la brecha fue mucho mayor: 19 en Madrid, 16 en Cádiz, 12 en La Coruña, diez en Valencia, otros tantos en Valladolid y Málaga, ocho en Zaragoza Pero quizá lo más alarmante, por sintomático, sea que, en muchas de ellas, fue adelantado como fuerza mayoritaria de la izquierda por las candidaturas de las que formaba parte Podemos. Los socialistas fueron quintos en Barcelona, cuartos en Valencia y terceros en Madrid, Zaragoza, Cádiz y La Coruña.

Algunos expertos sostenían ya en 2009 que, al margen de las razones habituales esgrimidas por los socialistas para explicar sus pinchazos en las ciudades más pobladas -el incremento de los niveles de renta o la expulsión de los jóvenes a las periferias- la izquierda se veía fundamentalmente lastrada por la inexistencia de movimientos cívicos y vecinales similares a los que existen en las grandes ciudades europeas. En esta legislatura esos movimientos emergieron a partir de las manifestaciones del movimiento 15-M en 2011, pero obviamente, no ha sido el PSOE el que los ha capitalizado.

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